Un reciente libro reúne la quintaesencia del pensamiento de uno de los políticos más brillantes de México.
Intelectual, polémico, luchador, filósofo, pero sobre todo político, muy político, Porfirio Muñoz Ledo reemprende su labor literaria y publica sus sentencias políticas en un libro titulado Memoria de palabra.
Oriundo de la ciudad de México, nacido hace 80 años, la carrera de Muñoz Ledo ha sido tan fulgurante como copiosa. Además de ser comisionado para la reforma política del Distrito Federal, cargo que hoy desempeña, fue secretario de Trabajo y Previsión Social, secretario de Educación Pública, presidente del Partido Revolucionario Institucional, representante de México ante la Organización de las Naciones Unidas, fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), coordinador del PRD tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados y candidato a la presidencia del país por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana.
En entrevista con Newsweek en Español manifiesta que Memoria de la palabra no es un diccionario de ideas políticas, sino un prontuario: “Es una colección sistematizada de frases que produje en distintos textos. No hay la anécdota oral, es decir, alguien que haya recogido frases que dije en circunstancias distintas. Son extractos de mis libros y tienen como objeto eso, compendiar mi pensamiento sobre temas fundamentales de la agenda política nacional e internacional”.
Memoria de la palabra reúne memorables aforismos de quien es considerado uno de los políticos más brillantes del México contemporáneo. Es, además, una propuesta de definiciones sobre grandes temas del poder, como política, democracia y educación.
—¿Cuáles son las claves para construir el debate intelectual y político en nuestra época? —pregunta Newsweek en Español a Muñoz Ledo.
—Son los temas de la agenda nacional e internacional. Desde luego, el tema central es el de la globalización, el que ha pasado en México y en el mundo en los últimos 30 años, con objetividad, desde que se implantaron las doctrina neoliberales. Luego es la consideración de la evolución que está teniendo el mundo contemporáneo, no está paralizado y están cambiando las cosas. Y el tercero es la aparición del poder ciudadano dentro de los grandes movimientos políticos como vimos en la primavera en Oriente Medio, en las grandes manifestaciones en Europa, particularmente en España, la eclosión en este momento de la sociedad.
“Lo otro es el balance de la situación actual de México: cuál es la realidad en lo económico, en lo político y en lo social. Y una reflexión particular: ¿a dónde fue a parar la transición democrática? ¿Existe en México hoy o no la democracia? La opinión pública piensa lo contrario”.
—Una de las sentencias del libro es que el partidocentrismo es la enfermedad infantil del sectarismo y el dogmatismo. ¿Cómo vislumbra esta obra en 20 años, habrá cambiado la temática, se habrá actualizado, las definiciones serán otras para ese momento?
—Sí. El mundo no es estático, este libro dentro de 20 años va a tener un carácter testimonial, va a ser parte de la historia. Obviamente habrá otros acontecimientos, otros personajes, si el mundo sigue dando vueltas.
—¿No correremos el riesgo de atorarnos en la época actual y que dentro de 20 años el propio libro nos lo reproche?
—Puede que algún lector nos lo diga: ya Muñoz Ledo veía estos problemas. Tú puedes leer con un sentido de actualidad a [Nicolás] Maquiavelo, a Aristóteles, pero los problemas no se expresan de modo idéntico. Hay atisbos de lo que está sucediendo todavía.
“Yo creo que es una crítica muy fuerte a las desviaciones de la transición mexicana —no logramos el propuesto que queríamos de instalar una auténtica democracia—, también a las desviaciones de los principales personajes, que después de la alternancia en el poder se hicieron cargo de puestos públicos de México. Hay crítica muy fuerte a Fox, crítica muy fuerte a Calderón y a las vías equivocadas que hemos seguido para combatir algunos de los fundamentales problemas del país, como la inseguridad. Es un libro muy crítico. Y yo hago todos los votos porque una nueva generación pueda resolver algunas de las cuestiones que nos han tenido atrancados”.