La prevención es la única manera de evitar la epidemia de diabetes que ataca al país.
Don Pedro tenía varios meses sintiendo que algo no estaba bien: ya no soportaba las largas jornadas que su trabajo en el campo le exigía, todos los días le dolía la cabeza, su sed y su hambre parecían insaciables y su visión comenzaba a nublarse con frecuencia. Su esposa, doña Carmela, había notado ya estos síntomas en su marido, y después de muchos intentos logró convencerlo de visitar la clínica de la comunidad.
Tras escuchar los síntomas que don Pedro describía, el médico dio un diagnóstico tentativo que más bien sonaba a una sentencia de muerte: “Suena a diabetes tipo 2, pero tenemos que hacer unos estudios para estar seguros”.
Doña Carmela y su marido no estaban seguros de lo que la enfermedad era, pero sabían que su vecino la había padecido y que murió ciego y sin trabajo.
Cada seis segundos muere una persona en el mundo a consecuencia de la diabetes. Esta cifra aterradora dice mucho de cómo esta enfermedad se está convirtiendo rápidamente en la epidemia silenciosa del siglo XXI. Así, es una enfermedad que significa un gran reto de salud global. Datos de la Federación Mexicana de Diabetes demuestran que tan solo en 2013 murieron en el mundo 5.2 millones de personas a causa de la diabetes —sobre todo por las múltiples complicaciones en las que esta enfermedad desemboca-.
A nivel mundial, la diabetes está causando estragos en la salud pública de muchísimos países, los cuales, aunque dicen tener arsenales repletos de medicamentos para controlarla, parece que no pueden detenerla. La diabetes está creciendo de manera acelerada, especialmente en países de ingresos bajos o medios, como México, Cuba, Haití, Afganistán y Brasil.
En México, alrededor de 8.7 millones de personas tienen diabetes. Además, es la primera causa de muerte en nuestro país, ya que ocasiona enfermedades como hipertensión, insuficiencia renal, neuropatía, arteriosclerosis y retinopatía, que es la causa principal de ceguera en México. Se dice que en el país existen suficientes medicamentos para atender a 8.7 millones de diabéticos, el principal problema es que hay miles de mexicanos que aún no han sido diagnosticados y miles más que, a pesar de saber de su enfermedad, no tienen conocimiento de lo que necesitan hacer para controlarla, y esos son los miles que mueren por descuidos.
Los resultados de don Pedro llegaron antes de lo esperado, y confirmaron que el primer diagnóstico del médico era correcto: los niveles de la sangre del paciente superaban los 126 mg/dL: don Pedro era diabético. ¿Pero cuál era el siguiente paso? El doctor recetó unas pastillas hipoglucémicas a base de metformina, con esto intentarían alargar por el mayor tiempo posible el uso de insulina.
Mientras tanto, doña Carmela, que en su tiempo libre había investigado sobre la enfermedad, se encontraba completamente frustrada, pues no sabía cómo iba a alimentar a su marido. Al enfermo le prohibieron todos los alimentos que consumía normalmente: refrescos, comidas grasosas, papas, carbohidratos y alcohol. Y para sumarse a eso, tenía que comer cada tres o cuatro horas. “¿Con qué dinero?,” se preguntaba angustiada doña Carmela.
En 2013, la diabetes le costó al país 8835 millones de pesos. Eso solamente en medicinas, diagnósticos y creación de espacios públicos para hacer ejercicio. ¿Cómo puede entonces seguir creciendo el número de diabéticos en México? Después de todo el dinero invertido, ¿cómo es que el 14 por ciento de la población padece esta enfermedad? Falta de educación. El país tiene que invertir en el cuidado de los enfermos, pero, aun más, en la prevención de la enfermedad. Se deben de crear campañas que expliquen a los ciudadanos el costo físico y monetario que implica llevar una vida poco saludable.
La secretaria de Salud de México, Mercedes Juan, expuso la semana pasada ante la Organización de las Naciones Unidas los planes que la Secretaría tiene en relación a temas como la diabetes. En la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, la Secretaría de Salud propone “incluir el fomento de estilos de vida y hábitos de alimentación saludables, la generación y rescate de espacios para la actividad física, la capacitación del personal de salud y el fortalecimiento de la atención primaria”.
Ahora la promesa está en papel, solo falta que alguien la lleve a algo más.
Como en muchas otras materias de educación —por ejemplo, la relacionada con el bullying o el uso de las redes sociales e internet—, la responsabilidad no es solamente del gobierno, los ciudadanos tienen siempre que poner “su granito de arena” para que todos estos problemas se puedan eliminar —o al menos controlar—. Quienes estamos al tanto de lo que la diabetes ocasiona y de cómo prevenirla, debemos de acercarnos a otros y tratar de hacer algo por el país.
El Instituto Carlos Slim de la Salud (ICSS) es uno de los centros de investigación en México que más se ha enfocado en la diabetes. Hace menos de un mes, el Centro de Diabetes Joslin y el ICSS anunciaron una alianza para desarrollar materiales educativos interactivos en línea para médicos de primer contacto, que son quienes atienden a la población más vulnerable en México. El material educativo cubrirá temas como la prevención y el tratamiento de la diabetes tipo 2, así como sus complicaciones y carga de morbilidad. Se estima que en la primera etapa más de 500 médicos mexicanos se verán favorecidos.
Otro ejemplo es el de las empresas Apple, Samsung y Google, quienes se unieron para la creación de nuevas tecnologías que ayuden a pacientes con diabetes a chequear sus niveles de azúcar en la sangre de una manera más fácil y menos molesta (por no decir dolorosa). Las tres empresas trabajan en métodos que eviten que personas diabéticas tengan que pincharse los dedos para medir sus niveles de glucosa, ya que hay quienes tienen que hacerlo hasta 10 veces al día.
Poco a poco doña Carmela entendió que no necesitaba gastar mucho para cumplir con la nueva dieta de su marido: verduras, frutas, semillas. Podía usar todo lo que tenía en el campo y, con el tiempo, ella también se sintió mejor con su nueva dieta más saludable. Y ambos hasta bajaron de peso. Don Pedro, que antes pasaba horas en la televisión cuando regresaba del trabajo, comenzó a correr todas las noches y así pasaron muchos años antes de que tuviera que inyectarse insulina para controlar sus niveles de azúcar en la sangre.
Se estima que en 2035 en México habrá 15.7 millones de personas con diabetes, eso es casi el doble de personas que la padecen el día de hoy. Un país con 30 por ciento de habitantes diabéticos sería un país moralmente inhabitable y económicamente insostenible. ¿Qué vamos a hacer para no caer en el destino casi inevitable que nos espera a los mexicanos? ¿Subir el precio de los refrescos y que diferentes entes del gobierno sigan acrecentando sus riquezas con nuestros impuestos o salir a la calle y explicarles a los ciudadanos las razones por las que no deberían ni siquiera consumir esos productos?
@CCamsanchezb