Cuarenta y ocho horas después de un primer fracaso, el conservador Mariano Rajoy se somete este viernes en el Parlamento español a un segundo debate de investidura donde se prevé coseche idéntica derrota, en un país que ve cada vez más posible ir a nuevas elecciones.
A partir de las siete de la tarde, el líder del Partido Popular (PP) tratará de defender de nuevo su candidatura ante la cámara, que el miércoles rechazó su investidura por 180 votos en contra y 170 a favor.
A diferencia de la votación del miércoles, en la que necesitaba una mayoría de 176 diputados (de un total de 350), al presidente del gobierno en funciones le basta este viernes con recabar más “síes” que “noes”.
Pero nada se ha movido en la oposición en los últimos dos días, por lo que se espera que vuelva a fracasar. Rajoy continúa sólo con el apoyo de su partido, del centrista Ciudadanos, con el que cerró un acuerdo con 150 medidas, y de un partido regional canario, es decir 170 diputados que no llegan a la mayoría.
De persistir el bloqueo político, el Parlamento será disuelto el 31 de octubre, y a partir de ahí deberán celebrarse elecciones en 54 días, es decir en Navidad. Serían las terceras en un año, tras las del 20 de diciembre de 2016 y las del 26 de junio.
Las miradas siguen centrándose en los socialistas. Con la abstención de 11 de sus 85 diputados podrían facilitar la investidura de Rajoy, pero su líder Pedro Sánchez se niega en rotundo a entregar al gobierno a un partido, el PP, acribillado de escándalos de corrupción y promotor de una política de austeridad.
A pocas horas de la votación, la vicepresidenta del gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, advirtió tras el consejo de ministros que si no se inviste un nuevo ejecutivo no se podrán elaborar presupuestos para 2017, sino simplemente prorrogar los existentes.
Esto, dijo, supone “un coste claro” para los ciudadanos y la economía, ya que no se podrían prever nuevas partidas y muchas quedarían congeladas.
Incluso, aventuró, a falta de gobierno investido podrían estar amenazadas las prestaciones a 14 millones de personas, entre ellas funcionarios y pensionistas, que dependen de los presupuestos.
“Hasta donde pueda, el gobierno en funciones va a mantener esa tranquilidad” para con los pensionistas y los funcionarios, declaró.
Por su lado, la formación de izquierda antiausteridad Podemos, la tercera fuerza de la cámara baja, sigue presionando al socialista PSOE para que impulse un gobierno de cambio, una opción también descartada por Sánchez.
“Si (los socialistas) no se deciden por intentar una alternativa, se están decidiendo por unas terceras elecciones”, advirtió Pablo Bustinduy, responsables de Relaciones Exteriores de Podemos.
¿Navidad electoral?
A la presión se sumó incluso el New York Times. En un editorial publicado este viernes afirmó que los socialistas “deberían” abstenerse para lanzar la legislatura, ya que “hay pocas opciones de que mejoren su resultado en diciembre” si se celebran nuevos comicios.
Las esperanzas del PP están en las elecciones regionales del País Vasco el 25 de septiembre. En el caso de que el gobernante Partido Nacionalista Vasco (PNV), conservador, necesitara allí al partido de Rajoy, éste podría ponerle como condición que lo apoye en Madrid.
Aunque a juzgar por la asperidad del debate el miércoles entre Rajoy y el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, dicho acercamiento se antoja difícil.
La parálisis en España dura ya más de ocho meses, desde los comicios de diciembre, en los que los votantes eligieron un Parlamento fragmentado entre PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos, además de las formaciones nacionalistas vascas y catalanas. En este período, el país ha estado dirigido por un gobierno en funciones limitado en sus competencias.
En caso de nuevas elecciones, el PP dijo este viernes por boca de su portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, que se tomarán “medidas” para evitar que coincidan con Navidad. PSOE, Ciudadanos y Podemos han planteado una iniciativa para que se celebren el 18 de diciembre.