Por: Kastalia Medrano
El pasado 3 de enero,New York Magazine publicó el extracto un libro en el que el antiguo jefe de estrategia de la Casa Blanca Stephen Bannon se refería a Donald Trump Jr. como potencialmente “traidor”. El presidente Trump respondió de inmediato con una declaración en la que decía que Bannon había “perdido la cabeza”, de acuerdo con The New York Times, negando que Bannon hubiera hecho alguna aportación al gobierno y que deseaba “quemarlo hasta sus cimientos”, refiriéndose a Estados Unidos.
Bannon ha sido una “figura guía” para Trump, y durante la carrera política de este último, ambos se han convertido en “almas ideológicamente gemelas”, como confirmaron al Washington Post fuentes cercanas a ambos.
“Fue una relación muy saludable, comprometida e íntima la que cabría esperar entre la persona que acababa de ganar la presidencia y la persona que había dirigido la campaña”, declaró al Washington Post John Thornton, excompañero de trabajo de Bannon el Goldman Sachs y a quien Bannon ha descrito como un “mentor”. “Resulta incuestionablemente claro que fue una figura muy importante para ayudar al presidente a lograr sus objetivos”.
Más allá de la agitación política, podría existir una dinámica que resulta familiar para los psicólogos. Shimul Melwani, profesora adjunta de conducta organizacional de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, dijo aNewsweekque la actual disputa ilustra un fenómeno psicológico conocido como “alergia social”. Cuando tenemos contacto durante un tiempo con la conducta negativa de una persona, aprendemos a ajustarnos y a normalizar esa conducta, sin embargo, al final, tras sufrir un contacto repetido y acumulado, “la gota que derrama el vaso ” produce una abrupta explosión.
A pesar de las amenazas de Trump de emprender una acción legal, Bannon ha dicho que todavía apoya al presidente, de acuerdo con NPR. En las relaciones familiares, dice Melwani, la lealtad suele ser suficiente para superar esa reacción; sin embargo, en el caso de una relación de trabajo, lo más frecuente es que no sea posible recuperarla.
“Cuando una persona pierde una relación de trabajo debido a una traición personal, esa persona tiende a actuar en una forma bastante anormal”, declaró Melwani a Newsweek“, en contra de la persona [que cometió la transgresión] pero también contra la organización. Esa persona experimenta menos compromiso hacia el trabajo y se centra mucho en ella misma”.
Melwani, que actualmente estudia la disolución de la amistad en el lugar de trabajo, afirma que su investigación ha indicado dos causas principales. La primera de ellas es la pérdida estructural: menos tiempo para interactuar cara a cara debido a que la persona ha sido transferida, ascendida, etcétera, por lo que no es especialmente aplicable en este caso. La segunda es la transgresión interpersonal, y la disputa entre Trump y Bannon es “un ejemplo perfecto” de ella, señala Melwani.
“La transgresión interpersonal se deriva directamente de la traición, generalmente, cuando alguien propaga chismes o dice algo negativo acerca de otra persona, ya sea frente a frente, o con otras personas”, dice Melwani. “Cuando las personas están en una situación en la que se sienten tratadas injustamente o que están siendo traicionadas, experimentan una profunda ira”.
De acuerdo con Melwani, las investigaciones en este campo demuestran de manera inequívoca que la ira tiene una extraordinaria tendencia a “escalar”, es decir, simplemente nos vamos enfureciendo cada vez más. Mucho más que los sentimientos de pérdida, los sentimientos de ira provocan el impulso a responder mediante alguna forma de acción. Y más que cualquier otra emoción, la ira se relaciona con la agresión y con “tratar de corregir la situación injusta”. Para algunas personas, este impulso puede manifestarse de una manera positiva, como hablar tranquilamente sobre sus problemas con la parte ofensora.
“Con mucha frecuencia, cuando tratamos de corregir la situación ‘si estamos enojados y no vemos las cosas claramente, decimos cosas muy hostiles y muy maliciosas”, señala Melwani. “O las tuiteamos”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek