LA CAMPAÑA INTERNACIONAL para erradicar la polio, en la que se han vacunado a 2500 millones de personas desde que se puso en marcha, en 1988, casi todas ellas menores de edad, ha enfrentado un obstáculo tras otro. Su objetivo de erradicar esta enfermedad del planeta, programado para el año 2000, tiene casi 16 años de atraso, aunque se encuentra cada vez más cerca. La campaña ha confinado la enfermedad únicamente a tres países y espera alcanzar su meta para finales de esta década.
Sin embargo, ahora, la lucha enfrenta una nueva amenaza: una importante escasez de vacunas.
Se esperaba que la campaña, realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, la UNICEF, Rotary International y la Fundación de Bill y Melinda Gates, recibiera 110 millones de dosis de la vacuna inyectable contra la polio (VIP) este año, pero los dos fabricantes han informado a los grupos que solo pueden proporcionar alrededor de la mitad de esa cantidad. “No tenemos los detalles, pero algo está impidiendo el aumento de la producción de vacunas”, señala Shanelle Hall, directora de la división de suministros de la UNICEF. “Ahora proyectamos que no tendremos las cantidades requeridas sino hasta 2018”.
Más de cien países dependen de esas dosis. Sin ellas, los planificadores temen que la campaña de erradicación pierda impulso y que haya tantos niños sin protección que puedan producirse nuevos brotes.
Las estrategias de vacunación contra la polio son complicadas, pero se reducen a lo siguiente: desde la década de 1950 ha habido dos tipos de vacunas, la fórmula inyectable de Jonas Salk, que utiliza un virus muerto para provocar una respuesta inmune, y la versión oral de Albert Sabin, que utiliza un virus vivo debilitado que provoca el mismo efecto.
La vacuna de Salk fue adoptada por el mundo industrializado, pero cuando comenzaron los esfuerzos de erradicación en otras partes, las personas que estaban detrás de esa campaña decidieron utilizar la vacuna oral polivalente, conocida como VOP. Esto se debió en parte a que las gotas requieren menos costos de adquisición y de aplicación, pues son administradas por voluntarios sin capacitación médica. Sin embargo, ello también se debió a que la vacuna con virus atenuados hace algo que la vacuna de Salk no puede hacer: se reproduce en las entrañas de los niños y después es expulsada en las heces, y cuando entra en el ambiente, genera inmunidad en cualquier persona que la ingiera accidentalmente, produciendo una especie de inmunización pasiva.
La capacidad de reproducirse y extenderse es positiva, pero tiene una consecuencia imprevista. El virus atenuado puede mutar hasta convertirse en un tipo de virus que provoca la enfermedad, propagando la infección en lugar de la protección. El año pasado se produjeron únicamente 74 casos de polio en todo el mundo, pero 32 de ellos fueron causados por un virus derivado de la vacunación.
Para reducir la posibilidad de que esto suceda, la campaña hizo que todos los países que utilizaban la VOP cambiaran de una fórmula a otra en abril. La fórmula que se dejó de lado contenía versiones atenuadas de las tres cepas del virus de la polio (denominados tipos 1, 2 y 3). La nueva fórmula contenía únicamente los tipos 1 y 3. La campaña retiró el tipo 2 porque la cepa había sido erradicada del ambiente (no había sido recogida por ningún mecanismo de vigilancia desde 1999) y porque tenía mayores probabilidades de mutar y convertirse en el virus que causa la enfermedad en comparación con las otras dos cepas.
Los planificadores reconocieron que la estrategia tenía ciertos riesgos, pues aumentaba las posibilidades de un brote de tipo 2 si esa cepa del virus reaparecía o si el virus de la vacuna presente en el sistema de alguna persona pudiera mutar y escapar. Supuestamente, ese riesgo quedaría anulado por una segunda estrategia: en todos los países en los que aún se usaba la VOP, se suponía que los niños también recibirían una dosis de la vacuna inyectable debido a que contiene las tres cepas y, dado que se trata de un virus muerto, este no se reproduce.
El plan funcionaba, pero ahora la VIP escasea. “Todos los niños nacidos a partir de mayo, si viven en un país que no tiene acceso a la VIP, no tienen ninguna inmunidad contra el virus de la polio tipo 2”, afirma el doctor Stephen Cochi, pediatra que dirige el esfuerzo de erradicación de la polio de los CDC. “Si logramos aumentar el suministro de la VIP, podemos ponernos al corriente con esos niños. Pero hasta entonces debemos contar con que no se produzcan brotes del virus de la polio no derivados de las vacunas”.
Para hacer frente a la escasez, la campaña ha dividido en niveles a los países que siguen usando la VOP, de acuerdo con el riesgo de que ocurra en ellos un brote. Los tres países que aún albergan la polio en estado salvaje (Afganistán, Nigeria y Pakistán) son los primeros en la lista para recibir la VIP. Los países que están en los últimos lugares no recibirán ninguna dosis de VIP en tanto no mejore la situación del suministro; supuestamente, otros fabricantes que se ofrecieron como proveedores de la campaña suministrarán vacunas en 2019.
Las dos empresas cuyo suministro fue insuficiente son Bilthoven Biologicals BV de los Países Bajos, propiedad del Instituto del Suero de India, y Sanofi Pasteur, de Francia. Bilthoven Biologicals no respondió a nuestra solicitud de comentarios. Ashleigh Koss, director de relaciones públicas de Sanofi Pasteur para América del Norte, envió por correo electrónico una declaración en la que reconoce la escasez, pero sin explicarla.
Para hacer durar los suministros, la OMS insta a los países a probar “dosis fraccionarias” de la vacuna inyectable, una maniobra riesgosa que implica inyectar la vacuna en la piel y no en el músculo. Sin embargo, esto requiere capacitación y constituye un uso no indicado, por lo que muchos países se han mostrado reacios a hacerlo.
La preparación para añadir la vacuna inyectable a los programas existentes de vacunación a escala nacional no fue una tarea sencilla para los distintos países, así que, además del riesgo epidemiológico que representa la posibilidad de generar brotes, a los planificadores les preocupa que la reputación de la campaña de erradicación, que ya ha consumido miles de millones de dólares y ha ocupado millones de voluntarios, se vea perjudicada mientras los países ponen en espera lo que han hecho.
“He tenido que visitar personalmente varios países y explicarles por qué no tienen la vacuna mientras que otros países sí la tienen”, dice Michael Zaffran, director de erradicación de la polio de la OMS. “Insistimos en que los países introdujeran la VIP por muy buenas razones y ahora nos encontramos sin suficientes vacunas para lograr nuestros objetivos”.
A pesar de este obstáculo, los investigadores esperan que puedan cumplir con su misión. Pero para hacerlo, la campaña necesita un poco de suerte. Y la suerte no es algo con lo que se puede contar al hacer frente a enfermedades infecciosas.