La UE ha creado empleos en las minas de carbón del país, pero a un alto costo para la salud pública y el medioambiente.
Operadas con carbón, las humeantes chimeneas de la planta eléctrica de Ptolemaida son señal de oportunidades para los griegos que perdieron sus empleos tras la crisis financiera de 2007. Sin embargo, para muchos otros, son un símbolo de la hipocresía de la Unión Europea.
En abril de 2017, la UE aprobó nuevos reglamentos dirigidos a recortar las emisiones tóxicas producidas por el uso de combustibles fósiles, como el carbón. “La contaminación del aire es la primera causa ambiental de muerte prematura en la Unión Europea”, dijo a Reuters un portavoz de la Comisión Europea, Enrico Brivio. No obstante, cinco meses después, y como parte de las medidas de austeridad en vigor, el bloque proporcionó a Grecia la suma de 1,750 millones de euros (1,850 millones de dólares) para construir dos nuevas plantas de carbón. Según The Guardian, dichas instalaciones emitirían más de 7 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono. Uno de los principales patrocinadores: Alemania, el miembro más poderoso de la UE y el autoproclamado líder de la energía verde.
“La UE pretende obtenerlo todo de las naciones europeas pobres como Grecia y los países balcánicos”, acusa la fotorreportera Anna Pantelia. “Entregarles a todos los refugiados. Y obtener todo el carbón de ellos”.
El año pasado, Pantelia —cuyo trabajo incluye documentar la crisis de refugiados de Grecia— pasó cinco días en la mina Ptolemaida (propiedad de la empresa griega Public Power Corp., PPC) retratando la factura humana y ambiental que la extracción de carbón está cobrando a su país. PPC ha controlado la producción energética de Grecia desde la década de 1950, y con el paso de las décadas, su mina de 1,619 kilómetros cuadrados (que será expandida con la inversión de la UE) ha engullido las aldeas, los hogares y las vidas de los habitantes del norte de Grecia y Macedonia Occidental. Desde 1976, miles de personas han sido desplazadas, y siete de cada 10 muertes en Ptolemaida son debidas a cánceres o enfermedades tromboembólicas, según informes del subdirector regional de Salud de Macedonia Occidental.
Aun así, la extracción de carbón ha creado alrededor de 10,000 empleos en una región muy castigada por la crisis financiera. Los hombres empleados en las minas y en las plantas eléctricas disfrutan de contratos y salarios garantizados —si bien algunos perciben apenas 680 euros (837 dólares) mensuales—, y la dignidad del trabajo basta para pasar por alto los riesgos potenciales de la extracción de lignito.
“De verdad, estoy agradecida con estos trabajadores, y reconozco su valía”, dice Pantelia. Sin embargo, sus imágenes también son evidencia contundente de que hay mucho más en juego que los empleos. A pesar de que los Estados de la UE acaudalados no puedan o no quieran reconocerlo.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation whit Newsweek