La Corte Suprema de Estados Unidos se negó este lunes a tomar una decisión sobre la posibilidad de procesar a un policía que mató a un adolescente mexicano en la frontera entre los dos países.
Este espinoso asunto legal, con amplias implicaciones, se plantea porque el agente abrió fuego desde territorio estadounidense y su víctima, de 15 años, fue alcanzada en suelo mexicano.
Tras haber escuchado a las partes en febrero, el más alto tribunal de justicia estadounidense prefirió devolver el expediente a un tribunal de Apelaciones y le pidió que se pronunciara en función de la jurisprudencia reciente.
El 7 de junio de 2010 Sergio Hernández se divertía con tres amigos en el lecho seco del río Grande, que separa la ciudad mexicana de Ciudad Juárez de su vecina texana de El Paso, cuando fue mortalmente herido de un balazo por el agente de la Patrulla Fronteriza Jesús Mesa.
La ley federal estadounidense protege a los ciudadanos contra los abusos de la fuerza policial, pero los tribunales estimaron que esa protección no podía aplicarse a este caso, porque la víctima era un mexicano muerto en México.
El agente Mesa se benefició de una impunidad de hecho. Pero los padres del adolescente, apoyados por el gobierno mexicano y Amnistía Internacional, la impugnan desde hace siete años en una batalla judicial épica.
La decisión de devolver el caso al tribunal de Apelaciones fue cuestionada por tres jueces de la Corte Suprema, pero por motivos diferentes.
Dos magistrados progresistas, Stephen Breyer y Ruth Bader Ginsburg, estimaron que el policía debía ser procesado, dado que todo el lecho del río Grande (cuyas riberas están asfaltadas) podía ser considerado como parte de la frontera, y no sólo la línea imaginaria corre en medio del canal.
El juez conservador Clarence Thomasm, en cambio, hizo saber que hubiera preferido confirmar la impunidad del agente Mesa.
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(Con información de AFP).