Han transcurrido seis años y medio desde que el doble golpe gigante de un terremoto y un tsunami causaran la fusión parcial de la planta nuclear japonesa Fukushima Daiichi. En ese tiempo, los científicos han identificado una amplia variedad de consecuencias, desde fugas de agua radiactiva no reconocidas hasta una oleada constante de desechos plásticos que transportan nuevas especies a todo el océano, y el primer caso confirmado de cáncer causado por el siniestro.
Pero ahora, según un nuevo artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, hay otra más que añadir a la lista: átomos de cesio radiactivo que han lixiviado en el mar a distancias de hasta 95 kilómetros de la planta.
El cesio es un elemento natural que se encuentra en concentraciones bajas en la corteza terrestre. Pero el cesio radiactivo es otra cosa. Esa versión solo puede crearse detonando armas nucleares o mediante la fisión de uranio para obtener energía nuclear. Los humanos que tienen contacto con cantidades suficientemente grandes de cesio radiactivo pueden presentar desde nausea y diarrea hasta otros problemas de salud.
El artículo asegura que esto no debiera ocurrir a resultas de la filtración de cesio recién identificada. “Nadie está expuesto si bebe de esta agua y, en consecuencia, la salud pública no es la principal inquietud en este caso”, escribieron los coautores. Al menos dos playas estudiadas eran resorts populares antes del tsunami, pero el cesio está contenido bajo la superficie. No obstante, los autores señalan que casi la mitad de los 440 reactores nucleares del planeta están instalados en alguna costa, lo que significa que este problema podría reaparecer y que, por tanto, debe quedar contemplado en los proyectos de construcción y emergencia.
Los científicos que publicaron el nuevo artículo tomaron muestras de agua subterránea en ocho playas que rodean el sitio de la planta nuclear, y determinaron cuánto cesio radiactivo contenía el agua. Hallaron niveles más elevados del elemento en las arenosas aguas subterráneas que en los mares, ríos o en el agua subterránea tierra adentro, la cual también es potable; de hecho, el manto freático de las playas es, incluso, 10 veces más radiactivo que el mar directamente contiguo a la planta de Fukushima.
Mediante algunos experimentos de laboratorio, el equipo descubrió que la causa era la arena: justo después del terremoto, el tsunami y las fusiones, el agua de mar arrastró cesio radiactivo hacia las playas. En condiciones de poca salinidad, el cesio puede adherirse a las partículas de arena, atrapando la radiactividad en la costa. Pero, en los años transcurridos desde el accidente, las playas han sido lavadas por el agua marina salada, lo que ha causado que el cesio vuelva a flotar libremente hacia el océano.
Aunque esta lixiviación se ha ralentizado desde el periodo inmediato al siniestro, sigue siendo una fuente de radiactividad significativa que se había pasado por alto. Y si el fenómeno se repite en alguna otra parte, podría no ser igual de benigno.
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Publicado en cooperación conNewsweek / Published in cooperation withNewsweek