ANTES DE SER Tomasa del Real se llamaba Valeria Cisternas. Comenzó su carrera artística en su ciudad de origen: Iquique, Chile, conocida por ser el primer puerto del país sudamericano. Ahora, la pionera del género neoperreo lanzó su segundo álbum, Bellaca del año, con participaciones de DJ Blass (Calle 13, Daddy Yankee), Ulises Lozano (Kinky), BrunOG (nominado a un Latin Grammy) y Toy Selectah. El álbum, que no lleva más de un mes en plataformas digitales, ya suma 170,000 oyentes en Spotify.
Antes de colaboraciones y escenarios internacionales, cuando aún se hacía llamar Valeria, tenía un local de tatuajes y en sus tiempos libres se grababa cantando y bailando frente a la computadora. Al poco tiempo de subir a internet sus videos comenzó a recibir comentarios positivos e invitaciones a colaborar con otros artistas. Así nació su primer álbum, Bien y mal.
Hablamos con Tomasa del Real sobre su creación, el género neoperreo, sus similitudes con el reguetón y sus planes.
“Nunca tuve en mi mente el dedicarme a la música, fue creciendo con el tiempo, hasta que cerré la tienda de tatuajes y ahora me dedico al cien a mi música”, cuenta Tomasa en InkInk, un estudio musical y de tatuajes en la calle Colima, de la colonia Roma, en Ciudad de México.
—Inventaste el género neoperro, ¿en qué difiere del reguetón?
—Lo que hago no cumple todas las reglas del reguetón y lo tenía que llamar diferente. El neoperreo es la nueva manera de perrear (bailar). A diferencia del reguetón, no nace en una país o ciudad en específico, viene más bien de la era digital, de un momento en el que todos los que consumimos reguetón empezamos a hacer arte y nos salió reguetoneado. La música que hago es más digital y club que el reguetón, aunque tiene también un poco del segundo.
—¿Consideras que representas a las mujeres en una escena dominada por hombres?
—Creo que es más amplio que solo las mujeres porque también es una inspiración para otros géneros, también represento un estereotipo de belleza que no es el común porque no tengo la figura perfecta. Represento a la persona normal que quiere hacer música y da lo mismo si eres mujer, hombre o transexual. Lo importante es que las ganas de perrear estén y con la música quiero invitar a todos a hacerlo, no solo a las mujeres.
“Lo que sí es cierto —agrega— es que las mujeres en el reguetón son modelos y los hombres no siempre, también hay reguetoneros feos, eso falta en el mundo de las mujeres porque el mundo debe saber que nosotras también hacemos reguetón”.
—En la mayoría de los casos, las letras de reguetón son ofensivas hacía las mujeres ¿te interesa hacer lo contrario?
—No, para nada. Las letras de reguetón son machistas para la que no quiere que la traten así. El reguetón habla de la realidad que es el amor informal y para muchos es chocante ver que la realidad no es “linda”. Estamos acostumbrados a escuchar música que es poesía, pero que es una fantasía de Disney. Nosotros cantamos en este mundo en donde hablamos mal y tenemos sexo de muchas maneras. Socialmente hay esta idea de que tienes que tener sexo solo con el amor de tu vida, pero el reguetón dice “dale duro” y me atrevo a decir que casi todos quieren eso, pero pocos se atreven a decirlo. El reguetón te da la licencia de poder admitir que tú también quieres eso. Con mi música la gente puede decir cosas que no diría normalmente. Por eso nos pagan tanto para decir lo que, sin mi música de fondo, no te atreverías.
—¿Qué sigue para el neoperreo y para Tomasa del Real?
—Me gustaría irme a vivir a Estados Unidos porque casi no hay reguetón en inglés. Yo siento que la gente se irá fijando más en esta música y vamos a salir del underground. Pero también entiendo que es un clóset del que es difícil salir. También me gustaría colaborar con J. Balvin porque está de moda, pero no sé si va a querer.
LA CITA: “Con mi música la gente puede decir cosas que no diría normalmente”.