Las internas de los Centros de Reinserción Social (Ceresos) y cárceles en Hidalgo se encuentran en riesgo constante de ser agredidas física y emocionalmente, pues no existe una adecuada separación con la población masculina, según organismos de derechos humanos.
En los centros de internamiento para personas privadas de su libertad, al corte de febrero de 2017, habitan 305 mujeres; de ellas, 61 por ciento se encuentra en calidad de sentenciada, informó la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo (SSPH).
La Comisión de Derechos Humanos de Hidalgo (CDHEH) documentó que, hasta diciembre de 2016, la población femenil era de 282; es decir, en dos meses sumó 23 internas el sistema carcelario.
Aunque en los 12 Ceresos, cinco cárceles distritales y el centro de internamiento para adolescentes existen áreas para ellas, según el diagnóstico penitenciario del órgano local, no son ex profeso para este grupo o no cuentan con las condiciones necesarias para su desarrollo integral.
Por ejemplo, en el reclusorio de Mixquiahuala, donde hasta diciembre pasado vivían cinco mujeres, cuentan con un espacio “extremadamente” limitado para realizar sus actividades laborales, recreativas y de descanso.
“Preocupante es que las internan en un cuarto de tres metros por tres metros cuadrados a partir de las 17:30 horas y las dejan salir al otro día, a las 7:00 horas”, revela el diagnóstico del segundo semestre de 2016.
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