Las disculpas son muy importantes para Donald Trump. Estas son algunas de las formas en las que las ha pedido:
“¿Te disculpas?”
“Pide una disculpa.”
“¡Discúlpate!”
“¡Por favor discúlpate!”
“¡Quiero una disculpa!”
“Deberían disculparse.”
“¿Vas a disculparte?”
“¡Él debe dar una disculpa!”
“Debería disculparse.”
“¿Va a disculparse?”
“¡No tiene las agallas para disculparse!”
“¿Eres lo suficientemente hombre para disculparte?”
“¿Por qué no te disculpas?”
“¡DISCÚLPATE!”
La última de estas peticiones de desagravio fue dirigida a Snoop Dogg, a través de Michael Cohen, el abogado personal de Trump. El domingo, el grupo de música electrónica BADBADNOTGOOD publicó un video musical en el que el rapero apunta una pistola de juguete a un payaso vestido como Trump. El presidente no tomó muy bien ese asesinato fingido, y publicó un tuit la mañana del miércoles en el que decía que Snoop habría pasado “un tiempo en la cárcel” si hubiera “apuntado el arma y disparado al presidente Obama”.
“Es completamente vergonzoso”, dijo Cohen a TMZ Live el martes. “Snoop le debe una disculpa al presidente”.
Podría parecer una pérdida de tiempo por parte del presidente que dedique su energía a exigirle disculpas hasta la última persona que lo desdeña, pero esa es la moneda con la que negocia el indignado desarrollador de bienes raíces de las afueras de la ciudad. Él valora la lealtad por encima de todo, es rencoroso y si siente que le han faltado al respeto, exige desagravio. Muchas personas han comparado el temperamento de Trump con el de un niño, y esta es otra lección del jardín de infantes a la que se ha aferrado durante más tiempo que a la mano de Shinzo Abe. Sin embargo, para Trump, de 70 años de edad, las disculpas no tienen como objetivo ninguna clase de entendimiento mutuo; la meta es quitarle poder a sus adversarios. En realidad, tiene muy pocas oportunidades de obtenerlas, pero al exigirlas públicamente, piensa que puede generar una percepción de que se le debe algo. Se trata de un débil intento final de obtener aquello que desea más que cualquier otra cosa: respecto.
A la luz de la solicitud de Cohen a Snoop Dogg de una disculpa al presidente por fingir asesinarlo, presentamos una breve historia de Trump y las disculpas. Es tan parcial como cualquier persona podría haber imaginado.
Cultura pop
Si logras reunir la energía para llevar tu mente hasta la época anterior a que Donald Trump anunciara su candidatura, recordarás que el presidente no sólo era la estrella de “reality shows”, sino también un voraz consumidor de cultura de los tabloides. Es famoso su gran interés por la relación de Robert Pattinson con Kristen Stewart en 2012, donde tuiteó sobre cómo Pattinson debería “botarla” 10 veces en menos de un mes. A Trump le encanta el mundo de la fama, y cuando alguna persona famosa le falta al respeto, dicha persona debe disculparse.
Dos años después, Trump se embelesó con la relación de Katy Perry y el comediante británico Russel Brand, tuiteando supuestamente que la cantante merecía algo mejor. En uno de sus tuits, Trump mencionó que Brand le había enviado “una linda carta de disculpa”, lo cual parece poco probable, tomando en cuenta que Brand respondió preguntándole a Trump, “¿Está usted borracho cuando escribe esos tuits? ¿O esa espuma que se pone en su calva cabeza le provoca alucinaciones?”
Sin embargo, el hecho de que Trump haya dicho que Brand se disculpó, independientemente del grado de verdad de ello, da la impresión de que Trump ganó la discusión. Como llegamos a darnos cuenta durante la candidatura, y ahora la presidencia de Trump, la impresión es, con frecuencia, más importante que la realidad.
Y las cosas se vuelven aún más extrañas.
En mayo de 2014, Trump pidió a un reportero que se disculpara por hacer comentarios despectivos hacia Kevin Durant, el entonces ala ofensiva del equipo de baloncesto Thunder de Oklahoma City, a quien calificó como “un jugador verdaderamente grandioso y un ganador”. La motivación detrás de esto sigue siendo un misterio. También pidió queSaturday Night Live se disculpara por un sketch acerca del accidente aéreo de Germanwings y, exigió famosamente que el reparto deHamiltonse disculpara ante Mike Pence después de que ellos expresaron sus preocupaciones sobre el gobierno entrante de Trump cuando Pence estaba entre el público. Pence ha dicho que no se sintió ofendido por el incidente.
Casi ninguna de las solicitudes de disculpa realizadas por Trump han suscitado una respuesta, pero en 2012, cuando Trump le exigió una disculpa a David Letterman, el presentador de televisión no pudo resistirse. Trump ha sido un pilar de los programas de Letterman desde la década de 1980, pero desde que el presentador llamó racista a Trump debido a sus afirmaciones acerca del lugar de nacimiento del presidente Obama, Trump se rehusó a volver a su programa y exigió una disculpa. Letterman se “disculpó” en la forma más Lettermaniana posible.
“Quizás no sea simplemente un racista”, dijo Letterman fingiendo sinceridad. “Quizás solo sea un tipo que periódicamente dice estupideces para llamar la atención de la gente”.
“Me gustaría que viniera al programa”, añadió. “Es un elemento al que extrañamos, especialmente ahora que la campaña [de 2012] va llegando a su fin, queremos tener aquí al grandote, bobalicón y esponjoso Donald Trump…. Así que esta es mi disculpa. Estoy diciendo que es posible que me haya equivocado en cuanto que él sea un racista. No queremos pensar eso de nadie. Es simplemente un bobo. ¿Qué tal?”
Política
Desde hace mucho tiempo, Trump había mantenido un interés superficial en la política. (Algunas personas dirían quetodavíamantiene un interés superficial en la política). Sin embargo, de anunciar su candidatura, el futuro Presidente manifestaba frecuentemente sus opiniones desde una especie de inexpugnable plataforma moral. Él era el conductor borracho que va en el asiento trasero, el mariscal de campo de la teoría política que dirige al equipo sentado en el sillón de su sala. Aún si Trump no participa directamente, el acto de hacer que alguien se disculpe ante otra persona implica una medida similar de respeto hacia Trump.
En 2012, pidió que Pakistán se disculpara por “proporcionar un refugio seguro a Osama bin Laden. En 2013, tuiteó que no sólo habría hecho que Rusia pidiera disculpas por dar asilo a Edward Snowden, sino que también los habría obligado a devolverlo Estados Unidos “en el avión más rápido que tuvieran”. En 2014, pidió a los presidentes George W. Bush y Obama que se disculparan por la guerra de Irak, a los republicanos que se disculparan por “echar a perder” la elección de 2012, favoreciendo a Obama, y que Jonathan Gruber, el “arquitecto” de Obamacare, no sólo se disculpara por el plan de atención sanitaria, sino que “devolviera el dinero a los contribuyentes”.
Desde que anunció su candidatura, ha pedido a Carly Fiorina, John McCain y, por supuesto, Hillary Clinton, que admitan sus fechorías ante Trump. Mientras tanto, él insultó la apariencia de Fiorina, dijo que McCain “no es un héroe de guerra” porque fue capturado, y arrojó un número incalculable de acusaciones ofensivas e insultos contra Clinton, todos los cuales merecían una disculpa. Sin embargo, no se ha disculpado por nada.
Durante la campaña, nadie se opuso con mayor fuerza a Trump que Mitt Romney, quien en marzo, pronunció un discurso televisado en el que dijo que Trump era un “estafador”. Trump respondió arremetiendo contra Romney, pero la solicitud de disculpa se produjo en noviembre, cuando Trump buscaba un secretario de Estado. Romney era candidato, e incluso cenó con Trump, pero este último le exigió a Romney que se disculpara por sus comentarios hechos en marzo. Finalmente, Romney se rehusó y Trump nombró a Rex Tillerson, director ejecutivo de Exxon, pero esto nos hace preguntarnos seriamente: ¿Trump consideraba de verdad a Romney, o simplemente agitaba el puesto frente a él como una forma de obligarlo a admitir públicamente su derrota?
Sin embargo, el político que le debe más disculpas a Trump es Obama. Además de la guerra de Irak, Trump le pidió a Obama que se disculpara por el programa Obamacare, Benghazi y el ébola, por los cuales Trump también pensaba que Obama debía renunciar. Mencionando un artículo del diarioWashington Times acerca del “flujo de inmigrantes ilegales” de Centroamérica, Trump dijo que Obama “pronto se disculparía”.
A pesar de las pruebas de que Obama nació en Estados Unidos, Trump no se mostró muy receptivo a la idea de disculparse por propagar la teoría conspiratoria de que el expresidente había nacido en Kenia.
Los medios de comunicación
Quizás, el mayor enemigo de Trump sean los medios de comunicación, y no hay nada que le gustaría más que CNN Noticias Falsas, el decadenteNew York Times o cualquier otro medio “sesgado” se disculpara por hablar mal contra él. Ha pedido que Mark Halperin de NBC se disculpe por mostrar un video de Trump “usando una muy mala palabra” ante un grupo de enfoque. Citando un artículo de Breitbart, tuiteó que CNN debía disculparse por favorecer a Clinton. Cohen le pidió a Jorge Ramos de Univisión que se disculpara no sólo ante su jefe, sino también ante “sus colegas periodistas” por decir que Trump era antiinmigrante. Trump incluso pidió que su amada Fox News se disculpara por “permitir” que Rich Lowry utilizara “un lenguaje tan soez” en televisión.
Trump le ha pedido alWall Street Journal que se disculpe por un artículo editorial “totalmente incorrecto” y por no mencionar que la ventaja de Clinton sobre Trump en la elección primaria se debió, en opinión de Trump, a que ella competía contra un solo rival. ElJournalno se equivocó en ninguno de los dos casos; simplemente publicó información en una forma que Trump encontró muy poco halagadora.
En un tono más amable, en 2013, Cohen exigió que el medio noticioso satírico The Onion se disculpara por ofrecer una cura temporal contra la depresión.
Si aún no te has dado cuenta, Trump no tiene mucho sentido del humor hacia él mismo.
Quizás la mayor racha de solicitudes de disculpas relacionadas con los medios se produjo después de que Trump afirmara que había visto a “miles y miles” de musulmanes de Nueva Jersey celebrando el 9/11. No hay ninguna prueba de esto, y sin embargo, Trump no sólo reiteró su afirmación, sino que exigió disculpas a aquellos que lo cuestionaron.
“¡Quiero una disculpa!”, tuiteó Trump junto con un extracto de una nota publicada en 2001 por el Washington Post donde se señalaba que “varias” personas habían sido detenidas por celebrar en las azoteas. Más tarde, mencionando información de CBS según la cual se encontró a ocho personas celebrando, Trump retuiteó la petición a Chuck Todd de NBC: “DISCÚLPATE, HIPÓCRITA”. Un día después, retuiteó un enlace a un artículo de Breitbart donde se mencionaba el mismo informe. “¿Se disculpara los medios convencionales?”, preguntó.
Desde luego, la única persona que debería disculparse por todo esto es Trump, pero a pesar de la frecuencia con la que llama a otras personas a que lo hagan, Trump se niega de inmediato a disculparse. Disculparse es rendirse y suplicar. Es un acto de humildad al que Trump parece ser alérgico. Disculparse también es admitir haber cometido una mala acción, y como hemos llegado a comprender. Trump siempre encuentra una forma de acomodar la realidad de manera que coincida con su visión del mundo y de él mismo.
Trump no se disculpó por acusar a miles de musulmanes de nueva Jersey de celebrar el 9/11. No se disculpó por burlarse del reportero discapacitado Serge Kovaleski. No se disculpó por implicar al padre de Ted Cruz en el asesinato de John F. Kennedy. No es probable que se disculpe por afirmar que se emitieron millones de votos ilegales a favor de Hillary Clinton, de lo cual no hay ninguna prueba, ni de acusar a Obama por intervenir los teléfonos de la Torre Trump, sobre lo cual, Devin Nunes, el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara, dijo el miércoles que no existe ninguna prueba.
La única vez que Trump ha hecho algún intento de disculparse, ha sido para servir a su propio deseo de ganar la presidencia. El ejemplo reciente más notable se produjo después de la filtración de un audio de 2011 en el que Trump hizo una sarta de comentarios lascivos acerca de las mujeres. Ya sabes de qué audio se trata.
A pesar del vídeo en Facebook, Trump defendió sus comentarios en varias ocasiones. Durante el segundo debate presidencial, negó haber alardeado de atacar sexualmente a las mujeres. “Se trató de una charla de vestidor”, dijo. “No me siento orgulloso de ello. Me disculpo con mi familia. Me disculpo con el pueblo estadounidense. Ciertamente, no me siento orgulloso de ello. Pero se trata de una charla de vestidor”.
Más adelante en el debate, nuevamente se negó a aceptar toda la responsabilidad de lo que había dicho, antes de pasar rápidamente (muy rápidamente) al tema del Estado Islámico. “Sí, me siento muy avergonzado por ello”. “Lo odio. Pero se trata de una charla de vestidor, y es una de esas cosas. Voy a atacar con todo al Estado Islámico Vamos a derrotar al Estado Islámico. El Estado Islámico surgió hace algunos años en un vacío que quedó debido al mal juicio. Y les aseguro que voy a encargarme del Estado Islámico.”
La disculpa inicial fue necesariamente política, y el debate reveló los verdaderos sentimientos de Trump: que en realidad no había hecho nada malo. Al igual que todas las demás notas periodísticas negativas sobre Trump, el furor sobre la cinta deAccess Hollywood fue tan sólo otro ejemplo de cómo los medios lo tratan injustamente. Fue una conspiración para asegurarse de que perdiera en la elección de los meses, y ya sabíamos cuáles eran las ideas de Trump acerca de las disculpas y de las conspiraciones de los medios de comunicación.
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