A lo largo y ancho de sus más de 675 000 kilómetros cuadrados, Francia ofrece a sus visitantes todo tipo de paisajes, tradiciones, patrimonio cultural y especialidades culinarias; París, Burdeos y Biarritz son solo algunos de los maravillosos y variados rostros del país.
Paris, metrópolis mundial
Ubicada en el corazón de Europa, la capital francesa atrae año con año a aproximadamente unos 29 millones de turistas deseosos de descubrir los tesoros que la Ciudad Luz esconde en cada rincón.
París seduce tanto por su patrimonio clásico como por su capacidad de transformación e innovación; sus museos, galerías, monumentos, restaurantes, bares y hoteles de gran lujo y diseño la sitúan como uno de los destinos más atractivos para turistas del mundo entero.
A lo largo del año, la ciudad es testigo de cerca de 300 eventos artísticos de todos los ámbitos culturales como el recorrido artístico nocturno Noche en blanco o el Paris plages, que transforma la ciudad en estación balnearia. También tienen lugar París ilumina, las ferias internacionales de arte moderno y contemporáneo Fiac y Art Paris, el Paris Design Week y los festivales gastronómicos de Fooding y Ommivore.
Los amantes del deporte pueden darse cita en eventos deportivos entre los que destacan el Torneo Internacional de Tenis de Francia Roland-Garros, el Tour de Francia de Ciclismo y el maratón de París.
En su condición de capital de la moda y el lujo, París no puede dejar fuera de su oferta a las compras. Los visitantes que llegan a la capital tienen aproximadamente 17 500 tiendas por toda la ciudad y cuatro grandes almacenes para darse gusto comprando ropa y accesorios de las mejores y más variadas marcas.
Sus cerca de 142 museos, galerías y monumentos atraen año con año a más de 70 millones de visitantes, quienes llegan de distintas partes del mundo para poder ver las joyas artísticas que los recintos albergan y que se yerguen majestuosas por toda la ciudad.
Tal es el caso del Museo de Louvre y sus aproximadamente 36 000 obras expuestas, o el Museo de Orsay, reconocido por su colección de arte impresionista, el Museo Grèvin con sus más de 300 personajes de cera, el Espace Dalí con la colección más grande en Francia de esculturas firmadas por Dalí, y el Museo del Orangerie y sus Ninfeas de Claude Monet, así como la colección de Walter-Guillaume.
La Torre Eiffel y sus 10 100 toneladas de acero es sin duda el emblema de París; majestuosamente erguida con sus 330 metros de altura en el extremo del Campo Marte, a la orilla del río Sena, da la bienvenida a los visitantes desde que se encuentran en el avión. Como ella, la Torre Montparnasse, el Arco del Triunfo, el Phanteón y el Palacio Garnier, entre otros, hacen de París un destino que parece no tener límites.
Y qué decir de sus 37 puentes, 200 iglesias, 465 parques y jardines conservados y creados a lo largo de sus 6500 años de historia. El Palacio de Versalles, declarado en 1979 patrimonio de la humanidad por la Unesco, constituye una de las más destacadas manifestaciones del arte francés del siglo XVII, mientras que Notre Dame, que recibe aproximadamente 13.6 millones de visitas por año, es una de las catedrales francesas más antiguas de estilo gótico y la más representativa de París.
En cuanto a hostelería se refiere, su capacidad de acogida, 80 000 habitaciones de hotel y diversidad de establecimientos es muy amplia y año con año mantiene a la ciudad en el panorama turístico mundial.
El Le Royal Monceau es el perfecto ejemplo de un hotel de clase mundial que abrió sus puertas en 1928 y que desde entonces se ha posicionado como un sofisticado lugar de encuentro de la cultura y el arte de la época y como referente de los hoteles de lujo de la capital.
Actualmente es propiedad del grupo Qatari Diar, que lo integró en la exclusiva cadena Raffles, y tiene a la cabeza a Philippe Starck como director artístico; a finales de 2010 Le Royal Monceau se renovó resaltando su naturaleza exclusiva de icono artístico.
En el interior del lujoso hotel se encuentra el restaurante La Cuisine, reconocido con la estrella Michelin y que con sus mesas orientadas hacia la cocina del chef Gabriel Grapin ofrece a sus comensales la posibilidad de que vean la elaboración de exquisitos y sofisticados platos de la cocina francesa que son elaborados con hierbas aromáticas provenientes del jardín botánico que tienen en la primera planta. Dichos platillos se complementan con los postres del afamado respostero Pierre Hermé.
En resumen, París es una ciudad exquisita, mágica, elegante y sofisticada, una metrópolis mundial que nunca deja de brillar.
Biarritz, “la reina de las playas, y la playa de los reyes”
Cuando en 1843 el aclamado poeta dramaturgo francés Víctor Hugo descubrió el puerto pesquero del País Vasco, Biarritz, ya advertía que este se convertiría en un destino deseado por todo aquel que llegara a conocer “ese pueblo blanco de tejados rojos y postigos verdes edificado sobre montículos de césped, frente al bravío océano Atlántico”.
Y así fue, unos 11 años más tarde el emperador Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo se instalaron, después de su boda, dos meses en Biarritz, en el Castillo de Gramont, y enamorados de la ciudad decidieron construir una residencia de verano, la Villa Eugenia, para poder dis- frutar año con año de la que la emperatriz denominó como “la reina de las playas, y la playa de los reyes”.
Como ellos, los príncipes rusos, polacos y rumanos, el rey de Wurtemberg, Leopoldo II de Bélgica, los soberanos de Portugal, la reina Isabel de España y los lords ingleses adoptaron la ciudad como su lugar de veraneo; desde entonces, Biarritz siguió atrayendo a la élite de la época —miembros de la realeza y estrellas de cine— con sus noches fastuosas. En la década de 1970 y 1980, con la incorporación de nuevas actividades diurnas sedujo a la sociedad moderna.
Hoy Biarritz apoya su desarrollo basándose en su atractivo turístico, que aunque pone especial interés en el turismo relativo a congresos y seminarios, también le apuesta en gran medida a la cultura, la ecología, sus deportes estrella: el golf y el surf, así como a la talasoterapia, la gastronomía y hotelería.
Para el turismo de negocios, en los últimos años la ciudad equipó tres centros de congresos para dar lugar a más de 300 eventos al año, además de los que se llevan a cabo en los hoteles, y salas de exposiciones: La Gare du Midi, Le Casino Municipal, Le Bellevue y La Halle Iraty.
Los biarrotas ofrecen a lo largo del año una programación rica y multidisciplinaria compuesta por eventos de alta calidad. En enero tiene lugar el Festival Internacional de Programas Audiovisuales (FIPA), considerado como el “Cannes de la televisión”, mientras que en mayo el Festival de las Artes de Calle (FAR) se toma las plazas y calles de la ciudad. En junio y julio Las “Océanes” y el Roxy Jam Biarritz, campeonato mundial de longboard femenino, animan la ciudad con espectáculos y desfiles, pruebas deportivas, conciertos, fiestas y exposiciones; septiembre y octubre dan lugar a Le Temps d’Aimer y a la tradición biarrota de la danza y al Festival Internacional de Biarritz, cine y culturas de América Latina.
Biarritz brinda a los turistas una gran diversidad de paisajes naturales que van de la punta de San Martín hasta la Côte des Basque, pasando por la Grande Plage; además la ciudad cuenta con una gran variedad de edificios y estructuras que muestran su pasado y su presente: de la iglesia ortodoxa a la capilla bizantina, de la villa medieval hasta el Casino municipal de estilo Art Déco.
Como parte del País Vasco —conformado por siete provincias en Francia y España— conserva fuertes tradiciones y una lengua viva, el euskara, así como una cultura rica que se recomienda ser disfrutada de norte a sur iniciando por Bayona, que es la entrada de País Vasco, y terminando en San Sebastián, que es hasta donde el país tiene su prolongación en España.
Para los amantes del deporte, Biarritz se ofrece dotada de naturaleza y grandes playas con magníficas olas, escenario del golf y el surf. Es conocida como la meca para los jugadores de golf de Europa, quienes pueden encontrar una amplia oferta de campos y un clima que permite practicarlo durante todo el año, así como uno de los clubes más antiguos de Francia, el Golf du Phare (1888), y el cen-tro de entrenamiento Centro Internacional de Ilbarritz, ubicado a orillas del mar.
La meca del golf da lugar a una treintena de competiciones al año, entre las que destacan la Biarritz cup, Los Makilas del Golf y el Prom-Am internacional de Biarritz.
La Gran Plage de Biarritz es considerada uno de los mejores escaparates del surf en el mundo; desde el 2006 la ciudad acoge el campeonato mundial femenino Roxy Jam Biarritz y cuenta con la Federación de Surf-Ridinng, y el Departamento de Estudios de Surf en el instituto de la ciudad. También otros deportes como el tenis, la equitación, el rugbi y la pelota vasca tienen lugar en la ciudad.
El bienestar y la salud tienen lugar en Biarritz a través del método terapéutico conocido como talasoterapia, que se basa en los medios marinos y el clima como agentes de sanación y limpieza del organismo. Baños de agua de mar caliente, baños de lodos y algas, duchas tonificantes, fisioterapia en el agua y baños de vapor de agua de mar son algunas de las técnicas de talasoterapia más sofisticadas. En Biarritz hay tres centros complementarios: el Instituto de Talasoterapia Thalassa Internacional, Thalmar y el Spa Imperial del Hotel du Palais.
La ciudad cuenta con más de 2300 habitaciones de las que 1060 están en hoteles de tres estrellas, y 568 en hoteles de cuatro estrellas. El Hotel du Palais es un destacado representante de la oferta hotelera y gastronómica —cuenta con el restaurante de alta cocina La Villa Eugenie, galardonado con la estrella Michelin—, que ofrece el puerto pesquero a sus visitantes. El hotel hace gala de su excepcional herencia al haber sido construido por Napoleón III para su esposa Eugénie y no solo contar con habitaciones de lujo que tienen vista al océano Atlántico, sino con el Imperial Resort and Spa, que tiene cinco pisos dedicados a tratamientos de spa.
Esa costa de inmensas playas, arraigadas tradiciones, elegancia y señorío es Biarritz.
Burdeos, una ciudad que embriaga
Considerada desde el 28 de junio de 2007 como patrimonio mundial de la Unesco, Burdeos, capital de la región de Aquitania y Gironda, encierra la magia de una ciudad que con los siglos ha preservado su riqueza arquitectónica al tiempo que se ha modernizado y reinventado logrando dejar atrás el apodo de “la bella durmiente” y coronándose con el de “la perla de Aquitania”.
Con sus más de 363 monumentos históricos, un sector protegido de 150 hectáreas y las iglesias de Saint André, Saint-Michel y Saint Seurin, la ciudad portuaria del sudeste de Francia, atravesada por el río Gaona, seduce a sus visitantes con magníficos encantos del siglo XVIII que comparten el escenario con un conjunto urbano distinguido en un espacio amplio y complejo que se extiende en 1810 hectáreas.
Esta joya arquitectónica es obra de arquitectos como Víctor Louis, Jacques Gabriel, Jacques d’Welles y Richard Rogers, quienes crearon recintos como el Gran Teatro, el Place de la Bourse, el Estadio Municipal y el Tribunal de Gran Instancia de Burdeos, respectivamente, que son ejemplo de la riqueza que encierra una ciudad que también atrae a los turistas con sus barrios vivos y cosmopolitas conocidos por sus estrechas calles y edificios.
Burdeos es asimismo una ciudad llena de arte y cultura; sus numerosos museos son testigos de la historia artística y humana y ofrecen un recorrido que va desde la prehistoria al arte contemporáneo y de la historia de la resistencia a las artes decorativas. Las colecciones que albergan en museos como el Museo de Bellas Artes, el Centro Nacional Jean Moulin y el Museo de Arte Contemporáneo (CAPC), cuentan con la obra de grandes artistas como Paolo Veronese, Pablo Picasso, Andy Warhol y Gilbert & Georges; desde el 2005 las colecciones permanentes de los siete museos de Burdeos pueden ser apreciadas los 365 días del año de forma gratuita.
Y por si fuera poco, el primer domingo de cada mes un autobús, conocido como el autobús del arte contemporáneo, recorre la ciudad para conocer las nuevas creaciones de los artistas emergentes, mientras que en los cafés-teatros y cabarets se ofrece todo el año una amplia gama de espectáculos y en el Casino de Burdeos se puede disfrutar de salas de juego, máquinas, bares y restaurantes. La Ópera Nacional de Burdeos no se queda atrás con sus 118 músicos de la Orquesta Nacional de Burdeos Aquitania, 38 bailarines, 40 artistas del coro y múltiples artistas invitados que ofrecen más de 200 representaciones en la ciudad, y en noviembre tiene lugar el festival de expresiones contemporáneas Novart Bordeaux.
Burdeos en pocas palabras es una ciudad que se transforma y resplandece, pero para muchos es sobre todo la capital mundial del vino, ese rincón de Francia que embriaga con la riqueza, la calidad y la diversidad de sus vinos. Para los amantes del vino, Burdeos es sinónimo de calidad y excepcionalidad.
De Burdeos emanan las mayores cepas del mundo y solo en la ciudad se practica el ensamblaje —Merlot, Cabernet y Cabernet Sauvignon—, lo que convierte a sus vinos en sutiles, equilibrados y armoniosos.
El mayor y más antiguo viñedo de vinos finos del mundo se extiende por más de 117 500 hectáreas e incluye 60 apelaciones. La actividad vinícola supone uno de cada seis empleos en la región de Gironda, se habla de 8650 vinicultores, 300 comerciantes, 93 intermediarios, una producción de vinos con denominación de seis millones de hl de medida y una facturación de 3.37 millones de euros. Su comercialización en Francia es del 68 por ciento y en el extranjero, del 32 por ciento —facturación de 1.2 millones de euros.
Para celebrar esta bebida que le ha dado tanto reconocimiento a Burdeos, año con año la edición de Burdeos festeja al vino del 28 de junio al 1 de julio. La fiesta reúne a aproximadamente 500 000 personas y supone el recorrido de la Ruta de los Vinos, que se extiende por dos kilómetros a lo largo de los muelles del río Gaona, un pase de degustación para descubrir los vinos de Burdeos y Aquitania, cursos de degustación, paseos por los viñedos, exposiciones, representaciones literarias y musicales, cenas preparadas por distinguidos chefs y numerosos espectáculos. A la par del festejo de Burdeos, en otras partes del mundo como Quebec y Hong Kong también se celebra el vino que se exporta desde el sudoeste de Francia.
El disfrute de la ciudad no sería posible sin los aproximadamente 299 hoteles y residencias hosteleras, que cuentan con 9596 habitaciones, y los 1000 restaurantes que albergan y acogen cada año a unos tres millones de visitantes que llegan para conocer su patrimonio arquitectónico y sus viñedos.
Tal es el caso del Grand Hotel de Bordeaux & Spa, que fue diseñado por Victor Louis en el siglo XVIII y está situado en el corazón de la ciudad, en la Place de La Comédie, de frente al Gran Teatro. Este elegante complejo ofrece a sus húespedes toda clase de lujos y una gran experiencia gastronómica en el restaurante galardonado con la estrella Michelin Le Pressoir d’Argent, encabezado por el chef Pascal Nibaudeau, además de tratamientos de belleza con productos de la mundialmente reconodica marca francesa Nuxe.
Sin duda, Burdeos se moderniza, se renueva, pero sobre todo, se inmortaliza. ¡Salud!