Ante la apertura del mercado de las gasolinas en los malos tiempos en que las contingencias declaradas en la megalópolis encienden las alertas, Newsweek en Español habló con Erik Velasco, uno de los científicos más destacados a escala internacional en investigaciones sobre contaminación del aire, y cuyos estudios son referencia lo mismo en países asiáticos que en europeos.
“LA LEY debe ser clara.De no cumplir un combustible con la formulación y características estipuladas deberá quitarse del mercado inmediatamente y castigar severamente a la empresa que lo produzca o distribuya”, opina Erik Velasco, doctor en ingeniería ambiental por la Universidad Estatal de Washington, quien actualmente se desempeña como investigador en el Singapore-MIT Alliance for Research and Technology (Alianza Singapur-MIT en Investigación y Tecnología).
—¿Cuál es la calidad de las gasolinas que se venden en México?
—Los combustibles fósiles en general se clasifican como sucios o limpios de acuerdo con su contenido de azufre. Así tenemos que las gasolinas se clasifican alto contenido, bajo contenido y ultrabajo contenido de azufre.
“En México se venden tres tipos de gasolina: premium, magna y magna oxigenada. Las dos primeras se venden en todo el país, mientras que la última solo en la Zona Metropolitana del Valle de México, Guadalajara y Monterrey. La magna oxigenada es de mayor calidad y más limpia. Su contenido de azufre, en principio, no excede 30 ppm.
“La gasolina Magna oxigenada se clasifica como gasolina de ultrabajo contenido de azufre y por ende podemos decir que es limpia. Sin embargo, su contenido de azufre es aún superior al de gasolinas en países económicamente más avanzados. Por ejemplo, en Europa, el contenido de azufre permitido es de 10 ppm. En Estados Unidos a partir de 2017 la gasolina en todos sus estados también deberá estar por debajo de 10 ppm.
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“En resumen, aunque la calidad de los combustibles en el país ha mejorado paulatinamente, la gasolina disponible en las tres principales ciudades es de calidad mediana dentro del contexto internacional. En el resto del país es de calidad baja”.
—¿En qué proporción la calidad de las gasolinas que se venden en México contribuye a los niveles de contaminación del aire de entidades como la Ciudad de México y zona metropolitana, o Monterrey y Guadalajara?
—En principio, la gasolina que se distribuye en estas tres ciudades debe cumplir con una formulación específica para contribuir lo menos posible a los niveles de contaminación. Esta formulación obedece a las condiciones de nuestras ciudades tanto de meteorología, topografía, estructura urbana, condiciones de las calles, tránsito, entre otras, y también las características de la flota vehicular, es decir, su tecnología.
“Si la gasolina cumple con los estándares establecidos se estará controlando parcialmente el problema de la contaminación del aire. El problema recae en que todo proceso de combustión genera contaminantes. En el caso del transporte en ciudades, cuando hablamos de millones de vehículos privados, es imposible resolver el problema pensando únicamente en la calidad de los combustibles.
“La introducción de combustibles con bajo nivel de azufre desde hace una década ha sido efectiva en el control de la contaminación por dióxido de azufre y partículas formadas por sulfatos, al menos en la Ciudad de México. Hoy, los niveles de dióxido de azufre están por abajo de las normas de protección a la salud.
“Además de cumplir con el contenido de azufre, las gasolinas tienen que cumplir con contenidos máximos de hidrocarburos aromáticos, olefinas y oxigenados, así como también con determinados parámetros físicos como la presión de vapor y características en su destilación.
“El contenido de hidrocarburos aromáticos, olefinas y compuestos oxigenados es muy importante por su toxicidad, impacto en la eficiencia de la combustión, reducción o aumento en la emisión de óxidos de nitrógeno (NOx)y monóxido de carbono (CO), y su potencial para formar contaminantes secundarios como el ozono (O3) y partículas finas (PM2.5).
“El problema de la contaminación en estas ciudades está en los altos niveles de estos dos últimos contaminantes. Ambos se forman por reacciones en el aire entre los llamados contaminantes precursores, compuestos orgánicos volátiles (COVs) y NOx, cuyo origen principal en nuestro caso son las emisiones vehiculares.
“Los convertidores catalíticos reducen en parte la emisión de los COVs y NOx siempre y cuando el contenido de azufre en el combustible sea bajo. Combustibles con altos contenidos de azufre ‘envenenan’ los convertidores catalíticos y su eficiencia se pierde drásticamente. Aquí la importancia de reducir aún más el contenido actual de 30 ppm de azufre para aumentar la eficiencia de los convertidores catalíticos y reducir directamente las emisiones vehiculares de CO, COVs y NOx, e indirectamente las concentraciones en el aire de O3 y PM2.5”.
—¿La adulteración de refinados como gasolina o diésel que se expende en el mercado mexicano incide en los niveles de contaminación? ¿De qué manera?
—No creo que los combustibles en el sector transporte sean adulterados. Sería catastrófico si sucediera, pues hasta hoy Pemex es la única empresa que los distribuye en el país. De ser cierto, sería irrefutable que México es un país bananero, un país donde el Estado no cumple con su misión de proveer seguridad a sus ciudadanos. En el caso de Pemex, combustibles limpios que cumplan con las regulaciones establecidas.
“En la industria sí es común que se utilicen de manera ilegal combustibles sucios. En casos extremos, en lugar de usar diésel, por ejemplo, algunas empresas queman ilegalmente llantas, aceite usado y basura en sus calderas”.
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—¿De qué país procede la gasolina más contaminante que se importa a México?
—Entiendo que la mayoría de la gasolina que se importa viene de Estados Unidos, Europa y China. Los representantes de Pemex aseguran que todo embarque de gasolina se certifica en cuanto a su formulación y especificaciones, tanto en su lugar de origen como al recibirlo en México.
“De ser cierto lo anterior, no debería ser cuestionada la calidad de los combustibles en función de su origen. “Los ciudadanos tenemos que exigir al gobierno transparencia total en la compra de los combustibles y que demuestre dicha certificación”.
—¿Cuál es la calidad de la gasolina importada con respecto a la que produce Pemex en sus refinerías?
—Pemex ha invertido paulatinamente en sus sistemas de refinación para cumplir con la producción de combustibles bajos en azufre. Desafortunadamente nuestro petróleo es muy rico en azufre, es decir, es sucio, por lo que la producción de combustibles con ultrabajo contenido de azufre es costosa. Sin embargo, las inversiones realizadas a lo largo de la última década, al parecer, deben ser suficientes para que toda la gasolina que produzca Pemex cumpla con la regulación de 30 ppm de azufre a partir de este año. De cumplirse esto, no debería de existir diferencia en la calidad de las gasolinas importadas con la producida por Pemex.
—En México se ha comentado ampliamente que hay una fuerte importación de gasolina de origen chino que es altamente contaminante, ¿cuál es su opinión al respecto?
—Si se cumplen las certificaciones de calidad y se evalúa honestamente la formulación de todos los embarques, no debería de ser relevante si el origen de la gasolina es chino, texano o francés. Sin embargo, dado el deterioro de las instituciones del país y nula transparencia por parte del gobierno, es justo preguntarnos si los combustibles provenientes de China cumplen con lo estipulado por la ley. Esto a sabiendas de que los chinos son pragmáticos para hacer negocios. Se adecuan al entorno y saben muy bien negociar por debajo de la mesa.
—En concordancia con las medidas que se han aplicado en la Ciudad de México y zona metropolitana sobre los contaminantes del aire, ¿qué tipo de medidas deben aplicarse a la producción de combustibles?
—Es imperativo evaluar e informar continuamente la formulación y calidad de los combustibles que consumimos. Seguir disminuyendo el contenido de azufre en la gasolina y diésel hasta alcanzar, por lo pronto, los estándares establecidos en Europa y Estados Unidos de 10 ppm. Abastecer a todo el país de combustibles con contenido ultrabajo de azufre.
“También formular combustibles en función de las características de nuestras ciudades y flota vehicular; no copiar formulaciones diseñadas para ciudades estadounidenses o europeas.
“Y, sobre todo, no detener más la promulgación de normas oficiales para el control de la calidad de los combustibles y emisiones vehiculares. Por ejemplo, implementar inmediatamente la actualización de la NOM-044 sobre la emisión máxima para transportes pesados que lleva más de un año postergada por meras cuestiones políticas e intereses económicos particulares”.
—Derivado de la reforma energética se ha liberado el sector de gasolinas, con lo que, a partir de 2018, los privados podrán producir y vender refinados, además de la libre importación, ¿qué medidas se deben tomar al respecto considerando el tema medioambiental?
—Todo combustible que se venda en el país, ya sea producido por Pemex o cualquier empresa privada, necesita ser certificado por organismos independientes y confiables. La ley debe ser clara. De no cumplir un combustible con la formulación y características estipuladas deberá quitarse del mercado inmediatamente y castigar severamente a la empresa que lo produzca o distribuya.
—Desde el punto de vista medioambiental, ¿cuáles son los riesgos de la apertura del mercado de gasolinas?
—El abrir el mercado de los combustibles a la iniciativa privada es un error mayúsculo. Si es difícil, ¿imposible?, controlar la calidad de los combustibles que produce y vende Pemex, una empresa estatal al servicio de los mexicanos, será imposible hacerlo con empresas transnacionales asociadas con empresarios nacionales cuyo único objetivo es obtener la mayor ganancia económica en el menor tiempo posible.
“Terminaremos quemando combustibles de muy baja calidad, a precios de la mejor. La emisión de contaminantes puede incrementarse severamente. Tal vez cuiden la calidad de la gasolina en la Ciudad de México para evitar que se desborde el problema del ozono aún más, pero dudo que lo hagan en cualquier otro lugar. Solo la Ciudad de México cuenta con un sistema confiable de monitoreo de la calidad del aire en todo el país.
“Esto tendrá un costo en salud pública enorme. El número de muertes prematuras por exposición a contaminación del aire aumentará y reducirá la expectativa de vida de los mexicanos varios meses, y en caso extremos, hasta unos pocos años.
“Cabe preguntarnos: ¿qué interés tienen BP, Exxon, Repsol o Gulf, por ejemplo, en la salud de los mexicanos? ¿Realmente ofrecerán gasolinas que reduzcan al máximo su impacto ambiental en función de las características de nuestras ciudades? ¿Sus expendios de gasolina cumplirán con las regulaciones de almacenamiento y distribución, como sistemas de recuperación de gases, exigidos en sus países de origen? ¿Por qué habrían de respetar la legislación mexicana si les es económicamente más redituable cabildear con los legisladores mexicanos? Ojalá me equivoque”.
—En un libre mercado de gasolinas, ¿qué tipo de regulación, inspecciones u otro tipo de medidas deben aplicarse para evitar que se expendan en el mercado gasolinas de mala calidad?
—Antes de abrir el mercado de los combustibles, y de energía en general, México tenía que haber construido instituciones sólidas y confiables para verificar y asegurar el cumplimiento de la legislación. Es imperativo monitorear la calidad de los combustibles de manera continua y transparente. La sociedad debe de tener acceso a la información de los combustibles que está comprando.
“Al abrirse el mercado internacional, las regulaciones y normatividad internacional es la que se debería de haber establecido de antemano. Por ejemplo, debería de ser obligatorio que toda petrolera transnacional venda gasolina con no más de 10 ppm como están obligadas a hacerlo en sus países de origen en Europa y Estados Unidos”.
—¿Qué ventajas o desventajas encuentra en la apertura del mercado de gasolinas en términos medioambientales?
—Además de los problemas de salud pública mencionados, tenemos que voltear a ver los múltiples desastres ambientales que han generado en todo el mundo las petroleras transnacionales a las que el gobierno les está abriendo la puerta.
“Sinceramente, espero que no vengan a instalar plantas de refinación. Tenemos el ejemplo reciente de Pajaritos, que había sido concesionado un par de años atrás a un particular. En Nigeria, por ejemplo, es frecuente el que las refinerías revienten causando cientos de muertes y contaminen pueblos enteros y miles de hectáreas, de manera no muy diferente a lo que está sucediendo en México con las mineras concesionadas a empresarios mexicanos y canadienses.
“De manera similar, si no somos capaces de monitorear la calidad de los combustibles de Pemex, ¿cómo vamos a controlar las emisiones de contaminantes a la atmósfera e impactos ambientales si llegan estas empresas a refinar combustibles? Si no somos capaces de quitar las plumas de color verde-amarillento llenas de azufre que expiden las chimeneas de nuestras refinerías, ¿cómo vamos a obligar a que lo hagan las refinerías privadas que lleguen?”.