Con todas las noticias recientes que rodean a la televisión
nocturna —el primer late show de Stephen Colbert, la portada de Vanity Fair con
puros hombres, Trevor Noah haciéndose cargo de The Daily Show—, una aparición
nocturna se ha vuelto una especie de requisito para los candidatos que generan
titulares. Jeb Bush ya ha aparecido en el late show, mientras que Donald Trump
y Clinton rechazaron la invitación del expresentador de Comedy Central a
cambio de sentarse junto al más amigable para sus imágenes Jimmy Fallon. Trump
apareció en The Tonight Show el 11 de septiembre (y lo ha reconsiderado y
aparecerá en The Late Show el 22 de septiembre). Aunque nada se ha anunciado,
Clinton posiblemente aparezca también en The Late Show en algún momento, pero
la noche que se presentó fue el tueno de Fallon de entrevistar a la favorita
demócrata.
Los índices de preferencia de Clinton entre los votantes no
son los que eran cuando agendó su aparición. Una disminución en su inercia, una
preocupación incrementada por sus prácticas de correo electrónico cuando fue
secretaria de estado y un interés creciente en la candidatura de Bernie Sanders
han puesto en duda su condición como la favorita clara de los demócratas. La
noche del miércoles en The Tonight Show, ella respondió mediante atacar a
Trump. Antes de sentarse con Fallon, los dos actuaron un sketch a pantalla
dividida y al estilo de SNL en el que Trump (Fallon) llamó a Clinton para
entrevistarla antes que Fallon lo hiciera, porque Fallon, por supuesto, es un
“peso ligero”.
Como suele ser el caso cuando Clinton es empujada al terreno
incómodo del entretenimiento, la noche del miércoles tuvo la apariencia de una
niña inocente que acaba de descubrir esta cosa llamada “comedia”. A pesar de su
falta de gracia, era difícil que ella no terminara favorablemente a los ojos de
cualquiera que acabara de presenciar el circo republicano de tres horas que
acababa de transmitir CNN. A veces la comedia forzada es mejor que la comedia
intencional.
Trump siguió siendo el foco después de que Clinton se sentó
para su entrevista. “Esa es una de las cosas grandiosas de este país”, dijo
ella refiriéndose a la campaña de él, con la debida ironía. “Si tienes más de
35 años y eres elegible como ciudadano estadounidense, en verdad te puedes
postular a la presidencia. Él lo está aprovechando al máximo. Me divierto mucho
al verlo. Lo hallo sorprendente”.
Después de que se mencionó la idea de alguien corriendo al
Kremlin y lamentando lo que el Presidente Trump acababa de decir, Clinton se
rio de esta idea hipotética y aterradora. “Me encantan los supuestos”, dijo
ella con poca fluidez.
Clinton incluso personificó a Trump cuando Fallon mencionó
que el favorito republicano la criticó por depender de un apuntador electrónico
al hablar:
La entrevista no se trató únicamente de Trump. A Clinton
también le pidieron que discutiera el embrollo por sus correos electrónicos, y
ella le restó importancia como un malentendido, señalando la naturaleza
veleidosa y a menudo fortuita de cómo cierta información es clasificada o no
clasificada. A esto le siguió Fallon haciéndole a Clinton una serie
“trepidante” de preguntas. Cuando el presentador le preguntó de qué trata realmente
su campaña, haciendo referencia al enfoque de Bernie Sanders en las grandes
empresas y la obsesión de Trump con la inmigración, Clinton dijo con orgullo:
“Aumentar el ingreso de los estadounidenses”, una respuesta con la que
posiblemente nadie discutirá.
¿Y la pregunta final de Fallon?
“¿Cómo se ve dentro de cinco años?”
Sólo había una respuesta, por supuesto:
“Sentada justo aquí, hablando de postularme a la
reelección”.