Kim Kardashian, entre otras mamás famosas, ha hecho que comer placenta después del parto parezca tan normal como tomar vitaminas prenatales, haciendo que la comunidad médica emita advertencias sobre el acto.
Los defensores creen que la placenta es rica en hierro y hormonas, por lo que es una buena fuente de nutrientes para ayudar a las madres a recuperarse del parto. Las nuevas madres que desean comer la placenta, a menudo la dejan secar y la convierten en pastillas que se pueden tragar como cualquier otro suplemento. Algunos creen que aumenta el estado de ánimo y previene la depresión posparto.
Pero los médicos dicen que estas afirmaciones no tienen ningún sustento. Un nuevo artículo que revisa las pruebas que hay hasta ahora, publicado en el American Journal of Obstetrics and Gynecology, concluye que la placentofagia, como se conoce la práctica, no tiene beneficios respaldados científicamente y en realidad puede ser dañina.
De acuerdo con el informe, solo se realizó un estudio científicamente sólido en el consumo de placenta, y esa investigación se basó en solo 14 mujeres. Los investigadores encontraron que las píldoras de placenta contribuían solo con alrededor del 24 por ciento de las necesidades diarias de hierro de una madre lactante. Como destaca el autor, el apoyo a la práctica es en su mayoría anecdótico y sería difícil crear un buen estudio, especialmente porque los participantes probablemente sean sesgados y menos inclinados a reportar efectos secundarios negativos.
“Médicamente hablando, la placenta es un producto de desecho”, dijo el ginecólogo y autor del estudio Alex Farr, de la Universidad Médica de Viena, en un comunicado. Reconoció que muchos mamíferos lo hacen en la naturaleza, pero explica que el comportamiento no es una práctica común en cualquier cultura humana. De hecho, compara el acto con el canibalismo, afirmando que la placenta es en realidad una parte del recién nacido.
Además de la escasez de investigaciones que respaldan la práctica, hay otra razón por la que debes pensar dos veces antes de hacer pastillas para la placenta: puede ser peligroso. La obstetra-ginecóloga Kecia Gaither, directora de servicios perinatales del Lincoln Medical and Mental Health Center en el Bronx, Nueva York, dice que la contaminación es una preocupación muy real. “Lo más peligroso que puede ocurrir es que la madre pueda desarrollar una infección sistémica por el consumo de una placenta que esté contaminada o infectada”, dijo Gaither a Newsweek por correo electrónico.
En junio, los Centros para el Control de Enfermedades advirtieron a las madres sobre los peligros de ingerir pastillas que no se han encapsulado de manera segura. Sus documentos revelaron que un bebé en Oregón se enfermó por una infección que pasó a través de la leche materna de su madre. Las pruebas rastrearon la enfermedad del niño a las bacterias que se encuentran en las píldoras de la placenta. No hay pautas para procesar la sustancia, lo que plantea preocupaciones adicionales.
Gaither aconseja especialmente a las madres contras las infecciones, como el VIH o el herpes. La apuesta más segura puede ser evitar este dudoso ritual y hablar con su médico acerca de la nutrición posparto y los tratamientos científicamente sólidos para la depresión posparto.
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Publicado en cooperación conNewsweek / Published in cooperation with Newsweek