Por más que nos digan lo contrario desde las altas esferas, queda claro que el panorama económico de México y el mundo para los siguientes meses es bastante sombrío. Devaluación, poco crecimiento del PIB, desaceleración económica de Estados Unidos y China, desplome del precio del petróleo, etcétera, etcétera y más etcétera.
Y por más que nos enteremos del sombrío panorama económico, no tenemos otro remedio que seguir viviendo. Tal vez podamos restringir nuestros gastos superfluos, o recortar un poco las salidas, pero como personas, como familias, debemos vivir y gastar nuestro dinero.
¿Cómo vamos a sobrellevar estos momentos? Gastando lo que debamos gastar, pero en nuestro entorno. Ya alguna vez señalé en este espacio un tema similar. Debemos seguir comprando carne, leche y verduras. Debemos seguir comprando útiles escolares, uniformes, ropa cotidiana. Debemos asistir a cafés, fondas o tiendas para comprar lo que necesitamos.
La cosa es que todo lo hagamos pensando en nuestro vecinos, en la gente que al igual que nosotros necesita dinero para sobrevivir. Hay que visitar al tendero de la esquina, al carnicero del barrio, al dueño de la fonda o del café local, al fabricante del rumbo. Cada peso que gastemos, porque debemos seguir gastando, debe ir a las bolsas de nuestros vecinos de la ciudad. Olvidemos un poco a las grandes cadenas, a los negocios internacionales con franquicia e la ciudad. Pensemos en los negocios locales. Ellos nos necesitan y nosotros los necesitamos a ellos.