“Donde existe la esclavitud es negada la dignidad humana (…) En el umbral del nuevo milenio seguimos encontrando formas viejas y, lamentablemente, nuevas de esclavitud. Miles de personas de todo el mundo viven y mueren como esclavos en una forma u otra”: Kofi Annan.1
Aunque hablar de esclavitud en pleno siglo XXI pareciera una incongruencia, casi 36 millones de personas en el planeta la sufren al ser forzadas a realizar trabajos en condiciones de servidumbre, cuando son vendidas con fines de explotación sexual u obligadas a contraer matrimonio en contra de su voluntad.
Ese es el nuevo rostro de ese fenómeno que, por lo menos en México, fue abolido desde 1810. Sin embargo, de acuerdo con el Índice de Esclavitud Global 2014, elaborado por la organización Walk Free, en el territorio nacional existen 266 900 personas en situación de “esclavitud moderna”.2
Así, México aparece en el lugar 18 de la clasificación mundial de países con mayor número de personas en condición de esclavitud. Esta medición toma en cuenta a los inmigrantes centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos y que son esclavizados por bandas del crimen organizado.
Si se considera el número de víctimas en términos proporcionales de la población total, nuestro país se ubica en el lugar 111. En el continente americano solo es superado por Haití, Surinam y Guyana, y se encuentra al mismo nivel de Colombia, Perú, Ecuador, Guatemala, Bolivia, Honduras, Paraguay y El Salvador.
El estudio le otorga a México la calificación de “B”, que es la quinta en un rango de 10 posibles, donde “AA” es la mejor, y que obtiene Holanda, y “D” es la menor y en la que se ubican Eritrea y República Central Africana.
Esto significa que el gobierno mexicano ofrece “servicios limitados de apoyo a las víctimas”, y que sus leyes las criminalizan al exponerlas a la deportación o a mayor explotación.
Los números de la vergüenza
La organización internacional Anti-Slavery identifica siete tipos de esclavitud moderna:3 el trabajo en condiciones de servidumbre; el trabajo forzoso; el trabajo infantil; la prostitución infantil; la trata de personas; el matrimonio forzado, y la esclavitud tradicional.
¿Cómo está México en algunos de esos rubros? En su informe “La situación de la trata de personas en México”,4 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) detalló que de 2009 al primer semestre de este año, los ministerios públicos registraron 2105 averiguaciones previas, de las cuales solo 756 fueron consignadas ante un juez y en apenas 152 casos hubo sentencias condenatorias, esto significa que los niveles de impunidad son del 92.8 por ciento.
El documento precisa que 82.9 por ciento de las víctimas son del sexo femenino y 13.7 del masculino; que 39.8 por ciento son menores de edad, y que 77.5 por ciento son mexicanas y 15.4 extranjeras procedentes de 33 distintos países.
Este delito arroja anualmente una ganancia ilícita de más de 32 000 millones de dólares al crimen organizado multinacional. De hecho, es el tercer negocio más lucrativo para la delincuencia organizada solo después del narcotráfico y el tráfico de armas.
En México, la cifra se calcula en 42 millones de dólares con la explotación de 70 000 víctimas por parte de 47 grupos criminales, entre ellos Los Zetas, Los Rojos, La Familia Michoacana, Guerreros Unidos, Los Templarios y el Cartel del Golfo.
Mujeres y hombres menores de edad, adolescentes y jóvenes no solo son explotados sexualmente, ya que también son obligados al trabajo forzado en plantíos de estupefacientes, así como a actividades de halconeo y narcomenudeo, tipificándose el trabajo forzoso, otra de las formas de esclavitud moderna.
En cuanto al trabajo infantil, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 3 700 000 menores de entre cinco y 12 años de edad (el 10 por ciento del total de los infantes) realiza alguna actividad en empresas y negocios a pesar de estar prohibido por la ley.
De esos niños ocupados, el 47 por ciento no percibe ninguna remuneración, 25 por ciento gana hasta un salario mínimo, el 24 por ciento de uno a tres salarios mínimos, mientras que apenas un dos por ciento gana más de tres salarios mínimos.
En tanto, en el tema de la esclavitud sexual, estimaciones conservadoras ubican en alrededor de 16 000 los niños que son sometidos a esta actividad, la Secretaría de Turismo ubica el número en 20 000 menores.
Otros estudios calculan que la cifra real asciende a 70 000, de los cuales 50 000 son explotados en las zonas fronterizas y 20 000 en el resto del país, y que este fenómeno incluye a incluso a menores de entre cero y cuatro años de edad.
La globalización de la esclavitud
De acuerdo con la clasificación de Walk Free, la lista de los 10 países con la mayor frecuencia de esclavitud por habitante la integran Mauritania, Uzbekistán, Catar, India, Pakistán, República Democrática del Congo, Sudán, Siria y República Centroafricana.
En esas naciones, a los trabajadores inmigrantes se les confisca el pasaporte y les retienen salarios; las personas son obligadas a formar parte de redes organizadas de mendigos; a comprar las herramientas que usan en los trabajos y a pagar alimentos y alojamiento a quienes los explotan; también son convertidos en soldados o integrados a grupos rebeldes, o se les condena a trabajar en minas de oro o diamantes en condiciones infrahumanas.
Este 2 de diciembre se conmemora el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud y todos estos datos nos deben llevar a reflexionar que la lucha contra ese fenómeno, tan antiguo como vigente, requiere del esfuerzo comprometido y firme de la comunidad internacional.
El mundo no puede presumir que es distinto o mejor al de hace siglos mientras no sea capaz de erradicar este fenómeno; mientras fábricas, minas, granjas y prostíbulos sean los nuevos escenarios de la moderna esclavitud.