En 2004, Danielle Decrette se sometió a un
tratamiento de fecundación in vitro. No era su primera vez: ella y su marido
tenían una hija de 3 años concebida mediante este método, y sabía en lo que se
estaba metiendo. Al igual que lo había hecho hacía cuatro años, el médico de
Decrette la estimuló con hormonas, extrajo óvulos de sus ovarios, los fecundó
en el laboratorio con espermatozoides e implantó en su útero el embrión
resultante. Pero esta vez el proceso fracasó. Por ello, el doctor decidió
implantar dos embriones en la siguiente ronda para aumentar sus probabilidades
de embarazarse.
“Sabe que podría tener gemelos”, le
advirtió el médico antes del procedimiento. Decrette dice, “me asusté
muchísimo… Sólo quería un bebé más.” Sin embargo, dado que esta parecía
ser su mejor oportunidad para tener otro hijo, decidió hacerlo de todos modos.
Sus gemelas prematuras nacieron dos meses antes de tiempo, pesando 3.5 libras
cada una, un peso más bajo de lo normal, después de un embarazo difícil que
requirió un tiempo de reposo en cama inusualmente largo.
A pesar de su nacimiento prematuro, sus
hijas gemelas están ahora “en perfecto estado”, dice. “Es una
bendición tenerlas.” Pero mirando atrás, Decrette, que hoy tiene 49 años,
piensa que “lo mejor sería un solo embrión, un solo bebé.”
Esto ocurrió hace 10 años. Actualmente, es casi
seguro que los médicos especialistas en fertilidad la habrían obligado a
abandonar la idea de una implantación de dos embriones; con las nuevas técnicas
que hacen que las implantaciones de un solo embrión tengan mayores
probabilidades de funcionar, los posibles peligros que podría provocar la
implantación de varios de ellos, dicen, simplemente no valen la pena.
Los gemelos y trillizos presentan riesgos
para la salud a corto y largo plazo, y tales riesgos pueden afectar a la madre
y a ellos mismos. Los gemelos que son producto de la fertilización in vitro
tienen mayores probabilidades de nacer prematuramente que aquellos que fueron
implantados individualmente: muestran un riesgo siete veces mayor de nacer
antes de 32 semanas, de acuerdo con un estudio danés publicado en 2004 en la
revista Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavica. El índice de mortinatos
es doblemente alto en comparación con los partos únicos, y las madres de
gemelos presentan un riesgo 4.6 veces más alto de ser sometidas a una operación
cesárea, una operación que la mayoría de las madres esperan evitar debido a los
riesgos, a que el tiempo de recuperación es más largo y a los posibles efectos
perjudiciales para los bebés. Los gemelos tienen también casi dos veces más
probabilidades de ser ingresados en una unidad de cuidados intensivos
neonatales.
Desde hace mucho tiempo, el riesgo de los
partos múltiples ha sido un desafortunado costo de la fecundación in vitro.
Desde el primer niño de probeta en 1978, los médicos han implantado varios
embriones en el útero de una madre con la esperanza de lograr un feto sano. En
ese entonces, los médicos no tenían ninguna forma de saber qué embrión sería el
elegido, así que “las personas trataban de asegurar sus
oportunidades”, señala el doctor Robert Stillman, director médico emérito
del Centro de Fertilidad ShadyGrove, el
programa de fertilidad más grande de Estados Unidos.
Pero gracias a las mejoras en la tecnología,
los médicos especialistas en fertilidad son mucho más competentes para seleccionar
a los embriones sanos que van a implantar. La mayoría de las clínicas pueden
cultivar un embrión hasta cinco días, en lugar del límite anterior de dos a
tres días. Muchas personas piensan que este avance ayuda a separar a los
embriones anormales. En algunas clínicas se practica una biopsia a los
embriones para encontrar a los que son cromosómicamente normales. Esto es
fundamental, particularmente para las esperanzadas madres de mayor edad: sólo
dos de cada cinco óvulos de una mujer joven son cromosómicamente normales, y
esa cifra disminuye con la edad. Los videos en cámara rápida y otros análisis
no invasivos de los embriones también brindan cierta esperanza para ayudar a
los médicos a seleccionar e implantar un solo embrión con grandes oportunidades
de éxito.
De acuerdo con la Sociedad Estadounidense de
Medicina Reproductiva (ASRM, por sus siglas en inglés), en 1978, el índice de
embarazo de la fecundación in vitro era de tan sólo 0.4 por ciento. Para 1997,
la cifra había aumentado a 25 por ciento, y para 2013, con todas las nuevas
tecnologías, alcanzó 65 por ciento. Mientras tanto, los estudios han mostrado
que la implantación de un embrión en dos ciclos consecutivos produce el mismo
índice de embarazos que una transferencia de dos embriones, pero sin el riesgo
de gemelos. En otras palabras, “ya no tenemos que asegurar nuestras
oportunidades”, afirma Stillman.
A esto se debe que los más recientes
lineamientos de la industria, publicados por ASRM en 2012, propugnen
implantación electiva de un solo embrión (eSET, por sus siglas en inglés),
especialmente en mujeres jóvenes con embriones sanos y sin ningún fracaso
previo en la fecundación in vitro. “El resultado óptimo de un ciclo de
fertilización in vitro”, se indica en el informe de ASRM, “es el nacimiento
de un solo bebé sano.”
“¿Cuántos padres tomarían una decisión
deliberada que podría provocar riesgos a la salud de sus hijos?”, pregunta
el Dr. Richard T. Scott Jr., socio fundador de Reproductive Medicine Associates
de Nueva Jersey y catedrático de endocrinología reproductiva en la Facultad de
Medicina Robert Wood Johnson de la Universidad de Rutgers. Si la implantación
de un solo embrión fuera el estándar de atención, “permitiría que las
personas que desean tener niños los tengan sin peligro, uno a la vez”,
dice.
Sin embargo, el problema es que, a pesar de
los estándares de la industria y de los riesgos evidentes de los partos
múltiples, médicos y pacientes en Estados Unidos han tardado en adoptar la
eSET. De hecho, el año pasado, sólo 12 por ciento del total de procedimientos
de fertilización in vitro se realizaron de acuerdo con la eSET. Muchas mujeres
dudan en implantar un solo embrión a la vez debido a los ahorros en el costo de
implantar más de un embrión simultáneamente. Por ejemplo, en la clínica de
fertilidad de HRC en Encino, California, un ciclo de fertilización in vitro
cuesta US$7,400, una cifra por debajo del promedio nacional de US$12,400, pero
la implantación de un embrión adicional congelado costaría US$3,500. Esto
querer decir que si usted implantara un embrión a la vez, cada uno le costaría
US$3,500 adicionales. Y muchos planes de seguros limitan el número de ciclos
que cubren, en el caso de que, de hecho, cubran la fertilización in vitro.
“El problema con la fertilización in
vitro es que la mayoría de nosotros lo pagamos de nuestro bolsillo, así que
cuando el médico sugiere implantar solamente un embrión a la vez, esto suena
ridículo”, señala Phoebe Kannisto, quien, mientras trataba de tener un
cuarto hijo, sufría infertilidad y decidió someterse a una fertilización in
vitro. “¿Me está dando una sola oportunidad para embarazarme? Es una
locura.” Terminó con una implantación de tres embriones a la vez, y dio a
luz a trillizos.
Para convencer a los padres de adoptar la
eSET, algunas clínicas brindan incentivos financieros. Shady Grove ofrece a las
mujeres un descuento de 50 por ciento en la siguiente implantación de un
embrión (US$5600) si se implantan sólo uno. También ofrece un programa de
riesgos compartidos, que permite que las pacientes aptas paguen seis ciclos por
anticipado. Se garantiza que se logrará un bebe sano antes del ciclo número
seis, o a la paciente se le devolverá el dinero. Esto alienta a las pacientes a
no implantar más de un embrión, ya que no están pagando ciclos adicionales.
Al menos una importante aseguradora también
ha saltado a bordo. Aetna, que proporciona seguro médico a aproximadamente 23.6
millones de estadounidenses, ahora ofrece un estímulo financiero para las
pacientes que elijan la eSET: si el primer ciclo de fertilización in vitro
falla, Aetna cubrirá los gastos de la segunda transferencia. “Esperamos
que esta sea la ola del futuro”, declaró Stillman. “Esto le conviene a las
aseguradoras: los costos de la fertilización in vitro son mínimos. Los gemelos
o trillizos prematuros pueden presentar complicaciones y generar costos para
toda la vida.”
Sin embargo, un pequeño grupo de
profesionales no está de acuerdo con las recomendaciones de ASRM. “Me
opongo sistemáticamente a la eSET”, señala el Dr. Norbert Gleicher,
fundador y director del Centro para la Reproducción Humana, una clínica de
fertilización in vitro, y presidente de la Fundación para la Medicina
Reproductiva, una organización sin fines de lucro con sede en Nueva York.
Gleicher afirma que los estudios donde se comparan los partos de gemelos con
los de un solo bebé son imperfectos: un análisis estadísticamente correcto
consistiría en comparar un embarazo de gemelos con dos embarazos consecutivos,
afirma en un artículo publicado en 2008 en la revista Fertility and Sterility.
En esos casos, “todos los riesgos importantes desaparecen”, dice
Gleicher. Y si no existe ningún riesgo para la salud, “El asunto no es
realmente si la eSET es buena o mala. El asunto empieza realmente con la pregunta,
¿los gemelos son un resultado malo o bueno?”
Para muchos profesionales de la medicina,
los partos múltiples son un resultado desfavorable para el que recomiendan la
“reducción selectiva”, el procedimiento médico que consiste en
interrumpir un embarazo múltiple. La reducción selectiva es común en los casos
de trillizos y más, pero también presenta riesgos para los otros fetos, sin
mencionar el dilema moral que plantea a los padres.
A Marie, profesora de 34 años, le aterraba
la posibilidad de tener un embarazo múltiple de alto riesgo, y ya tenía un hijo
de 5 años, producto de la fertilización in vitro con su novia. Sin embargo,
dado que la fertilización in vitro no funcionaba (implantaron un solo embrión a
la vez en dos ocasiones), su médico le hizo una implantación de dos embriones.
Cuando Marie vio dos ritmos cardíacos en el ultrasonido, “me sentí
devastada”, dice, porque no quería tener una reducción. Pero en el
siguiente ultrasonido, el gemelo se esfumó. “Me sentí increíblemente
aliviada”, dice. Su hijo tiene ahora 10 meses de edad. “Eso es
todo”, dice. “Definitivamente, no volveré a hacerlo.”
Sin embargo, para otras pacientes, los
gemelos son un riesgo que están dispuestos a asumir. Bonnie Levine inició la
fertilización in vitro a los 42 años de edad, y el tiempo era esencial. “A
mi edad”, dice haber pensado en ese momento, “mis óvulos están
disminuyendo.” Fue a una clínica especializada en mujeres de mayor edad,
la cual, como averiguo más tarde, promueve activamente la implantación de un solo
embrión. Ella se defendió. “Casi querían implantar un embrión cada vez,
pero siempre que pude, exigí dos, o hasta tres”, dice. “Ya me había
sometido a muchos tratamientos de fertilidad, y aunque prefería tener un solo
hijo, estaba dispuesta a tener gemelos.”
Lo que realmente impulsó su decisión era el
costo emocional de las implantaciones de un solo embrión. “Cuando una hace
una implantación de dos embriones, acelera el proceso. Sólo se requiere un mes
en lugar de dos, una espera de dos semanas para averiguar si una está embarazada,
una sola decepción si no lo está”, dice.
A sus 44 años, no ha logrado embarazarse aún
y busca otras opciones, como la donación de óvulos y la adopción. “Todo
este proceso es muy desgastante.”