Seis años de guerra han dejado secuelas a toda la población Siria. No obstante, son los niños quienes año tras año han sufrido las mayores consecuencias de este conflicto que tan solo el año pasado cobró la vida de al menos 652 infantes, de ellos 255 fueron asesinados en o cerca de una escuela.
Los datos son proporcionados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), los cuales dan cuenta también de cómo más de 850 niños fueron reclutados para combatir en el conflicto, más del doble que en 2015. Para la organización esto muestra que los niños están siendo utilizados y reclutados para luchar directamente en primera línea; cada vez participan más en el combate, en casos extremos como ejecutores, terroristas suicidas o carceleros.
“La magnitud del sufrimiento no tiene precedentes. Millones de niños de Siria son víctimas de ataques a diario, sus vidas están del revés”, explicó Geert Cappelaere, director regional de UNICEF en Oriente Medio y Norte de África. “Cada niño está marcado para el resto de su vida con consecuencias terribles para su salud, su bienestar y su futuro”, agregó.
Aunado a esta situación, están las dificultades de acceso a algunas partes de Siria lo cual sigue obstaculizando la valoración del sufrimiento de los niños y la asistencia humanitaria a los más vulnerables. “Más allá de las bombas, las balas y las explosiones, los niños están muriendo en silencio, a menudo debido a enfermedades que de otra manera se habrían prevenido fácilmente”, dice la organización.
La población infantil más vulnerables son los 2.8 millones de niños que se encuentran en las zonas de difícil acceso. De ellos, 280,000 viven bajo asedio, casi completamente aislados de la ayuda humanitaria.
UNICEF menciona que las familias están adoptando medidas extremas simplemente para sobrevivir, a menudo empujando a los niños al matrimonio o al trabajo infantil. Explica que en más de dos tercios de los hogares los niños trabajan para apoyar a sus familias, a veces en condiciones extremadamente duras incluso para los adultos.
Y sin embargo, destaca la organización, todavía hay historias extraordinarias de niños decididos a perseguir sus sueños y aspiraciones. “Seguimos viendo la valentía de los niños de Siria. Muchos han atravesado la primera línea de combate para presentarse a exámenes. Insisten en seguir aprendiendo, incluso en escuelas subterráneas. Hay mucho más que podemos y debemos hacer para cambiar la situación de los niños de Siria”, recuerda Cappelaere.