Por: Natalia López
Puebla, Pue. La coordinación de la Licenciatura en Literatura y Filosofía y la Maestría en Literatura Aplicada de la Universidad Iberoamericana Puebla presentaron el libro “Tzinacapan y Malintzin: el encuentro”, en presencia de su autor Francisco Sánchez Conde.
“El libro es un encuentro entre mi padre y yo, con quien había un distanciamiento de muchos años por haber dejado el ministerio de sacerdote”, relató Eduardo Almeida Acosta, investigador de la institución, sobre lo que su autor le contó de la misma.
Almeida Acosta destacó que el libro trata del diálogo entre un padre y un hijo, en español y náhuatl, donde el autor, en este diálogo profundo, descubrió muchos aspectos de su niñez indígena, que se habían convertido en algo que ya no tenía sentido en su vida de adulto.
A su vez, dilucidó la vinculación profunda que los habitantes de su pueblo natal, San Miguel Canoa, tienen con la Malintzi; narrando que después de dejar el ministerio, Francisco Sánchez se quedó a vivir en San Miguel Tzinacapan.
En su intervención, Jorge Basaldúa Silva, académico del Departamento de Humanidades de la Ibero Puebla, indicó que la obra “abre la puerta de casa con el deseo de compartir lo que uno es” a través de un escrito simple, que permite entrar en él “sin pedir permiso” al encuentro entre un padre y un hijo.
Señaló que en la escritura de Francisco experimentó un aprendizaje cultural, a través de “una escritura clara e incisiva”, desgranando las partes de su relato.
“A través del encuentro con su padre, Francisco nos lleva a identificar dos caras de una cultura que se extiende del altiplano a la pendiente serrana, de la montaña nevada a los montes cálidos”, apuntó.
Manifestó que a través del relato del encuentro, “uno puede reconocer el valor que tiene estar frente a otro ser humano” y es siempre estimulante mirar lo pequeña que era antes la ciudad de Puebla, a comparación de la magnitud de ahora y la rapidez con la que vive su gente.
Manifestó que el autor “se encuentra con la memoria en un país saturado de olvido; nos muestra la huella que deja la historia, una veta que en la medida que se descubre deja ver la riqueza de su contenido”.