Transferencias financieras simplificadas gracias a bases de datos compartidas y de alta seguridad, las ventajas de la “blockchain”, la tecnología que está detrás de bitcoin, atraen a bancos y aseguradoras pero implican un coste energético excepcional.
El sistema blockchain, aparecido en 2009 junto con la moneda virtual bitcoin, es un registro de las transacciones digitales que se basa en una gigantesca base de datos pública, protegida y compartida en la que están inscritas todas las operaciones financieras realizadas con la divisa electrónica.
Para que una operación sea incorporada en la base de datos, tiene que ser validada por las computadoras de la red que efectúan cálculos matemáticos y actualizan el registro de manera continua.
Los bloques de transacciones codificadas y autentificadas se suman por orden cronológico en el registro numérico, formando una cadena de bloques, por eso su nombre en inglés “blockchain”.
“Es como un libro de cuentas que es llevado por todo el mundo. Es imposible de falsificar, ya que si uno quiere cambiar una transacción hay que cambiarla para todo el mundo”, explicó Alexandre Stachtchenko, cofundador del sitio de información Blockchain France.
Seducidos por este proceso de certificación, los bancos y las aseguradoras están trabajando en proyectos para hacer sistemas “blockchain” privados, sin bitcoin, que permitan garantizar la identificación de sus clientes y de sus bienes, y simplificar las transacciones suprimiendo la interacción de terceras partes fiables (sistema TTP por sus siglas en inglés)
Por ejemplo, la sociedad británica Everledger, acogida en la incubadora de emprendimiento de la aseguradora alemana Allianz, utiliza esta tecnología para certificar con un método único los diamantes.
“Aunque un diamante sea fraccionado, robado o revendido en internet, una vez que sea recuperado podrá ser identificado gracias al ‘blockchain’ de Everledger que permite recoger este tipo de características, como su valor y su historial de venta”, explicó a la AFP Virginie Fauvel, miembro del comité ejecutivo de Allianz France.
Del lado de los bancos, “el hecho de compartir una base de datos es interesante especialmente para los activos complejos como las acciones, los productos derivados, que son transacciones que requieren muchas verificaciones”, explicó a la AFP Christophe Chazot, director de Innovación en HSBC.
Actualmente, la validación de un intercambio de títulos o de acciones toma casi tres días, mientras que con un sistema como el de “blockchain” tardaría minutos.
Según un informe realizado por el banco español Santander, publicado en 2015, esta nueva tecnología podría reducir los costos de infraestructura para las instituciones financieras, con un ahorro de entre 15,000 y 20,000 dólares por año de aquí a 2022.
Costo energético
Sin embargo, una base de datos compartida tiene un consumo energético importante.
Por ejemplo, la “blockchain” de bitcoin consume cerca de 600 megawatts (MW) para funcionar. Si se toma en cuenta la electricidad, el equipamiento de los centros de datos, en total este sistema cuesta cerca de 400 millones de euros por año, según el grupo Bitfury, una empresa estadounidense especializada en la validación de transacciones en bitcoins.
Philippe Denis, responsable de Blockchain en BNP Paribas CIB, el área de financiación y de inversión de BNP Paribas, indicó que una red privada de este tipo no necesita “tanta potencia de cálculo como el que requieren los bitcoins, ya que las transacciones serán validadas por un número limitado de actores certificados”.
Para arreglar esto, los expertos analizan soluciones técnicas como la utilización de la computación en línea o el “sharding”, donde cada uno de los actores de la “blockchain” guarda una parte del registro.
Los centros de datos trabajan por su parte para mejorar la eficacia energética. Por ejemplo, el grupo Bitfury, cuyos ordenadores superpotentes consumen cerca de 72 megawatts, utiliza una combinación de energía geotérmica e hidroeléctrica para alimentar a sus servidores, situados en Islandia.