El giro cultural marcado por las nuevas tecnologías de la información no deja ningún sector de la sociedad fuera del cambio. Con mayor o menor velocidad, todos nos hemos adaptado. Cada mercado enfrenta ahora la responsabilidad de la interlocución, entendida en el mundo de los negocios como oferta y demanda de contenidos, servicios y productos. En este sentido, la mercadotecnia ha sido una de las principales herramientas con las que marcas, personas, instituciones y productos se han mantenido a flote en un escenario dinámico y cambiante. Las marcas enfrentan a consumidores cada vez más y mejor informados, con niveles de preferencia y de exigencia que se anclan en detalles muy precisos. El nuevo consumidor generalmente pone en jaque a sus proveedores de productos y servicios porque va un paso adelante, vive anticipándose y generando tendencia con niveles de velocidad bastante difíciles de seguir. Todo un reto para las marcas, comunicadores y mercadólogos.
En este contexto, una nueva forma de hacer mercadotecnia ganó terreno contra las formas tradicionales: el marketing experiencial.
Buscar el corazón de la gente, entender e interpretar sus gustos y preferencias desde la emoción y entregar el mensaje de forma emocional es el sueño perseguido por miles de empresas y marcas de todo volumen y tamaño. Se trata de conquistar al consumidor mediante experiencias directas, personalizadas y únicas. La mercadotecnia experiencial hunde sus raíces en el conocimiento antropológico de los diferentes sectores de la sociedad, paradójicamente sesgada e integrada por las pautas que las tecnologías imponen. El marketing experiencial funciona porque es un canal directo de comunicación —sin interrupciones, cara a cara— entre la marca y su consumidor. La relación marca-consumidor comienza en el proceso de investigación, momento crucial para la marca y el cual bien orientado puede derivar en engagement (compromiso) oportuno y extenderse hasta la compra.
Crear una experiencia de marca es la clave para diferenciarse de la competencia mediante una forma innovadora y duradera y es, al mismo tiempo, la forma más efectiva para marcar el inconsciente de nuestro mercado. La clave es establecer dinámicas a tiempo y en forma, sabiendo innovar en el momento adecuado. La experiencia es dentro de la mercadotecnia una actividad indispensable, la cual, acompañada de la investigación y análisis oportuno, puede convertirse en la llave que nos conduce al cambio.
A partir de la explosión experiencial las marcas buscarán trascender del share of mind al share of heart. El marketing experiencial es el único tipo de mercadotecnia que combina la razón y la emoción haciendo que el consumidor esté más sensible y utilice los dos hemisferios del cerebro.
Hoy es la mejor forma de mover al consumidor y crear lazos tan fuertes que acaba siendo embajador y admirador de las marcas.