Según la activista contra la trata de personas, si algo mueve a las mujeres es su corazón de madre, y ello hay que aprovecharlo.
Rosi Orozco considera que en el mundo aún existen demasiados retos para las mujeres. Uno de los más importantes es el de la trata y prostitución sexual: “No podemos dejar de ver que la trata de personas afecta a miles de niños y niñas. Y como mujeres tenemos la naturaleza de proteger y debemos ayudar a esas niñas que están siendo víctimas de explotación sexual”.
Rosi Orozco es presidenta de la Comisión Especial de Lucha vs. Trata A. C. de México y ha dedicado gran parte de su esfuerzo a trabajar intensamente a favor de los derechos humanos y de las víctimas de las redes de prostitución, trata y explotación sexual infantil, así como de la violencia familiar.
En entrevista con Newsweek en Español añade que, como sociedad, “debemos luchar por proteger y rescatar de igual manera a la niña que no tiene recursos que a la que sí los tiene. Siempre he dicho que la trata de personas es el secuestro de los más vulnerables, de aquellos que no tienen para pagar un rescate económico y por ello se les cobra con su vida y hasta con 60 violaciones en un día, pues son explotadas sexualmente”.
Frente a este cáncer social tan doloroso, el del sexo femenino víctima de la trata de personas, Orozco le apuesta a la sensibilidad de la mujer: “Si algo mueve a las mujeres es su corazón de madre, que sigue siendo un gran corazón aunque no haya estado en su vientre esa niña que sufre violencia sexual. En la medida en que de veras seamos madres de más personas que solo de nuestra familia, sobre todo de nuestros hijos que han salido del nido y del país, tendremos el tiempo, el corazón y la necesidad de transformar nuestra nación para que la trata de personas ya no prospere y que en la mente de profesionistas, autoridades, legisladores y empresarios la esclavitud no se vea normal”.
No todo es una cuestión de género
Como diputada federal de México en la LXI Legislatura, la cual concluyó en agosto de 2012, Rosi Orozco logró trascendentales avances al colocar el tema de la trata de personas en la agenda legislativa y en los medios de comunicación.
“A mí me gusta mucho participar, por ejemplo, con Mujeres en Plural, una organización que ha estado luchando por escaños para las mujeres en las legislaturas, en las posiciones de gobierno, para que sea una realidad la igualdad en las trincheras de gubernamentales”.
Sin embargo, “también diría algo: estoy convencida de que no todo puede ser una cuestión de género”. Ello porque en ocasiones se exige a una mujer para los puestos de liderazgo cuando “hay varones muy experimentados y con un gran currículum, y yo creo que, como mujeres, nunca debemos irnos al extremo de discriminar al varón por cuotas de género. Debemos ir logrando la igualdad sin ser irresponsables, las mismas mujeres tenemos que ser sabias, edificar a nuestra nación y ver que hombres y mujeres somos tan iguales que, aunque no se cumpla esa cuota, si realmente el perfil es más para un varón debemos aceptarlo y todos buscar el bien de la sociedad”.
Reconocida a nivel mundial debido a su activismo, Orozco considera que la mujer ha ganado muchos espacios desde el siglo pasado.
“No obstante, creo que el gran reto está en las comunidades indígenas, en las comunidades donde los usos y costumbres, desgraciadamente, tienen en la esclavitud a la mujer en muchos casos. Entonces, el reto de los gobiernos federales es invertir en prevención en contra de la esclavitud, en contra de la trata. El día que en las comunidades más marginadas realmente se dé esa igualdad y las mujeres tengan acceso a fuentes de ingreso, en la medida en que vayamos logrando esa igualdad, la mujer explosionará todo su poder y la sociedad se beneficiará, pues tiene mucho que dar en lo económico.
“Precisamente, hay tres países del continente americano [Brasil, Argentina y Costa Rica] que han elegido a una mujer como presidenta, los cuales son una muestra de que las mujeres hemos ido conquistando estas posiciones que antes no creíamos que alcanzaríamos”.
La educación, factor básico
Premiada por su labor en contra de la trata de personas con el galardón internacional Excelsis, que otorga la Global Quality Foundation, con sede en Nueva York, EE UU, e integrada por 36 países, Orozco cuestiona duramente la funcionalidad del ejercicio del poder femenino.
“¿De qué nos sirven las posiciones y logros conquistados si aún hay mujeres en esos pueblos, en donde existen los usos y costumbres, que son esclavizadas y vendidas como objetos? Es muy grave que nuestras hijas corran el riesgo de ser secuestradas, sometidas, violadas. En muchos países de América Latina, en México, todavía hay hombres que justifican estas agresiones; no sucede solo en la India, aquí hemos visto a gobernantes y procuradores que han dicho que violaron a una mujer por como se vestía.
“Eso no puede pasar en nuestro país. Es lo mismo que acaba de pasar con esta jovencita de la Cámara de Diputados [la diputada Crystal Tovar], a quien se le criticó por su manera de vestir [de minifalda], no puede seguir pasando. Millones de mujeres son muy intimidadas o presionadas, y por eso no usan sus talentos para emprender negocios o proyectos sociales, para investigar. Hay que ver la capacidad que tiene una mujer cuando sale, cuando es libre, cuando se le dan oportunidades, cuando no está en la esclavitud. Créeme, es maravilloso, la mujer tiene una capacidad increíble para salir adelante”.
Para la exdiputada federal del Partido Acción Nacional, la educación es el pilar fundamental que la mujer necesita para salir adelante.
“La educación es un factor básico. Que toda mujer tenga acceso a la educación es vital. Yo admiro mucho a la mujer, es impresionante ver cómo se determina a triunfar. Una mujer que tiene sueños sabe quién es, sabe de dónde viene y sabe a dónde va. No niega su origen, pero sabe que sigue teniendo grandes ilusiones”.
La presidenta de la Comisión Unidos vs. Trata A. C. atribuye el éxito de su labor al trabajo en equipo. “Si algo creo que nos hace mucha falta a los mexicanos es aprender a reconocernos unos a otros, alegrarnos de los triunfos unos de otros, saber trabajar en equipo”.
En este tenor, reconoce que su pertenencia a un grupo de escultismo fue determinante: “A mí me ayudó mucho haber sido scout —yo era guía en México— y haber aprendido desde entonces el valor que tiene y reconocer a cada ser humano por sus dones y talentos. Me encantaba que todos tuviéramos uniformes, que todos nos veíamos como iguales, que nuca veíamos quién era pobre y quién era rico; éramos valorados por nuestros dones y talentos, todos diferentes, y a la hora de trabajar en equipo eso realmente ayuda mucho.
“A veces las mismas mujeres no saben trabajar en equipo, también compiten, pero yo he podido ver a mi alrededor el valor de todas las personas que están cerca y lo que cada quien puede aportar; en ese aspecto tengo el privilegio de contar con muchas personas que han sumado mucho al trabajo y que a cada uno se le va reconociendo por sus aportaciones a la Comisión Unidos vs. Trata”.
Luchar en unidad
Nuestra entrevistada añade que el triunfo de cualquier mujer es el triunfo de México, “de nuestros hijos, de nuestros nietos. Yo creo que, si de algo he tenido el privilegio, es de abrir los ojos para ver los dones y talentos de los sectores sociales que han apoyado, que han sido un factor muy importante, que se han vuelto muy sensibles porque han visto el valor que tienen esas niñas, niñas que nadie valoraba, que las veían en la calle como objetos, como porquería. En pocas palabras, he podido ver el valor del ser humano, esa sería mi frase, he podido ver el valor que cada ser humano tiene, y solo ha sido porque alguien me abrió los ojos”.
—¿Qué mensaje daría a las mujeres del mundo, y en particular a las de América Latina?—pregunta finalmente Newsweek en Español a Rosi Orozco.
—A las mujeres del mundo yo les diría que seamos madres, que todas, tengamos hijos o no, tenemos una condición, ese anhelo de proteger, de nutrir, de abrazar, y que no perdamos la esencia de ser madres de multitudes, de quienes están abandonados, desprotegidos, vulnerables. En la medida en que nosotros nos ofrezcamos en ese sentimiento maternal a otros es en la medida en que seremos más felices y podremos sumar y reconstruir el tejido social que hace tanta falta reconstruir en nuestras naciones.
“Y a las mujeres de América Latina, que la esclavitud no es algo normal. Desgraciadamente ha crecido en América Latina, países como Brasil, Argentina, Guatemala, Honduras y Haití tienen situaciones de mucha esclavitud, por lo que debemos luchar en unidad, hacer equipo. Las mujeres latinas podemos dar un ejemplo de trabajar en equipo con legisladores, con medios de comunicación, con la sociedad civil, con empresarios, para acabar con la esclavitud. Solo hasta cuando acabemos con la esclavitud nuestros países serán prósperos”.