El Pentágono advirtió este jueves de posibles retrasos en entregas de armas y otras consecuencias militares, ante un posible bloqueo presupuestal que obligue al cierre del gobierno de Estados Unidos.
Mientras demócratas y republicanos discuten sobre los gastos federales, el gobierno de Estados Unidos enfrenta un inminente cierre si no se renueva su financiamiento.
Líderes de ambos partidos tenían previsto reunirse en la Casa Blanca a última hora de este jueves para tratar de evitar la parálisis, o acordar una medida provisional de financiamiento por dos semanas, llamada “resolución de continuidad”.
Ambas opciones serían malas para los militares, advirtió el contralor del Pentágono David Norquist, destacando que “nadie recibe pagos” en el caso de un cierre total.
“Los civiles que se reportan al servicio no reciben pagos, los militares en el terreno no reciben pagos”, dijo a periodistas.
En 2013, un bloqueo similar llevó a que 850,000 oficiales del gobierno fueran enviados temporalmente a casa. Parques nacionales cerraron por dos semanas y se perdió medio punto porcentual de crecimiento económico.
Un cierre del gobierno también implicaría una pausa en el pago de los beneficios a las familias de los agentes muertos en combate, dijo el responsable.
Sobre una resolución de continuidad, Norquist dijo que también tiene efectos negativos para el ejército y potencialmente para los comandos en las múltiples zonas de conflicto donde está presente Estados Unidos.
Por ejemplo, algunos contratos para reponer las disminuidas existencias de municiones del Pentágono serían puestos en pausa hasta que fuera aprobado un presupuesto general, causando potenciales retrasos en los envíos y en las contrataciones que los contratistas privados tienen que hacer para fabricar armamento.
“Es muy perjudicial”, subrayó Norquist.