Las imágenes de video se hicieron virales: un comando ingresó al Hospital General de Salvatierra, Guanajuato, para “rematar” a una persona que había quedado herida en una balacera del día previo, martes 16 de enero de 2018, en la cual habían sido asesinadas otras cinco personas. En la ejecución del hospital, también fue asesinado el elemento de policía que custodiaba al herido. Días atrás, el líder del tianguis local, junto con dos de sus hijos, fueron ultimados a balazos; y también días atrás un abogado de la ciudad fue ejecutado.
Es la nueva realidad de este “Pueblo Mágico”. Ante el caos, el Presidente Municipal llamó en su cuenta de facebook a “no apanicarse” y anunció, al parecer, lo que serán “cursos de capacitación” para la seguridad ciudadana. El Doctor Velázquez es mi amigo y es un buen hombre, sin duda, pero en lo que respecta al manejo de la seguridad pública, su gestión ha tenido muy malos resultados.
Esta oleada de violencia en este municipio se da en el contexto del inicio de año más violento en la historia de Guanajuato. De acuerdo con los conteos que llevan a cabo a diario el portal de noticias Zona Franca y el periódico A.M., en lo que va del 2018 han ocurrido al menos 150 ejecuciones, una cifra que implica un promedio diario de 7 ejecuciones; por lo que, de mantenerse esa tendencia, al final del año se rebasarían los 2,550 casos, cifra superior a lo que ocurrió en el año 2017 en el estado de Guerrero.
Ante esta realidad, Newsweek en Español logró entrevistar a un integrante de la Policía Municipal, de quien por razones obvias, guardamos su identidad. Con él abordamos los siguientes temas.
- Capacitación. A decir de este elemento de la Policía Municipal de Salvatierra, hay una escasa y de mala calidad capacitación en el municipio. Pone un ejemplo: se contrató un curso de adiestramiento que normalmente implica 900 horas. En Salvatierra se realizó con 600 horas. Este curso tiene un valor comercial de alrededor de 500 mil pesos, pero en el municipio, a su decir, se pagó en un millón de pesos o quizá más; es decir, por menos horas se pagó el doble de lo que normalmente costaría; y peor, el contenido del curso no fue ni apegado a lo que normalmente se enseña; y los instructores igualmente dejaron mucho qué desear.
- En Salvatierra, nos dice, se tiene un pésimo equipo. Pone dos ejemplos. El primero es relativo a los chalecos “antibalas”. En los últimos años se les ha cambiado el forro; pero hay muchos de los cuales ya caducó la placa interna, y la cual es la que debería renovarse. ¿Cómo pueden tener así de desprotegida a la corporación?, se pregunta; y remata: “de qué sirven los forros nuevos, si lo que nos van a disparar son balas, no flores”.
El segundo ejemplo es relativo al armamento. Se les dan 5 cartuchos a cada elemento. ¿Cómo podríamos enfrentar a los criminales que traen armas de alto poder y cuando menos 200 cartuchos por delincuente?
- Condiciones de trabajo. El director de la corporación, sostiene, es un déspota. Trata mal al personal; no lo motiva; no está capacitado para el cargo. Ni siquiera aprobó el “Examen de Confianza”. Se nos pagan 4 mil 400 pesos, por quincena y nuestro seguro de vida es por 100 mil pesos ¿la vida de un elemento vale eso?, pregunta apesadumbrado.
- Desinterés del Presidente Municipal. Hay un olvido de nosotros de parte del Presidente, acusa. Nunca se acerca, nunca nos respalda, nunca ha mostrado un interés real por la seguridad y por nosotros, que somos su instrumento para dársela a la ciudadanía. Veo a un Presidente Municipal que no sabe qué hacer.
- “La maña”. De acuerdo con nuestro entrevistado, “la maña” controla a las autoridades de toda la región. Y teme que las cosas se pongan peor. El mando único no traería la solución. Lo que se requiere, pide con urgencia, es que la Marina o el Ejército Intervengan a la corporación y la “limpien” de los elementos corruptos. El panorama para lo que resta del año es desolador, y alerta: “si no hay una intervención federal comprometida, esto se va a calentar más y va a empeorar”.
El testimonio de este policía es más que claro. También es desolador. Y es que la conclusión inevitable al escucharlo es simple: las autoridades son corruptas, indolentes y quizá, hasta coludidas con la delincuencia organizada, lo cual deja en la indefensión total, no solo a la corporación, sino ante todo, a la ciudadanía.
Cuando en la edición de Newsweek en Español-Guanajuato del mes de noviembre, alertamos que Guanajuato se había convertido en una entidad con una violencia desbordada, la respuesta gubernamental fue incomprensible: la autoridad nos acusó de estar montando una “campaña de desprestigio” y de querer “incendiar al estado”. Nada más falso. A menos de tres meses, la realidad nos da la razón y se confirma la urgencia de un cambio de estrategia que regrese la tranquilidad y La Paz al estado.
Nadie quiere más asesinatos y ejecuciones; nadie quiere que la violencia criminal se convierta en violencia política; nadie quiere más balas y sangre sonando y derramándose en la calle. Y nadie puede aceptar más como argumento, que se trata de “hechos aislados” o que, en todo caso, “se andan matando entre malos”.
Queremos paz; queremos seguridad y condiciones para el desarrollo. Queremos poder salir a la calle con tranquilidad; y hasta ahora ni el Gobierno, pero no nos engañemos, tampoco los partidos “de oposición” han construido una alternativa viable.
Urge pues otra política; otra forma de gobernar. Otra ética pública. En esas estamos.
@saularellano