Sin embargo, expertos médicos ahora creen que la popular droga recreativa podría ser el principal tratamiento para la depresión severa y los pensamientos suicidas.
Según el Washington Post, estudios de la última década han demostrado la eficacia de la ketamina en la salud mental de pacientes que sufren de depresión severa para quienes los antidepresivos tradicionales son ineficaces.
Dennis Hartman, un ejecutivo empresarial con domicilio en Seattle, decidió que era la hora de acabar con su vida después de pasar 25 años fallando en curar su depresión. Todo cambió en 2012 cuando le prescribieron un tratamiento con ketamina.
“Mi vida siempre se dividirá entre el tiempo antes de esa primera infusión y el tiempo después”, dijo Hartman al periódico. “Esa sensación del sufrimiento y el dolor disipándose. Estaba perplejo por la ausencia de dolor”.
Casos similares han sido tan concluyentes que se cree que la Asociación Psiquiátrica Americana está a punto de apoyar el medicamento como una manera de tratar las formas más agudas de depresión que no pueden los otros antidepresivos.
Transform, una organización con oficinas en el Reino Unido haciendo campaña por la regulación legal de las drogas, dice a Newsweek que la prohibición de la ketamina ha limitado la capacidad de los expertos médicos para entender por completo cualesquiera efectos positivos.
“Uno de los mayores bloqueos para la investigación es el hecho de que [la ketamina] es ilegal, y erige una barrera enorme para descubrir realmente su uso terapéutico y poder clínico”, dice Danny Kushlick, director de asuntos externos de Transform.
Cierta cantidad de factores hace de la ketamina una efectiva herramienta médica.
Se ha demostrado que dosis bajas no tienen efectos secundarios adictivos, mientras que el tratamiento lleva a una terminación casi inmediata de los pensamientos suicidas, un avance significativo sobre los antidepresivos usados más comúnmente que pueden tardar meses en dar resultados, si acaso los tienen en el caso de pacientes severamente deprimidos.
Los expertos, señala el Post, creen que esto podría ser “el avance más significativo en la salud mental en más de medio siglo”.