Con la llegada de salmón modificado genéticamente a los platos de los consumidores en Canadá, las organizaciones ecologistas denunciaron este lunes la falta de un etiquetado obligatorio y pidieron a los supermercados retirarlo de la venta.
“El primer animal genéticamente modificado llega al mercado y los consumidores canadienses se convierten, sin saberlo, en los primeros conejillos de indias”, declaró el lunes Thibault Rehn, de la organización Vigilance OGM.
El viernes, la empresa estadounidense AquaBounty Technologies anunció la venta “de cerca de cinco toneladas de filetes de salmón” transgénico en el mercado canadiense, tras haber obtenido en mayo el permiso de las autoridades sanitarias.
El Departamento de Salud y la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos (CFIA) consideró que este salmón “es tan sano y nutritivo para los humanos y el ganado como el salmón clásico”.
“AquaBounty no ha revelado dónde se venden los filetes de salmón genéticamente modificado, y nos ha sorprendido descubrir que actualmente están llegando al mercado”, criticó Lucy Sharrat, de la organización Canadian Biotechnology Action Network (CBAN).
Estos salmones transgénicos se crían en Panamá, pero la compañía AquaBounty quiere producirlos directamente en la Isla del Príncipe Eduardo, al este de Canadá.
La organización ambiental Ecology Action Centre (EAC) había denunciado a finales de julio el acuerdo dado por el gobierno provincial para la construcción de una piscifactoría, mientras que el Departamento de Salud federal no había dado su autorización.
El salmón transgénico desarrollado por AquaBounty contiene un gen de una hormona de crecimiento, lo que le permite crecer más rápidamente que los otros salmones.
Puede alcanzar su talla adulta entre los 16 y 18 meses, en lugar de los 30 meses que le lleva al salmón natural del Atlántico, de donde este proviene.
Las organizaciones de consumidores y ecologistas tratan de persuadir a los grandes distribuidores de rehusarse a comercializar del salmón transgénico.
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