De no detener el bullying, sufriremos las consecuencias de una sociedad que se autodestruye día a día.
Héctor Alejandro, Iván Mauricio, Mario y Brisa Fernanda son solo cuatro de los miles de jóvenes mexicanos que han sido víctimas de bullying en sus escuelas en los últimos meses.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, de 2012 a la fecha el acoso infantil en México aumentó un 10 por ciento, es decir, siete de cada 10 niños han sido víctimas de violencia.
Por su parte, estudios del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México aseguran que, de los más de 26 millones de estudiantes de nivel básico (preescolar, primaria y secundaria) del país, entre el 60 y 70 por ciento han sufrido bullying.
Y así podríamos continuar con las cifras que, aunque no son exactas (pues no todos los casos se denuncian ni trascienden a la opinión pública), sí reflejan el nivel de descomposición social que vivimos, ya que, como dice el maestro Elías Rafful, titular del Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana del Consejo Nacional de Seguridad Pública, “todos, como sociedad, somos corresponsables de la violencia que viven los jóvenes”.
Pero… ¿qué sucede en las escuelas que lleva a los jóvenes a suicidarse? ¿Qué ven en casa los adolescentes que se agreden entre ellos con lujo de violencia sin que alguien diga basta? ¿En qué momento los juegos, las risas y las bromas se convirtieron en dolor, angustia y llanto?
De acuerdo con especialistas, la respuesta es la familia, el primer círculo social de los niños, donde se aprende a convivir.
“Por ejemplo, cuando hay gritos en casa, insultos y malos tratos en general, los niños y niñas replicarán estas conductas con sus amigos, compañeros de clase y, posteriormente, cuando sean adultos, con su propia familia”, explican psicólogos de Asexoria, expertos en el tema de abuso infantil.
“Por el contrario, un niño que crece en un entorno familiar donde lo cuidan, lo respetan y le recuerdan constantemente lo valioso que es, aprenderá a respetar, ser empático y formar mejores relaciones con los demás”.
¿Cuántas veces gritamos y usamos la violencia para reprender a nuestros hijos? ¿En cuántos programas de televisión se refuerzan estereotipos, se discrimina, o se hace burla del otro por ser diferente?
Vivimos rodeados de violencia, de esa violencia que no se ve, la cotidiana, esa que deja de ser noticia hasta que un niño de 14 años se suicida cansado de las burlas de sus compañeros, de los gritos y humillaciones de los adultos que deberían protegerlo.
Hace unos días, tras la muerte en Tamaulipas de un joven víctima de violencia escolar, surgió en las redes sociales la iniciativa ciudadana #elbullyingNOesunjuego, que ha sido apoyada por el Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana del Consejo Nacional de Seguridad Pública a través de un programa que inicialmente llegará a cinco estados de la República Mexicana buscando erradicar y prevenir la violencia en las escuelas.
Todo esfuerzo es bienvenido, toda iniciativa que busque recuperar la paz social, la convivencia sana entre los niños y jóvenes de nuestro país es una inversión a futuro; porque de no detener a tiempo la violencia en las escuelas, sufriremos a corto plazo las consecuencias de una sociedad que se autodestruye día a día.
Pablo Reinahes periodista mexicano, premio nacional de periodismo 2001. Actualmente colabora en el canal de televisión por internet UNO TV como reportero y conductor. @PabloReinah