En 2013 Damián Comas fue distinguido con uno de los galardones mundiales más importantes, el XIX Premio de Letras Hispánicas de la Universidad de Sevilla, por su novela Cenizas.
“El premio tiene mucho significado porque no es fácil para un artista joven encontrar lugares”, dice en entrevista con Newsweek en Español. “Antes de ese premio me acerqué a las editoriales a entregar mi obra y nunca obtuve respuesta, pero bueno, es una búsqueda constante, no te puedes quedar quieto y lamentarte porque no te hacen caso, sino seguir”.
Nacido en México, Distrito Federal, en 1984, Comas es un escritor y artista plástico doctorado en literatura. Antes de Cenizas, su tercera obra, había publicado las novelas Chatarra y Cloacas.
“Para mí es un gusto, por la obra misma, que del otro lado del continente y del mundo Cenizas logre su vida propia, se presente ante un lector, ante un jurado, la lean por primera vez, y decidan, como me lo dijeron el día que fui al premio, que no nada más fue la mejor novela de ese año, sino la mejor novela que se ha presentado en la historia del certamen.
“La novela logró su vida propia, es un ente en sí mismo que se puede defender del otro lado del mundo sin que yo tenga que ser el interlocutor, el nombre o la marca.”
La historia de Damián Comas en la literatura comenzó cuando él tenía cinco años, edad en la que descubrió el dibujo. En esa época se le volvió una obsesión inventar personajes y contar sus historias entre palabras y viñetas.
“A tal punto llegó esa casi obsesión que yo me fui al principio por la plástica y pensé que ese era mi camino, el crear, a partir de lo visual, imágenes o retratos o seres que, con un gesto, de alguna manera encontrara su historia o su antes y después.”
Pero con el tiempo eso cambió, cuando en la adolescencia conoció a verdaderos monstruos de la literatura como Charles Bukowski y Hermann Hesse.
“Probablemente mi enamoramiento de la literatura misma empezó a la edad de 15 años. El comienzo de casi todos los jóvenes con la literatura es un poco oscuro, a diferencia de lo que se piensa cuando nos dan El principito o estas lecturas tan armoniosas; en mi caso fue El lobo estepario, Bukowski, esas cosas que nos llaman la atención de este mundo oscuro, de ese mundo que no se ha vivido todavía. Y desde allí me adentré y me fascinó.”
Comas considera, finalmente, que el de los creadores es un trabajo sobremanera difícil y exageradamente autocrítico. La labor de los escritores, por ejemplo, es de releer, de eliminar, de limpiar, de volver a escribir. Y de observar, entender y explicar:
“Soy de un lugar en donde vivimos en conflicto día a día, donde la vida es una lucha diaria en muchos sentidos, y se quiera o no, la literatura va muy relacionada con ese sufrimiento. Mi trinchera más grande ha sido siempre el arte, y lo más importante para mí en toda obra de arte es generar entendimiento.”