DANTON BAZALDUA aún no cumplía veinte años cuando tomó la primera gran decisión de su vida. Recibió la oferta para integrarse a la plantilla del equipo de futbol Cruz Azul. Para hacerlo necesitaba ceder en una cosa: abandonar los estudios.
A su madre no le hacía gracia tener un hijo futbolista, de modo que hizo lo necesario para convencerlo de seguir por el redil académico. El joven colgó los tacos y se decantó por la escuela. La elección fue la correcta. A juzgar por la historia, Danton hasta ahora no habría ganado ningún campeonato con la escuadra cementera. Pero a sus 23 años ya fue nombrado por el Consejo Consultivo de la Generación Espacial (SGAC, por sus siglas en inglés), de la Organización de las Naciones Unidas, uno de los cuatro líderes emergentes del sector espacial.
Bazaldua cursa octavo semestre de la carrera de ingeniería en la UNAM. Reconoce que el asedio de los medios lo desconcentra un poco y no es lo que más le gusta. Cuando decidió participar en la convocatoria que año con año hace el SGAC, solo tenía una cosa en la cabeza: juntar su material y aplicar de la mejor forma. “Yo fui el único seleccionado de América, es de las mejores cosas que me han pasado”, dice a Newsweek en Español.
Sus logros no paran ahí. Del 30 de julio al 14 de agosto viajará a Cracovia, en Polonia, para participar en una misión análoga [simulación] a Marte, apoyada por la Agencia Espacial Europea. Así lo refiere: “La meta de estas simulaciones es probar la tecnología disponible y revisar el comportamiento de los astronautas en condiciones muy similares a las que se encontrarían en Marte”.
En dos semanas, los participantes en el experimento pondrán a prueba, entre otros proyectos, un chaleco con sensores cardiacos —que miden signos vitales y radiación— diseñado por Danton. “Los análisis se transmiten vía inalámbrica a un dispositivo que analizará todas las señales —explica el estudiante—, gracias ello el astronauta podrá monitorear cómo está su salud en todo momento”.
CIENTÍFICO CREYENTE
Desde los seis años Danton veía el cielo de manera diferente. Para él, era un sitio abundante en misterios que despertaban toda clase de preguntas. No obstante, la idea de convertirlo en su objeto de estudio era entonces una remota fantasía.
La ciencia y la tecnología lo pusieron en el camino de las matemáticas y de la carrera de ingeniería en telecomunicaciones. Una vez que ingresó en la UNAM se involucró en distintos proyectos, incluyendo los del Centro de Alta Tecnología en Juriquilla, Querétaro; colaboró también con el Instituto de Ciencias Nucleares.
En septiembre de 2016, Guadalajara fue sede del Congreso Internacional de Astronáutica, marco donde el SGAC hace también un encuentro. El joven aprovechó el momento y se inscribió para sumarse a la institución. Fue aceptado y formó parte del comité local de organización.
Aficionado a la ciencia ficción, reconoce en Star Wars y Star Trek dos motores que potenciaron su curiosidad. “Todas las películas o series sobre el espacio me encantaban, encantan y seguirán encantando”, enfatiza, visiblemente emocionado. “Cuando las hicieron era muy difícil pensar que el hombre conquistaría el universo, y ahora estamos a nada de empezar a hacerlo. Me gusta pensar que tal vez en cincuenta años lo conseguiremos”, afirma en uno de los pocos momentos en que levanta la mirada. Aunque es alto y robusto, Danton es apenas un chico de 23 años. Su ilusión la ocupa el futuro y lo que está por venir.
Las lecturas de Carl Sagan, Neil deGrasse Tyson y Stephen Hawking contribuyeron en la formación de Danton. “El espacio es una manera de conocer nuestro mundo —asegura—. A veces buscamos la respuesta en las estrellas. Mucho del conocimiento que no encontramos en la Tierra lo encontramos en el universo del cual somos parte”.
Para científicos como Richard Dawkins la ciencia está reñida con la religión. No es el caso del mexicano. “Sin duda creo en Dios”, dice. “Todas las respuestas a lo desconocido se las atribuyo a él, al menos mientras no encuentre una respuesta lógica y explicable en el papel. Durante muchos siglos grandes mentes han encontrado sus respuestas en Dios. Personalmente, pienso que es parte del universo porque lo hizo demasiado perfecto y armonioso”.
VIAJAR A MARTE
El astronauta mexicano José Hernández cuenta que, como casi todos los niños, soñó con viajar al espacio. A diferencia de la mayoría, él se propuso concretarlo y dedicarle la vida de ser necesario. Danton Bazaldua aún no vislumbra esa opción en el corto plazo, pero no niega que le gustaría hacerlo e, incluso, ya no la ve como algo tan lejano. “No sé si más adelante tenga la oportunidad, pero tampoco la descarto”.
El entrenamiento de un astronauta dura al menos cuatro años. Se necesita ser piloto y buzo profesional; contar con una licenciatura en ingeniería o carrera afín. “Desgraciadamente en México no contamos con un puerto para este tipo de preparación. A las autoridades les falta invertir en educación y tecnología, son puntos vitales. Alemania, China o Japón invierten cerca del 5 por ciento del PIB en estos rubros, en México no se le dedica ni el 1 por ciento”.
El primer viaje a Marte está programado para 2022 y se calcula que transportará a cien personas. Participar en misiones análogas no significa que Danton vaya a ser uno de sus integrantes. El ejercicio del que formará parte en agosto próximo, así como el que se realizará en el desierto de Utha, y para el que se reclutó al mexicano Yahír Piña, permiten tener un marco teórico para no ir a ciegas a una misión real.
“En una misión a Marte la comunicación ‘me respondes, te contesto’ tardaría 42 minutos. La mitad para el mensaje de ida y la mitad para el mensaje de vuelta, de modo que la tripulación necesita estar bien entrenada para atender las emergencias en tiempo real”, explica.
Adultos con experiencia y edad avanzada serán los primeros en viajar al planeta rojo. Los argumentos son contundentes. A causa de la radiación, un joven podría padecer daños de salud irreversibles. Nuestro planeta, a diferencia de Marte, cuenta con los cinturones de Van Allen, los cuales desvían la radiación ionizante que incluye rayos gamma, X y cósmicos.
Por las mañanas Danton corre cerca de los canales de Xochimilco. La brisa lo reconforta y despeja de los continuos desvelos. Colaborar con colegas europeos exige sacrificios y lidiar con la diferencia horaria es uno de ellos. La música del italiano Ludovico Einaudi y del alemán Hans Zimmer lo relajan y ponen en sintonía con sus apuntes. No es coincidencia que Zimmer haya compuesto la banda sonora de la cinta de Christopher Nolan, Interestelar.
Danton Bazaldua forma parte de una generación de científicos para los que el espacio podrá ser algo de otro mundo, pero no necesariamente inalcanzable.
El hallazgo del sistema solar TRAPPIST-1, por parte de la NASA, ubicado a cuarenta años luz de distancia, es, a decir del mexicano, la mejor noticia recibida en varios años. “Representa una puerta tan grande como el mismo universo. Todavía no contamos con la tecnología para hacer ese tipo de viajes. Sin embargo, no dudo que, en algunos años, muchos quizá podrán estar ahí. Por ahora —remata Danton— al menos ya sabemos, a dónde llegar y eso ya descarta muchas cosas”.