
Fuertes dolores de cabeza, sacudidas o espasmos musculares (ataques o convulsiones), así como náuseas y vómito son algunos de los posibles síntomas de los tumores cerebrales. Si bien padecer alguno de estos malestares no significa forzosamente tener un tumor, son síntomas de alerta que pueden ayudar a obtener un diagnóstico temprano.
Aunque algunas de estas mutaciones pueden identificarse con tecnologías más recientes, muchas otras aún no pueden descubrirse, por lo que conocer los posibles síntomas y descartar riesgos si se presenta alguno de estos es fundamental en la prevención de un tumor.
En este sentido, neurólogos del Hospital Houston Methodist han enlistado algunos de los síntomas, tanto sutiles como dramáticos, más importantes para tener en cuenta.
Algunos de los síntomas más comunes incluyen confusión o pérdida de memoria, náuseas y vómito sin motivo aparente y somnolencia, así como alteraciones cardiacas o pulmonares.
Los dolores de cabeza fuertes y constantes por sí solos no son suficientes para diagnosticar un tumor cerebral, pero si son inusuales, acompañados de otros síntomas o empeoran, deben ser evaluados por un médico.
Asimismo, la pérdida del equilibrio, coordinación o dificultad para caminar y el entumecimiento y hormigueo en alguna parte del cuerpo son parte de los síntomas más sutiles que pueden presentarse.
Dichos síntomas pueden ser variados y, en muchos casos, poco específicos. Además, a medida que los tumores cerebrales crecen, ejercen presión sobre distintas áreas del cerebro, por lo que el tamaño y la ubicación del tumor determinan el tipo y la gravedad de los síntomas.
Síntomas más contundentes incluyen la parálisis parcial del rostro o el cuerpo, cambios de personalidad como irritabilidad o depresión y convulsiones.
El Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos cataloga las convulsiones como un ejemplo de un “síntoma dramático” y estima que aproximadamente tres de cada diez pacientes con tumores cerebrales reciben el diagnóstico después de tener una convulsión.
Al presentarse este síntoma, se recomienda prestar especial atención cuando lo padecen adultos mayores. En el caso de los bebés, el aumento del tamaño de la cabeza es otro factor de alerta.
La debilidad general, los problemas para hablar, encontrar palabras, o entender el lenguaje junto a las alteraciones en la vista, el oído, el olfato o la respiración también son ejemplos de síntomas que son menos probables de pasar desapercibidos por los pacientes.
La medicina ha determinado que la mayoría de los tumores cerebrales se originan por mutaciones genéticas que provocan un crecimiento celular descontrolado. Si bien algunos tumores comienzan en el cerebro (primarios), otros encuentran su origen en otras partes del cuerpo y se dispersan al cerebro (metástasis).
En cuanto a los tumores cerebrales primarios, se originan directamente en el cerebro. Aunque no hay factores de riesgo definidos que los causen, existen algunos elementos que pueden aumentar la probabilidad de desarrollarlos. Estos son:
Las investigaciones en torno a las causas y factores de riesgo asociados a los tumores cerebrales continúan en desarrollo; sin embargo, existen asesores en diversos hospitales que pueden ayudar a evaluar el riesgo para ciertos tipos de tumores y, de ser necesario, recomendar pruebas genéticas. N