Alrededor de 8.3 millones de electores fueron convocados
para responder a la pregunta: “¿Quiere que la Unión Europea decrete la
reubicación obligatoria de ciudadanos no húngaros en Hungría sin la aprobación
del Parlamento húngaro?”
Al final de la jornada, ganó el ‘no’; sin embargo, no
fueron todos los votantes que eran necesarios. El
‘no’ ganó con 95% del total, pero sólo acudió a las urnas 45% de los ocho
millones de inscritos, lo que invalida el resultado, según las cifras dadas a
conocer por el vicepresidente del partido, Gergely Gulyas.
El primer ministro húngaro Viktor Orban
sufrió un revés en su referéndum contra el plan de cuotas de migrantes de la
Unión Europea (UE), al quedar la participación por debajo de 50% requerido,
indicaron sondeos del partido Fidesz, en el poder.
Los húngaros comenzaron a votar este domingo en un
referéndum con aires de plebiscito a la política migratoria del primer
ministro, Viktor Orban, que se opone a la voluntad de la Unión Europea (UE) de
que los Estados miembros acepten cuotas para la acogida de refugiados.
Por la mañana, el primer ministro se veía optimista: “Estoy
orgulloso de que seamos los primeros (en Europa) en responder a esta cuestión
en las urnas, incluso si estamos desgraciadamente solos”, declaró cuando
acudió a votar, hacia las 9 de la mañana, en Budapest.
Los colegios electorales abrieron a las 6 de la mañana,
hora local y cerraron a las 7 de la noche.
En Budaörs, a unos 15 kilómetros de la capital, los
electores hacían cola para votar desde primera hora de la mañana.
“Que nadie me diga que todos esos migrantes huyen de
la guerra”, soltó Zoltan, un abogado de 38 años, que votó ‘no’, mientras
que una pareja de unos 70 años confió haber hecho lo mismo, “con el dolor
de su corazón” pero por la “seguridad de sus hijos”.
Budapest no propuso de momento ninguna plaza para los
refugiados y considerará definitivamente, si se impone el ‘no’, que no está
sujeta a esta obligación de contribuir al esfuerzo europeo de repartir los
migrantes que llegan al continente.
En un artículo de opinión publicado el sábado y destinado
a movilizar a los partidarios del ‘no’, que según los sondeos se impondría en
la consulta, Orban estimó que los húngaros tienen el deber de ayudar al
gobierno a combatir las decisiones de la “élite de Bruselas”.
“Con el referéndum podemos enviar un mensaje a cada
europeo: decirles que depende de nosotros, de los ciudadanos europeos, hacer
que la Unión Europea entre en razón, con un esfuerzo común, o dejarla
desintegrarse”, subrayó el dirigente.
La Comisión Europea afirmó que la consulta no tendrá
ningún impacto jurídico en los compromisos adoptados. “Los Estados
miembros tienen la responsabilidad legal de aplicar las decisiones
tomadas”, recordó el comisario para Asuntos de Migración, Dimitris
Avramopoulos.
En la práctica, el plan para repartir entre los miembros
de la UE a 160 mil solicitantes de asilo, adoptado hace un año, casi no se
implementa. Sólo unos miles de refugiados llegados sobre todo a Grecia fueron
reubicados en otros países de acogida.
Juego peligroso
En Bruselas, los responsables europeos temen que la
consulta húngara aseste un nuevo golpe a la UE, ya maltrecha por la crisis
migratoria y el Brexit.
“Si se organizan referendos sobre cada decisión de
los ministros y del Parlamento Europeo, la autoridad de la ley está en
peligro”, advirtió hace unos meses Jean-Claude Juncker, presidente de la
Comisión Europea. El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, denunció
por su parte el domingo un “juego peligroso”.
La única incertidumbre de momento es la tasa de
participación. Para que sea válida, la consulta necesita que los votos
expresados sean de al menos el 50% del padrón electoral.
Para evitar que se alcance el quórum, la oposición y las
ONGs de defensa de los derechos humanos han hecho un llamado al boicot o al
voto nulo.
En Budaörs, Marci, un agricultor de 40 años, acompañó a
su madre a votar pero él no quiso participar. “No seré un peón en el
ajedrez de Orban”, explicó, denunciando una consulta tendenciosa y
“sesgada”.
Un éxito en la consulta contribuiría a consolidar el
poder del dirigente, que competirá por un tercer mandato consecutivo en 2018.
El partido conservador Fidesz gobierna en Hungría desde 2010 y su único
verdadero rival es el partido de ultraderecha Jobbik.
Unos 400 mil migrantes transitaron por Hungría en 2015,
la mayor parte de ellos, antes de que se instalaran las alambradas en las
fronteras serbia y croata.
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