El futuro no puede concebirse sin pensar en el ahorro. El mundo ha dejado atrás la idea de derrochar sin mirar atrás y la ha cambiado por el actuar sustentable y la posibilidad de ahorrar costos, energía, daño medioambiental y más.
Aunque al saber popular le hacen falta unos años más para subirse por completo al tren de tendencias de desarrollo sostenible, hay empresas que abanderan este movimiento desde su concepción. Sin embargo, es difícil hallarlas en industrias tan herméticas como la construcción. Mientras que en el diseño y la arquitectura todo apunta hacia el valor agregado, en la construcción se hallan baches que al final del día impiden la realización de proyectos sustentables de pies a cabeza. No es este el caso de Novidesa, una empresa mexicana que en su corta vida, ha sabido entrar a un mercado dominado por los métodos tradicionales y la falta de innovación.
En Novidesa comprenden que la construcción debe ser algo más que sólo colocar cemento y metal. Existen, y tienen éxito, porque su materia prima es un material moderno que negocia con un mundo en rápida expansión y a la vez en crisis ecológica.
“No existe un producto que te de el rendimiento que da Novidesa”, me comenta Mariana Ramírez Rubio, directora de ventas de la empresa.
El producto del que habla son los bloques de poliestireno (EPS, poliestierno expandido de alta densidad) con el que han constribuido a edificios como el estado Omnilife de Guadalajara, centros comerciales Liverpool, la Arena Ciudad de México y la remodelada Cineteca Nacional, entre muchos más.
En su showroom, en donde el equipo al mando de Novidesa me muestra fragmentos de los paneles, me pregunto cómo pueden construir, con bloques tan livianos –hechos de lo que literalmente es unicel densificado– edifcaciones tan distintas sin alteraciones y, además, aportar en lo estético.
“Se pueden combinar los paneles prácticamente con cualquier sistema. Un arquitecto puede diseñar una casa, y se construye con nuestros bloques, y se les puede dar casi cualquier acabado, desde mármol hasta pasta, y prácticamente lo que te imagines”, asegura Mariana Ramírez.
Ahí reside una de las grandes ventajas del sistema de Novidesa. Los panales son hechos a precisión. A diferencia de los métodos usuales de construcción, en donde se adquiere exceso de material, y se avanza en porciones pequeñas a la vez, las piezas de poliestierno permiten cubrir una fachada de 12 metros (tres pisos), en un par de días. Para empezar, “todas son cortadas a la medida, así que no se genera desperdicio”, comenta Ramírez Rubio. Aunado a esto, al ser extremadamente ligeras, se facilita su traslado y colocación. Todo ello, representa un ahorrro en mano de obra y tiempo de construcción que prácticamente ningún otro sistema constructivo puede garantizar.
“Lo que buscamos es que con nuestros paneles se genere el mayor ahorro posible de energía. En todos las etapas del proceso”, dice Ramírez. Y en efecto, mientras que la reducción en costos de construcción se reflejan en la inmediatez, lo que hace de Novidesa una empresa verdaderamente competitiva, es que garantizan, además, un ahorro de energía a largo plazo. En consecuencia, asegura todo su equipo, están comprometidos de antemano con aportar, desde su nicho, a la conservación del medioambiente.
“Para Novidesa es primordial el generar un valor tanto al mercado como al medioambiente”, subraya la directora de ventas.
¿Y cómo se traduce la construcción con paneles de EPS en beneficios ecológicos?
Empieza con la naturaleza del material. Y es que el poliestireno es un excelente aislante térmico, que, al ser utilizado en hoteles, museos, centros comerciales, y hasta viviendas particulares, permite un ahorro considerable en calefacción y aire acondicionado.
“El uso de paneles genera hasta un 30 por ciento de ahorros en gasto por aislamiento térmico”, indica Ramírez.
La directora de ventas recuerda un caso que le hizo convencerse del poder de ahorrar energía: “un doctor que vive en San Antonio llegó con nosotros y nos enseñó el recibo de luz. Estaba desesperado porque pagaba muchísimo al mes por la luz, y en Texas el clima es extremoso, entonces nos contactó, hizo su casa con nuestro material y posteriormente nos invitó a visitarlo ya que estaba terminada. Entonces nos enseñó el recibo de luz nuevo y nos dijo ‘mira lo que pagaba antes y lo que pago ahora, no tengo forma de agradecerles el cambio que hicieron’”.
Su consumo (y gasto) en electricidad por clima artificial se había reducido en casi 40 por ciento.
Aunque Mariana Ramírez asegura que Novidesa no cuenta con el único producto amigable con el ambiente, sí recalca que no todos compiten en la misma liga. Todo depende de las certificaciones que los avalan: “Ahora la sustentabilidad es una tendencia. Y no cualquier producto es sustentable, aunque aseguren que sí. Para serlo, los únicos parámetros válidos a nivel mundial son las certificaciones. Y no todos cuentan con certificaciones como las nuestras”.
Desde luego, cabe aclarar que las certificaciones de un producto innovador como este, cuestan. Cuestan mucho más que los tabiques y el cemento.
Si bien es cierto que los sistemas de construcción como el de Novidesa no son los más económicos, tampoco pretenden serlo. El producto justifica su precio por sí solo. Al final, buscan que con ayuda de sus paneles, la inversión de los clientes sea redituable a largo plazo, pero sobre todo, que el valor agregado con el que compiten se traduzca en un compromiso social. Sin conocer ampliamente del tema, no me queda duda de que en un planeta de crecimiento implacable, el desarrollo urbano sólo será exitoso si se fundamenta en la sustentabilidad constructiva.