El bebé estaba en la bañera, muerto. Al llegar a la vivienda de dos pisos en To Lani Farm Road, en las afueras del camino de circunvalación que rodea Atlanta, la policía encontró a cuatro personas con heridas por arma de fuego en la habitación principal del piso superior: dos mujeres yacían heridas en el suelo, y otra más estaba en la bañera con KenDarious Edwards Jr., su hijo de 9 meses. KenDarious también había recibido disparos, y estaba muerto.
La joven madre fue conducida fuera de la casa, cubierta de sangre, y repitiendo una y otra vez, “Mi bebé está muerto, mi bebé”, según el informe policial del Condado DeKalb, relatando el ataque de mayo de 2014. Más tarde, la mujer dijo a CBS que los pistoleros abrieron a patadas la puerta del baño y dispararon al niño en el pecho, un brazo y el vientre. Como todavía no cumplía un año de vida, la edad de KenDarious quedó asentada en el informe como “0”.
Tres días después del tiroteo, durante una vigilia fuera de la casa, los deudos cantaron himnos y rogaron a los asesinos que se entregaran, informó WSB-TV. Más o menos un mes después, dos miembros de la pandilla Sex Money Murder fueron arrestados y acusados del homicidio. El año pasado, uno de ellos se declaró culpable en un intento de evitar la pena de muerte. Luego, la semana pasada, el fiscal de distrito del Condado DeKalb, Robert James, anunció que el asesinato de KenDarious fue ordenado por Kenneth Eric Jackson, líder de la pandilla Sex Money Murder en Georgia. La banda Sex Money Murder es un grupo o subsidiario de los Bloods que se originó en Los Ángeles, pero se ha expandido por todo Estados Unidos.
“Tenemos comunicaciones, vía teléfono celular y por otros medios, entre las personas que cometieron el asesinato y el señor Jackson”, dijo James en entrevista con Newsweek. “También tenemos evidencia de que ordenó el asesinato, de que autorizó el asesinato, y de que consultaron con él antes de cometer el asesinato”.
El homicidio de un bebé plantea interrogantes perturbadoras sobre la seguridad carcelaria, y sobre la manera como los líderes pandilleros encarcelados pueden comunicarse con otros en distintos puntos del país. Porque Jackson no solo ordenó el homicidio desde el interior de una prisión estatal de Georgia usando un teléfono celular introducido de contrabando, señala James, sino que durante el tiroteo estuvo en contacto con dos altos comandantes de Sex Money Murder, y ambos estaban encerrados en la prisión federal SuperMax de Colorado. Agrega que Jackson ordenó el asesinato de KenDarious como una “represalia al interior de la pandilla”, pues el tío del bebé había matado a uno de sus compañeros de la banda sin permiso. “Según la cultura pandillera, no puedes matar a otro miembro de tu pandilla, a menos que recibas autorización de tus superiores”, explica James.
El homicidio del niño de 9 meses también pone de relieve que las bandas locales del área de Atlanta han sido desplazadas por pandillas nacionales como Gangster Disciples, de Chicago o Sex Money Murder que, según documentos de las cortes, inició en el sistema carcelario de la Ciudad de Nueva York, en 1993, como un subgrupo de los Bloods. “En mi juventud, lo que aquí llamábamos pandillas eran sobre todo bandas de barrio”, dice el teniente Corey Swain, jefe de la unidad antipandillas del Departamento de Policía del Condado DeKalb. “Sin embargo, ahora tenemos las pandillas nacionales sobre las que todos han leído y han visto en las películas; se han mudado al área de Atlanta”.
Hace unos cinco años, las bandas locales del área de Atlanta, como Savage the Block, comenzaron a ser expulsadas por las pandillas nacionales, y los criminales locales fueron absorbidos por las organizaciones nacionales, informa James. “Es casi como una adquisición hostil… Lo que empezamos a ver en el Condado DeKalb fue mucha más disciplina y organización [dentro de las pandillas]. Empezamos a ver más asesinatos, de miembros de pandillas y civiles”. Y esas pandillas han abandonado sus fortalezas urbanas tradicionales para establecerse en los suburbios, según informóAtlanta Journal-Constitution, el año pasado.
Las advertencias de policías y fiscales del Condado DeKalb, en el sentido de que las pandillas nacionales establecidas en Georgia son poderosas, fueron confirmadas a principios de este mes por dos extensas acusaciones federales que han formulado cargos contra 48 miembros de la pandilla Gangster Disciples en Georgia y Tennessee, por crímenes que abarcan desde homicidio hasta tráfico de drogas y extorsión. “Atlanta, históricamente, se ha resistido la incursión de esas pandillas nacionales, pero por desgracia, las acusaciones de hoy demuestran que el panorama ha cambiado en apenas unos pocos años”, dijo el fiscal federal John Horn, del Distrito Norte de Georgia, en una declaración emitida el 4 de mayo. La acusación –que incluye también a Vancito Gumbs, oficial del Departamento de Policía del Condado DeKalb imputado de ser miembro de Gangster Disciples-, detalla las operaciones de la pandilla en 24 estados, así como su estricta jerarquía y organización.
Otra reciente ronda de arrestos podría esclarecer cómo fue que Jackson obtuvo el celular de contrabando que utilizó para ordenar el asesinato de KenDarious. En febrero pasado, casi 50 oficiales correccionales del Departamento de Correccionales de Georgia fueron acusados de contrabando en prisiones federales y de aceptar sobornos para proporcionar protección en negociaciones de drogas. Uno de los oficiales acusados de soborno para introducir artículos ilícitos había trabajado en las mismas prisiones donde Jackson estuvo recluido cuando autorizó el asesinato (un secretario de la corte dijo que el expediente de Jackson no mostraba si tenía un abogado defensor).
Las autoridades judiciales del Condado DeKalb afirman que acabarán con las pandillas nacionales, pero siguen tratando de entender la organización y la estructura financiera de esos grupos. “Obtienen dinero de los robos y asaltos que cometen algunos de los miembros más jóvenes, mas lo que sucede realmente con todo ese dinero, es algo que nos encantaría averiguar”, dijo Swain aNewsweek, agregando que ninguno de los miembros conocidos de la banda lleva una vida lujosa (la acusación federal contra Gangster Disciples describe que el cabecilla del capítulo de Georgia ordenó a los miembros del grupo de Memphis que entregaran un mayor porcentaje de sus ventas de drogas, lo que implica que los miembros deben pasar dinero a los niveles jerárquicos superiores de la pandilla, una forma burda de franquicia).
“Vamos tras los líderes. Vamos tras los PO, los pandilleros originales, la gente que está organizando las cosas”, dijo James aNewsweek. “Si quieres matar a la víbora, tienes que cortarle la cabeza”.