Si quisiéramos formular el desempeño o performance en las redes de área amplia de una empresa, podríamos hacer una ecuación como esta: tecnología + conectividad = desempeño.
Esto se logra gracias a las tendencias actuales: movilidad, cómputo en la nube, comunicación, colaboración unificada y virtualización, cada una con un impacto significativo a la variable “conectividad” de nuestra ecuación, es decir, a la red de comunicaciones.
El desempeño se presenta de dos maneras: una, el acceso de los empleados de la organización a los sistemas informáticos desde cualquier lugar; y otra, las eficiencias en el sistema, tales como la consolidación de servidores producto de la implementación de sistemas virtuales y de la habilidad de transmitir servicios donde y cuando sean necesarios. Dado que el desempeño aumenta la productividad y esta a su vez se asocia a un valor económico, las empresas están invirtiendo en tecnologías que mejoran esta ecuación para ser más rentables.
El reto reside en que las redes de área amplia sufren una demanda sorprendente de recursos, pues el envío de aplicaciones es cada vez más complejo y con un mayor contenido, ya sea por un video en línea (streaming) o comunicaciones de voz sobre IP.
Además, factores externos como la globalización llevan a las empresas a tener sus centros de datos y usuarios en casi cualquier parte del mundo; infraestructuras de nube y empleo de dispositivos móviles para acceder a la red corporativa, entre otros. Expertos estiman que 80 por ciento del tráfico dirigido a los centros de datos de las empresas proviene de las redes de área amplia y no del mismo edificio.
Por ello, en la actualidad las redes de área amplia no se pueden operar con las tecnologías de antes, esta no es la red de nuestros padres. Se requiere el control de cada byte de información que se envía a través de ellas para así garantizar la operación de todo el sistema. En esta nueva generación de redes de área amplia, queremos que el cómputo empresarial y sus usuarios puedan estar en cualquier parte del mundo sin afectar su desempeño en lo más mínimo. Es lo que nos gusta definir como el cómputo independiente.
Para erradicar dicho problema, es posible emplear diferentes técnicas:
—La optimización del tráfico al no enviar información redundante o repetida, los sistemas que emplean técnicas de duplicación de datos son muy eficientes en este sentido.
—La capacidad de aplicar, de una manera inteligente, políticas de calidad de servicio alineadas al negocio, es decir, controlar el tráfico de red que pertenece al negocio y reclasificar todo lo que no sea prioritario.
—Contar con un sistema que entienda todos los elementos de la red de área amplia con el fin de poder elegir, dinámicamente, la mejor ruta para interconectar a los usuarios con los centros de datos.
—Y por último, implementar un sistema de monitoreo que nos permita observar y medir los niveles de servicio y la experiencia del usuario, correlacionando todo tipo de mediciones en la red, en un solo tablero de información.
Con el empleo oportuno y preciso de estas tecnologías podremos afrontar los requerimientos de las redes de área amplia hoy y en el futuro.