Cuando las condiciones económicas no son favorables, los electores suelen calificar de forma negativa la gestión gubernamental.
Economía y seguridad representan los dos principales retos de la administración del presidente Enrique Peña Nieto. Así se registró en las encuestas de salida el día de su elección y se convirtió en su mandato desde entonces. La forma en que los electores evalúen estos dos temas puede tener consecuencias para alcanzar los objetivos de gobierno para la segunda mitad de esta administración e, incluso, para la gobernabilidad del país.
La literatura que hay en el tema señala que cuando las condiciones económicas y de seguridad no son favorables, los electores suelen calificar de forma negativa la gestión gubernamental. Con estas condiciones los ciudadanos podrían castigar electoralmente al partido en el gobierno otorgando su sufragio a un partido de oposición. Por el contrario, si dichas variables tienen una buena aceptación, es más probable que los ciudadanos sigan concediendo un voto de confianza.
La serie histórica elaborada por Parametría permite analizar la opinión que tienen los ciudadanos sobre la percepción económica personal y del país para las tres últimas administraciones presidenciales, desde 2002. Observar esta información histórica permite aprender sobre cómo se han comportado estas evaluaciones en el pasado. Nos permiten estudiar cómo los ciudadanos perciben el manejo de la economía y el impacto que esta percepción tiene en su evaluación del gobierno, así como el posible impacto que podría tener en los resultados electorales.
Ahora bien, las percepciones se fundamentan en lo que el ciudadano registra en su experiencia cotidiana. Por ello los datos emanados de la opinión pública deben de ser contrastados con cifras proporcionadas por instituciones como el Banco de México y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esto nos permite hacer un comparación entre el ámbito perceptual y los datos duros, lo que nos proporciona una fotografía amplia sobre el tema.
Economía y comportamiento electoral
La teoría de la elección racional, o rational choice, es una de las escuelas que estudian el comportamiento electoral. Esta teoría señala que el individuo tiende a maximizar su utilidad o beneficio y a reducir los costos o riesgos para lograrlo. Bajo este precepto, la situación económica es probablemente la variable más importante para explicar los niveles de satisfacción de los ciudadanos con sus gobiernos, así como para expresar su comportamiento electoral. De entre todas las políticas públicas y programas de gobierno, el desempeño en el terreno económico es el más observado y el referente que sirve para castigar o premiar la gestión gubernamental.
Un ejemplo reciente sobre el impacto que pueden tener las políticas económicas en el ámbito electoral lo encontramos en Europa, la crisis económica de 2008 que se extendió por diferentes naciones propició la salida de mandatarios y cambios del partido en el gobierno en más de 17 países, tal es el caso de: Islandia, Reino Unido, Dinamarca, Portugal, Hungría, República Checa, Bélgica, Grecia, Italia, España y Francia. Gobiernos posicionados ideológicamente como de derecha e izquierda han sido reemplazados después de implementar recortes y políticas de austeridad para hacer frente a los desafíos económicos.
El caso de España es punta de lanza en el tema. De acuerdo con una encuesta de la consultora Metroscopia realizada para el diario El País, a menos de un año de las elecciones autonómicas y municipales, el Partido Popular (PP) perdería la mayoría absoluta tanto en la Comunidad de Madrid (donde gobierna desde 1995) como en el Ayuntamiento de la capital (1991). El PP vislumbra un escenario similar al que enfrentó en el año 2011 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), cuando se desplomó electoralmente y perdió la presidencia. La principal explicación de este panorama electoral la encontramos en el estado de la economí a. Datos de la más reciente encuesta del Instituto Nacional de Estadística de este país indican que, actualmente, el 26 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) se encuentra en paro laboral; lo que representa casi seis millones de personas. Como podemos observar, economía y continuidad política son variables que están fuertemente relacionadas.
Datos duros y percepción pública
Sobre las encuestas enfocadas a medir la percepción que tienen los ciudadanos acerca de la economía, tenemos que señalar que contemplan cuatro categorías: la percepción que tienen los ciudadanos sobre la economía del país y la personal, así como la opinión sobre la economía en forma retrospectiva (12 meses) y prospectiva (12 meses). Teóricamente se ha comprobado que los ciudadanos tienden a evaluar mejor la economía en el ámbito personal que en el nacional, así como en la parte prospectiva respecto a lo comparado con el pasado.
Los factores que influyen en las percepciones económicas de los individuos son diversos y pueden obedecer a cuestiones reales o “artificiales”. Las variables que indican los datos duros en el tema tienen que ver con el crecimiento del Producto Interno Bruto, la tasa de inflación, el desempleo etcétera, en tanto que los elementos “artificiales” que influyen en la forma de evaluar el desempeño de la economía refieren, por ejemplo, a las expectativas que genera la ciudadanía derivadas de las campañas políticas o promesas electorales. Lo que algunos han llamado la politización de la economía.
Un ejemplo de percepciones económicas no sustentadas necesariamente en datos duros tuvo presencia en México, en las elecciones federales de 2003 y 2006; en estos períodos la economía del país no registró avances importantes en generación de empleos, PIB o inflación, no obstante, la población visualizó un contexto económico favorable basado posiblemente en discursos políticos o en el ambiente colectivo, el cual era positivo al respecto.
La percepción
Parametría ha realizado mediciones periódicas, desde junio de 2002 a la fecha, sobre la percepción económica retrospectiva y prospectiva —en el ámbito personal y sobre el país— de los mexicanos mayores de 18 años. De acuerdo con la serie histórica, podemos observar que la percepción sobre la economía ha tenido caídas importantes y recuperaciones. Es a partir de febrero de 2008 cuando la brecha entre las opiniones positivas y negativas se amplía, llegando las opiniones negativas a su punto más alto en diciembre de 2009, época en la cual debemos recordar que comenzó la crisis en la economía estadounidense. Primero analizaremos las percepciones públicas de los datos retrospectivos de la economía y, en un segundo apartado, las prospectivas.
En el período de gobierno de Vicente Fox Quesada las opiniones retrospectivas negativas de la economía personal oscilaron entre 28 por ciento y 47 por ciento; las positivas en el mismo ámbito fueron de 18 por ciento a 37 por ciento, es decir, la brecha entre unas y otras no era tan grande. Estos datos llaman la atención ya que, de acuerdo con la información económica del país de ese período, no se presentó un crecimiento económico que impactara en la opinión pública, no se llevaron a cabo reformas estructurales, ni se concretó la reforma migratoria que tendría impactos económicos en el país, una de las banderas más importantes de ese gobierno. El crecimiento del PIB en el año 2000 fue de 6.9 por ciento y, un año después, de -.02 por ciento. Estos datos nos permiten inferir que la opinión pública en esa administración basó más su percepción económica en las expectativas que tenía del gobierno de transición y no necesariamente en resultados concretos.
Si analizamos el tiempo que ha transcurrido de la actual administración, que va de diciembre de 2012 a junio de 2014, podemos apreciar que, al inicio de la gestión, Enrique Peña Nieto llegó con una opinión pública que consideraba que la situación económica del país y la personal habían empeorado en los últimos 12 meses, así lo refirió 55 por ciento de los mexicanos, solo 18 por ciento consideró que habían mejorado. El porcentaje de aquellos que creían que la economía del país había empeorado se fue reduciendo en los meses siguientes, hasta llegar al promedio registrado en septiembre y octubre de 2013, donde disminuyeron siete puntos porcentuales aquellos que veían un deterioro en la economía nacional y personal. No obstante, es a partir de diciembre del año pasado cuando se observa que la brecha entre ambas opiniones se empieza a hacer más grande con un repunte de las percepciones negativas.
A finales del año 2013, el 64 por ciento de los ciudadanos consideró que la situación económica del país en los últimos 12 meses había empeorado contra un mínimo histórico de 13 por ciento que refirió había mejorado. La puesta en marcha de la reforma hacendaria, que incluyó nuevos impuestos establecidos por el actual gobierno (refrescos y bebidas azucaradas, chicles, comida “chatarra”, gasolina, transporte terrestre, turbosina, ganancias a la bolsa, impuestos sobre explotación minera, etcétera), aunado a las declaraciones del Banco de México y otros organismos financieros que redujeron las expectativas de crecimiento del país, pueden explicar la caída en la percepción de la economía del país y en el ámbito personal, ya que este último cayó de manera más acentuada.
Cabe señalar que es también en este período, de diciembre de 2013 a febrero de 2014, cuando Enrique Peña Nieto presenta el descenso más importante en los niveles de aprobación presidencial; de acuerdo con las mediciones de Parametría, pasó de tener 53 por ciento de aceptación en noviembre y diciembre de 2013 a 44 por ciento en el promedio registrado en enero y febrero de 2014, es decir, tuvo un descenso de casi 10 puntos porcentuales. Es bien sabido que el cobro de impuestos es un tema poco popular para los gobiernos, no obstante en otras sociedades son identificadas las diferencias entre impuestos progresivos y regresivos. La clase media y la menos favorecida no se manifiestan en contra de medidas que impliquen el cobro de impuestos a los que más tienen o ganan, en cambio, en México esa diferencia parece no ser tan clara, así quedó asentado en la opinión sobre el cobro de impuestos a colegiaturas en escuelas privadas a la que se opuso la opinión pública, aun cuando las escuelas públicas representan el 86.4 por ciento de la totalidad en el país.
En cuanto a la percepción económica prospectiva, tenemos un escenario muy similar, aunque los datos se presentan con más variaciones. Las opiniones de la economía personal a futuro fueron positivas de 2002 a 2007, y es a partir del año 2008 cuando los efectos de la crisis económica en EEUU se empezaron a sentir en el país y observamos que empiezan a ser la mayoría de las opiniones que ven un escenario económico sombrío en los siguientes 12 meses.
Los datos duros
Existen tres variables básicas para conocer el estado de la economía de un país: empleo, inflación y el Producto Interno Bruto. Sobre el tema, tenemos que puntualizar que en 2013 las expectativas de crecimiento económico fueron corregidas en cuatro ocasiones a lo largo del año por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). A principios de año se estimó que la economía mexicana crecería a 3.5 por ciento, un primer recorte redujo las expectativas en 3.1 por ciento, después vino una segunda revisión en 1.8, un mes después se estimó 1.7, para concluir en un estimado de 1.3 por ciento. De acuerdo con datos del Inegi, la economía mexicana en 2013 creció en 1.1 por ciento, siendo el menor crecimiento registrado en cuatro años.
En mayo de este año se hizo la primera revisión a la estimación de crecimiento del país esperado para este año; la SHCP recortó a 2.7 por ciento la perspectiva de crecimiento económico del país, la cual inició en 3.9 por ciento. Por su parte, el Banco Mundial redujo su expectativa de crecimiento para el país, haciendo una estimación que pasó de 3.4 a 2.3 por ciento; para 2015 el organismo internacional prevé que México crezca al 3.5 por ciento. De acuerdo con información proporcionada por el gobierno federal, estas estimaciones empezarán a mejorar una vez que se hayan aprobado y se pongan en marcha las reformas estructurales, tales como la energética, la cual contempla modificaciones al artículo 27 constitucional, con lo que habrá un cambio en la política de energéticos del país ejercida en los últimos 75 años.
Empleo
Las cifras sobre empleo generadas por el Inegi indican que, en el primer trimestre de 2014, se registró un 4.8 por ciento de desocupación de la Población Económicamente Activa (PEA), lo que corresponde a 2.5 millones de personas. Dicho porcentaje es inferior al registrado en el período de enero-marzo de 2013, que fue de 4.9 por ciento. La tasa de desempleo en México es la cuarta más baja entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), solo debajo de Japón, Corea y Austria. Estos datos indican que, en el tema del desempleo, el gobierno ha hecho un buen trabajo; sin embargo, hay que considerar que en México un alto porcentaje de la población se encuentra empleada en el sector informal, por lo que no tiene prestaciones laborales. Además, en el país todavía no está operando un seguro de desempleo a nivel federal que les permita a los desempleados evaluar diferentes opciones laborales, por lo que es más probable que tomen el primer empleo que les ofrezcan.
Índice Nacional de Precios al Consumidor
El Índice Nacional de Precios al Consumidor es uno de los indicadores económicos más importantes. Datos del semáforo económico del Inegi indican que enero de 2014 fue uno de los meses donde la inflación general aumentó considerablemente, al ubicarse en 4.48, una de las más altas desde 2012. Ello se debió, de acuerdo con los especialistas, a los cambios fiscales y al aumento en la tarifa del Sistema de Transporte Colectivo Metro del Distrito Federal. En diciembre de 2013, los productos con precios a la alza fueron: jitomate, metro o transporte eléctrico, servicios turísticos en paquete, gasolina de bajo octanaje, transporte aéreo, pollo, vivienda propia, carne de res, autobús foráneo y gas doméstico LP. El encarecimiento de estos productos y servicios ha propiciado que entre los ciudadanos se perciba un ambiente de deterioro de su economía, tal como lo señalan las encuestas citadas anteriormente.
En conclusión, los datos duros de organismos financieros refieren que la economía mexicana ha presentado un débil crecimiento desde mediados del año pasado. Existe un fuerte debate entre académicos, investigadores y especialistas del tema sobre si nos encontramos en una recesión económica o no, empero, en la opinión pública gran parte de los mexicanos perciben que la economía del país, así como la personal, se ha deteriorado respecto a los 12 meses anteriores y no muestran expectativas positivas en el futuro.
El voto económico
Como mencionamos anteriormente, existe evidencia sobre la fuerte correlación que hay entre la economía y la preferencia electoral de los votantes. En este sentido, México no es ajeno al comportamiento del voto económico. Gracias a los ejercicios de exit poll (encuestas de salida) realizados por Parametría desde el año 2009, podemos ver qué tanto peso ha tenido dicha variable en los electores. Las encuestas de salida son la herramienta más poderosa que tenemos para definir al elector, ya que estas se realizan inmediatamente después de que el ciudadano salió de la casilla de votación y antes de que se sepa quién es el ganador de la contienda. Estos ejercicios sirven para hacer una radiografía del votante y conocer los motivos de su voto (identidad partidista, preferencia por el candidato, temas, intereses, etcétera).
La encuesta de salida realizada al final del sexenio presidido por Vicente Fox (2006), muestra que 34 por ciento de los votantes dijeron que su economía personal había mejorado “mucho” o “algo” en los últimos seis años, en tanto que para el 23 por ciento había empeorado; destaca que un importante 42 por ciento se ubicó en un status quo. En las elecciones presidenciales de ese año, el candidato Felipe Calderón, quien competía por el Partido Acción Nacional, ganó la presidencia, haciendo que el partido en el gobierno se mantuviera por otro mandato.
Para julio de 2012, en la recta final del gobierno de Felipe Calderón, un 38 por ciento mencionó que su economía personal había empeorado contra un 30 por ciento que vio mejoría en el último sexenio. Se observa un aumento de 15 puntos porcentuales en la opinión negativa de la economía personal de un gobierno panista a otro. Recordemos que en las elecciones federales efectuadas ese año, es el candidato del Revolucionario Institucional, Enrique Peña Nieto, quien obtuvo la victoria, con un margen de seis puntos respecto al segundo lugar, que fue ocupado por el candidato del Partido de la Revolución Democrática.
En el 2006, entre los que consideraban que su economía personal había empeorado, solo 16 por ciento se inclinó por el PAN, en cambio, el PRI y el PRD se repartieron al electorado que estaba disconforme con la economía (37 por ciento y 41 por ciento, respectivamente). Los datos fueron similares en el año 2012; de aquellos que consideraron que su economía personal había empeorado, un 18 por ciento ratificó su voto por el PAN; en tanto que, las alianzas del PRI-Partido Verde Ecologista de México y PRD-Partido del Trabajo-Movimiento Ciudadano obtuvieron un 41 por ciento y 40 por ciento de este electorado, respectivamente.
Asociado a la mala evaluación del estado de la economía personal, se observa, gracias a las encuestas de salida, que hay una visión pesimista respecto a la mejoría de tales condiciones en este período. Los datos muestran una caída de ocho puntos en la expectativa de mejoría de la economía personal a futuro en los entrevistados, pasando de un 59 por ciento en el 2006 a un 51 por ciento en el 2012, y del seis por ciento al 17 por ciento quienes consideraron que su futuro económico personal empeoraría.
Podemos observar que también ha habido cambios en la percepción económica prospectiva de los electores. Haciendo una comparación entre los cuatro ejercicios de encuestas de salida que hemos realizado, podemos destacar que las percepciones económicas en época electoral son más positivas entre la población, sobre todo en el terreno a futuro. Estos porcentajes son aún mayores en elecciones cuando se elige a presidente respecto a las elecciones intermedias. Fue en el año 2009 cuando se registró un descenso considerable en los mexicanos, que esperaban que en el futuro su economía mejorara, 41 por ciento de los entrevistados así lo señaló, mientras que 26 por ciento avecinaba un escenario sombrío a futuro en este tema.
En 2003, el 15 por ciento de los electores que acudieron a las urnas señaló que esperaba que su economía personal empeorara en el futuro; para el año 2006, este porcentaje se redujo a seis por ciento, pero en el 2009 el número de votantes que indican que sus finanzas se deterioraron llegó hasta un máximo histórico de 26 por ciento. Estos datos coinciden con la crisis económica de Estados Unidos, que se prolongó desde 2008 a 2012.
Es justo en ese año cuando el PAN, partido en el gobierno, pierde más diputados, pasando de 206 en la legislatura de 2006 a 2009, a 142 en la legislatura de 2009 a 2012. La mala percepción de los electores en la economía personal tanto prospectiva como retrospectiva es una variable que le costó al blanquiazul 64 escaños en la cámara baja, los cuales fueron captados por el Partido Revolucionario Institucional.
Escenarios para México
El entorno económico para los mexicanos se vislumbra adverso, tanto las percepciones en la opinión pública como los datos duros indican que existe una recesión de la economía mexicana. Debemos señalar que 2015 será un año electoral, donde se elegirán nueve gobernadores (Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora), 661 diputados locales y 1015 ayuntamientos, además de la renovación de la Cámara baja del Congreso federal. Bajo este escenario, la situación para el partido en el gobierno (PRI) se vislumbra complicada en caso de que los números económicos no muestren una mejoría.
Si la economía del país presenta una recuperación derivada de las reformas estructurales, tal como el gobierno y algunos analistas esperan que pase, el PRI probablemente no será afectado por el voto económico, mantendrá los escaños en el Congreso, así como los gobiernos que ahora dirige (Campeche, Colima, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí), aspirando a ser competitivo en los estados de Baja California Sur, Guerrer y Sonora, los cuales son gobernados actualmente por otros partidos. Por otro lado, si la economía no presenta la recuperación esperada, es más probable que el partido en el gobierno pierda escaños en el Congreso Federal y la evaluación de la gestión se vea cuestionada. En México se vivió una situación similar durante las crisis de los sexenios 1982-1988 y 1994-2000, cuando el Partido Revolucionario Institucional vio mermada significativamente su intención de voto derivada del mal manejo de la economía. Por lo tanto, debemos esperar y analizar cuál es el efecto de las políticas de crecimiento y combate a la inflación por parte del gobierno federal.
A diferencia de lo que sucedió en el sexenio de Vicente Fox Quesada, en las dos gestiones siguientes parece que tenemos ciudadanos más críticos sobre los resultados del gobierno en el ámbito económico. Bajo este escenario, la capacidad del gobierno para responder a las demandas económicas es importante para poder legitimarse y, en última instancia, obtener buenos resultados en los próximos comicios.
Francisco Abundis Luna es director asociado de Parametría S. A. de C. V. Candidato a Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Connecticut, sus principales líneas de investigación son la psicología social, opinión pública y comportamiento electoral. Ha realizado diferentes publicaciones sobre elecciones en México, participación ciudadana y encuestas electorales, entre otras.
Marisol Vázquez Piñón es politóloga por la Universidad Nacional Autónoma de México. Directora de Comunicación y Medios en Parametría S. A. de C. V., ha escrito diversos artículos sobre cultura política y opinión pública en México.