En las próximas semanas –e incluso meses-, los residentes de Houston y otras áreas del sur de Texas que se han visto fuertemente afectadas por el huracán Harvey enfrentarán desastres de salud pública a resultas de los desprendimientos de tierra y las aguas de inundación contaminadas, pues es evidente que el desastre natural ha convertido la ciudad en un extenso pantano infestado de patógenos.
La precipitación de Harvey está transformando barrios enteros en ríos contaminados y potencialmente tóxicos. Y es inevitable que gran parte de la población tenga contacto con el agua de inundación, lo cual pone en riesgo a los residentes de contraer infecciones bacterianas diarreicas, la enfermedad del legionario (Legionella) y virus transmitidos por mosquitos.
Chris Van Deusen, portavoz del Departamento de Servicios de Salud de Texas, informa que los funcionarios del estado ya están tomando medidas para responder a la pesadilla de salud pública que se avecina. Van Deusen dice que los funcionarios estatales y locales están enfatizando que el público evite beber agua del grifo, advertencia que suele hacerse después de un huracán. Sin embargo, en el caso de Harvey, abstenerse del usar dicho servicio público podría resultar crítico ya que, el lunes pasado, y a fin de prevenir problemas de infraestructura ulteriores, funcionarios del estado drenaron dos reservorios que son parcialmente responsables de suministrar agua a la ciudad. Pero al hacerlo, es probable que el agua potable entrara en contacto con el agua de inundación contaminada.
Esto ha ocasionado que muchos –o la mayoría- de los residentes de Houston se queden sin suministro de agua potable. Y ahora, todos los funcionarios de salud insisten en que los habitantes de Houston hiervan el agua para acabar con las bacterias o bien, consuman agua embotellada.
El agua estancada es un semillero para todo tipo de patógenos. Pritish Tosh, médico especialista en enfermedades infecciosas e investigador de la Clínica Mayo, señala que las aguas de inundación del huracán podrían estar contaminadas con la bacteria patógenaEscherichia coli (E. coli), la cual ocasiona graves enfermedades intestinales. Otra bacteria que puede encontrarse en las aguas de inundación esShigella, la cual también causa una enfermedad gastrointestinal cuyos síntomas incluyen diarrea, vómito, fiebre, dolor abdominal y deshidratación.
Las enfermedades bacterianas son un problema común y esperable en huracanes “épicos”. Un estudio realizado a la zaga de Katrina identificó casos de vibriosis, grupo de enfermedades causadas porVibrio vulnificus,V. parahaemolyticus y otras bacterias del géneroVibrio, las cuales cobraron varias vidas.
Tosh también advierte al público sobre el riesgo de la enfermedad de los legionarios, la cual se debe aLegionella, una bacteria que vive en el agua dulce y que se transmite fácilmente a los sistemas hidráulicos artificiales durante una inundación. El contagio ocurre mediante inhalación de aerosoles (minúsculas gotas de agua que flotan en el aire), y la enfermedad causa síntomas de neumonía, así como cefalea y trastornos gastrointestinales.
Muchas enfermedades bacterianas se resuelven por sí solas, pero otras requieren de antibióticos. Por ejemplo, la enfermedad de los legionarios obliga a administrar un tratamiento con azitromicina o ciprofloxacino. Los funcionarios de salud de Houston han distribuido unidades médicas móviles temporales por toda la ciudad, abasteciéndolas con antibióticos y vacunas antitetánicas para prevenir y tratar infecciones, informó Van Deusen.
Las aguas de inundación también impactan ambientes de interiores y vuelven las casas especialmente propicias al desarrollo de mohos, cuyas esporas representan graves riesgos de salud pública, sobre todo para personas asmáticas y alérgicas al moho. En estos individuos, la exposición al moho puede precipitar problemas respiratorios agudos, así como sarpullidos y ataques alérgicos en general. Por otra parte, la inundación agravará el sofocante clima veraniego que es difícil de combatir en interiores sin electricidad.
“Houston es célebre por su humedad”, dice Jeff Dudan, experto en recuperación de desastres, fundador y Ceo de AdvantaClean, franquiciador nacional especializado en extracción de aguas y remediación de mohos en casos de emergencia.
Dudan, quien ha participado en la limpieza de varios huracanes de gran magnitud, incluidos Katrina y Sandy, ya ha enviado a Houston a cerca de 200 empleados de su compañía de Carolina del Norte para iniciar el largo y complicado proceso de limpieza profunda, y volver habitables los ambientes interiores contaminados por las aguas de inundación.
El estado también se encuentra en plena temporada de mosquitos. Diversos expertos dicen que es muy probable que las aguas estancadas provoquen un incremento en la población de mosquitos de la ciudad, sobre todo deAedes aegypti yAedes aegypti albopictus, dos vectores de varios virus peligrosos como Zika y fiebre amarilla (en julio, Texas notificó de su primer caso de transmisión local de virus Zika de la temporada, en el condado sureño de Hidalgo, que se encuentra a unas cinco horas al sur de Houston). La inundación extrema vuelve particularmente difícil el control de los mosquitos, pues los insecticidas no son eficaces en grandes extensiones de aguas de inundación. Tosh considera que, en la mayoría de los casos, la única protección contra la picadura de mosquitos es usar mangas largas y pantalones, así como repelentes contra insectos que contengan DEET (N,N-Dietil-meta-toluamida).
Hasta el momento, se han evacuado y cerrado temporalmente más de 20 hospitales en el estado, lo cual podría complicar el tratamiento de la población afectada por enfermedades causadas por patógenos transmitidos en el agua. Con todo, Van Deusen afirma que el Departamento de Salud está listo para investigar cualquier enfermedad que pueda manifestarse, sobre todo en refugios y otros espacios cerrados y hacinados donde miles de residentes de Houston están albergándose mientras pasa la tormenta.
—
Publicado en cooperación con Newsweek/ Published in cooperation with Newsweek