Por Pablo San Román
El británico Chris Froome (Sky), que logró su cuarto título del Tour de Francia, y el colombiano Rigoberto Urán (Cannondale), la gran sorpresa con su segundo puesto, se dieron un paseo triunfal por los Campos Elíseos de París, este domingo en la 21ª y última etapa, en la que se impuso el holandés Dylan Groenewegen (Lotto NL Jumbo).
Con todo decidido desde el sábado con la decisiva contrarreloj de Marsella, sobre 22,5 km, en que Urán arrebató el segundo puesto de la general al francés Romain Bardet (AG2R), que terminó tercero, se disputó la simbólica última etapa.
Groenewegen ganó al esprint, delante del alemán André Greipel (Lotto Soudal) y del noruego Edvald Boasson Hagen (Dimension Data).
La jornada final, de 103 km, que empezó frente al restaurante Le Reveil Matin, en Montgeron, en las afueras de la capital francesa, desde donde comenzó el primer Tour de Francia en 1903, sirvió para coronar a Froome, que a sus 32 años está a un paso de igualar el récord de cinco triunfos de Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Miguel Induráin.
El otro triunfador fue Rigoberto Urán, subcampeón del Tour a solo 54 segundos del todopoderoso Froome, la menor desventaja que ha tenido el británico respecto al segundo, en sus cuatro títulos.
“Es increíble volver a esta con mi familia después de una semana en la carretera”, afirmó Froome tras la última etapa.
“Cada uno de los cuatro triunfos ha sido diferente. Todos han sido especiales, pero éste ha sido el más apretado en cuanto a tiempos”, añadió el británico.
“Me siento un privilegiado por estar con cuatro triunfos, a uno del récord de grandes ciclistas”, explicó Froome.
Urán, por su parte, logró a sus 30 años el logro más importante de una carrera que ya contaba con la plata de los Juegos Olímpicos de la prueba en ruta y dos segundos puestos, en los Giros de Italia de 2013 y 2014.
Si Froome, ganador del Tour, en 2013, 2015, 2016 y 2017, se fue por primera vez sin ganar una etapa, no fue el caso de Urán, que venció en una y fue dos veces segundo.
Bardet, que había sido segundo el año pasado, tuvo que conformarse esta vez con un tercer puesto, a 2 minutos y 20 segundos de Froome, con apenas 1 segundo de ventaja sobre el español Mikel Landa (Sky).
Bardet tercero y Landa cuarto
El ciclista vasco, el gregario más importante de Froome en el Sky, pagó toda la ayuda que tuvo que prestar al británico en este Tour y que le cortó las alas.
Pero Landa ya ha decidido que no estará el año que viene en el Sky al servicio de Froome, ya que quiere ser líder de un equipo.
Si la gran sorpresa del Tour fue el segundo puesto del colombiano Urán, cuando no estaba entre los favoritos y llevaba más de dos años sin brillar, la gran decepción fue su compatriota Nairo Quintana.
El líder del Movistar era inicialmente la gran apuesta colombiana para dar al país sudamericano el título en el Tour.
Pero el ciclista de 27 años, que había sido dos veces segundo y una tercero en sus tres anteriores participaciones, pagó el esfuerzo del Giro de Italia, donde había terminado segundo, para acabar en un decepcionante duodécimo puesto, a 15 minutos y 28 segundos del ganador del Tour, Chris Froome.
La principal novedad de esta última etapa en los Campos Elíseos fue que los ciclistas hicieron un paso por el interior del Grand Palais, en un guiño a la candidatura de París para los Juegos Olímpicos, ya que ese lugar albergaría las pruebas de esgrima y taekwondo.
El edificio famoso por su bóveda de cristal, en los Campos Elíseos, fue construido con ocasión de la Exposición Universal de 1900, que coincidió con los Juegos Olímpicos de París ese mismo año.
Froome, tras su victoria en el Tour, intentará en agosto y septiembre ganar por primera vez la Vuelta a España, una prueba que ya ha disputado cinco veces, siendo tres veces segundo.
El campeón keniano
Chris Froome, ganador del Tour de Francia por cuarta vez, es eso, un campeón total, el símbolo de una época en el ciclismo. Un ganador que nació en Kenia hace 32 años y que adoptó la nacionalidad británica de sus padres hace solo nueve.
El ‘keniano blanco’ hace todo bien como ciclista. Va bien en la montaña y domina las contrarreloj. Si a eso le unimos que cuenta con el mejor equipo, difícil encontrar mejor receta para hacer un campeón.
El líder del Sky será probablemente el mejor ciclista de la historia nacido en suelo africano.
Froome nació en Nairobi, la capital de Kenia. Su padre, inglés, trabajaba en la organización de safaris, mientras que su madre, Jane Flatt, nacida en el país africano, pero también de origen británico, era fisioterapeuta.
Su madre fue clave en su carrera, al regalarle una bici VTT cuando ‘Froomey’ tenía cinco años.
“Para nosotros rodar junto a elefantes, hipopótamos y leones era normal”, afirmó una vez Froome.
En aquella época, David Kinjah, un keniano que había participado en el Mundial de ciclismo de 2000, le enseñó los primeros elementos básicos de la competición.
“La primera vez que Chris vino a verme con su BMX era muy tímido, pero al mismo tiempo se le veía mucha determinación”, recuerda Kinjah.
Cuando Chris Froome tenía catorce años, sus padres se divorcian, y su padre deja Kenia para instalarse en Sudáfrica.