Se calcula que, tan solo en la Vía Láctea, existen 100,000 millones de estrellas y 100,000 millones de planetas, muchos de los cuales son “potencialmente habitables”, lo que significa que podrían tener las condiciones adecuadas para que surja la vida.
Si se calcula que hay 2,000 billones de galaxias en el universo, éste debe estar repleto de vida extraterrestre. Pero, ¿dónde está?
Es importante recordar que, cuando los científicos hablan de vida extraterrestre, hablan de dos tipos de ella: microbiana e inteligente. Cuando la NASA habla acerca de buscar vida en otras partes de nuestro sistema solar, como en Encélado, la luna helada de Saturno, se refieren a vida microbiana, células simples y primitivas u organismos multicelulares, y no a seres inteligentes que hayan desarrollado algo semejante a lo que tenemos aquí en la Tierra.
La vida microbiana puede existir en algunas de las condiciones más extremas de la Tierra, desde el fondo del océano hasta el calor infernal de los respiraderos hidrotermales. Si aplicamos nuestro conocimiento de la vida en la Tierra a las condiciones que podrían existir en otros planetas, la probabilidad de que exista vida capaz de sobrevivir aumenta.
Por otro lado, está la vida inteligente. La inteligencia no significa necesariamente inteligencia humana. Puede producirse en muy distintas formas. Por ejemplo, los científicos consideran que los pulpos son extremadamente inteligentes. Sin embargo, no podemos sostener una conversación con un pulpo, ya que posee una forma de inteligencia que es distinta a la de nosotros.
También existe el argumento según el cual nosotros, como especie, no somos demasiado inteligentes. En la escala de Kardashev, que es una medida del nivel de inteligencia de una civilización con base en el avance tecnológico logrado, el género humano ni siquiera se encuentra en el nivel 1. La civilización más avanzada podría haber dominado los viajes interestelares, así como aprovechar y controlar la energía producida por toda su galaxia.
Se calcula que el universo ha existido durante 13.82 mil millones de años, y que las primeras estrellas se formaron alrededor de 500 millones de años después. Después de las estrellas, vinieron los planetas, siendo nuestra Tierra una adición bastante tardía, pues fue creada hace 4.6 mil millones de años.
Con la incontable cantidad de planetas potencialmente habitables que se han formado durante toda la historia del universo, la probabilidad de que la vida surgiera únicamente en uno de ellos, la Tierra, es extremadamente pequeña. Sin embargo, si la vida extraterrestre se encuentra por todas partes, ¿entonces por qué parece que estamos solos? A este enigma se le conoce como la Paradoja de Fermi.
Dhara Patel, astrónoma del Observatorio Real de Greenwich, declaró a Newsweek: “La estrella más cercana a nosotros se conoce como Próxima Centauri, y en agosto del año pasado encontraron un exoplaneta girando alrededor de este estrella. Se encuentra a 4.2 años luz de distancia. Si hablamos de la tecnología actual, de la tecnología que tenemos en nuestras naves espaciales, nos tomaría 70,000 años llegar ahí.
“La vida en la Tierra empezó hace apenas 4,000 millones de años. Nuestro universo tiene 13.8 mil millones de años, y las primeras manifestaciones de vida pudieron haberse iniciado alrededor de uno o dos mil millones de años después del inicio del universo, así que pasó un enorme período de tiempo antes de la formación de la Tierra, en el que pudieron haberse desarrollado y desaparecido civilizaciones enteras sin que nosotros lo sepamos. ¿Estamos en el momento adecuado? ¿Nos hemos perdido de alguna civilización del pasado, o habrá alguna civilización en el futuro con la que podamos comunicarnos?”
Mientras tanto, los investigadores trabajan para identificar planetas que se encuentren en la zona habitable de sus respectivos sistemas solares. Se trata de la región del espacio en el que pueda existir el agua líquida, y que no sea ni demasiado fría ni demasiado caliente.
El telescopio James Webb de la NASA, que iniciará sus actividades el año próximo, será capaz de detectar las atmósferas de esos planetas, dando una clara indicación de si podrían alojar vida o no. El organismo espacial también planea una misión a Europa, la luna de Júpiter, para buscar vida microbiana, lo cual podría ser la primera prueba de que la vida existe en otras partes de nuestro sistema solar.
Sin embargo, mientras nuestra tecnología no se desarrolle hasta el punto en el que podamos explorar el espacio en períodos de tiempo mucho más breves, la probabilidad de encontrar vida inteligente es aún bastante remota.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek