El viaje arrancó
en Bremen, Alemania, siguieron por Europa, Asia Central, China, Sudeste Asiático,
Australia, Nueva Zelanda, Hawái, Alaska, Canadá, Estados Unidos y México.
Annika y Roberto son promotores de lo que llaman Turismo empático.
Se
conocieron en 2009 en Guadalajara, donde Annika estudiaba, luego se fueron
juntos a vivir a Bremen, de donde ella es originaria. Roberto es de Tijuana. El
7 de Septiembre de 2011 comenzaron su viaje intercontinental en bicicleta,
partiendo para Austria y de ahí a Turquía vía los Balcanes.
“Al
principio no sabíamos si disfrutaríamos recorrer el mundo en bicicleta”, afirmó
Gallegos en una entrevista con Aristegui Noticias. Todo parece indicar que así
fue, porque de ahí siguieron pedaleando por el Cáucaso rumbo a Irán, a China
vía Turkmenistán y Uzbekistán, y luego a Laos, Cambodia, Malasia e Indonesia.
“Lo mejor de
nuestro viaje es la gente maravillosa que conocemos, cuando eres un ciclista en
un país extranjero necesitas la ayuda y el apoyo de los residentes locales, por
lo que en realidad es fácil conocer gente”, dijo Annika.
Llevan ya
cinco años rodando en sus bicis, han cruzado montañas, desiertos, junglas
tropicales y caminos lodosos de tundra. Tratan de llevar un promedio de entre
70 y 80 kilómetros diarios, pero tampoco se apuran: si un lugar les gusta, se
quedan más tiempo.
“Lo bueno de
viajar en bici es que, aunque llegas a tus destinos relativamente rápido, vas
lo suficientemente despacio para disfrutar y descubrir la belleza de las
regiones por las que pasas”, relata Annika.
En la parte
económica, Roberto explica a la reportera cómo lo hacen: “cuando podemos
trabajar nos quedamos un rato para juntar dinero y seguir. Durante el viaje
hemos calculado alrededor de 13 dólares por día por los dos, en promedio. En
Estados Unidos, Canadá y Europa, unos 23 dólares”.
De acuerdo
con Aristegui Noticias, con este viaje, Annika y Roberto quieren promover la
idea del turismo
empático, que para ellos significa que el viajero se involucra
con su entorno y conoce diferentes culturas. “Aquellos que viajan en bicicleta
tienden a acercarse más a la gente. Conoces sus vidas cotidianas, te pones en
su lugar y por lo tanto tienes un mejor entendimiento sobre cómo y por qué ven
las cosas de la forma en que lo hacen”, comentó Roberto.
Tienen un
sitio donde han documentado todos su viajes, ahí cuentan sus aventuras y dan
consejos a otros viajeros sobre cada uno de los destinos y lo que conviene a la
hora de recorrer el mundo en dos ruedas. Se llama Tasting Travelers.