Por ahí anda alguien que asegura que ya
nació la persona que vivirá hasta mil años. Aubrey David Nicholas Jasper de
Grey, gerontólogo biomédico inglés, director científico de la Fundación para la
Investigación Senescencia Negligible Ingenierizada (SENS, por sus siglas en
inglés) es quien lo afirma con absoluta seguridad.
Jasper de Grey habla de un método de intervención capaz no sólo de
frenar el deterioro de los tejidos del cuerpo humano sino también de eliminar
el daño ya acumulado; que se traduce en una esperanza de vida indefinida, o
mejor aún, sin límite.
Por lo pronto, lo que sí ha resultado cierto es la capacidad de Jasper
de Grey para convencer a más de uno; con donantes como Google y PayPal, la
organización SENS ha recaudado millones de dólares para continuar con los
trabajos de investigación, diana de críticas por parte de científicos que
cuestionan tanto la ética como su viabilidad.
En 2005, la revista del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT,
por sus siglas en inglés) retó a los científicos a refutar los argumentos de De
Grey: el biólogo molecular que pudiera demostrar que “SENS está errada e es indigna
de debate por mentes cultivadas” recibirá un premio de 20 mil dólares; monto
que aún espera ganador.
La propuesta de Jasper de Grey deambula en ese espacio en el que las
ideas deben ser probadas, que algunos consideran intrigantes, que todos son
libres de cuestionar; ideas que aunque no cuentan con el asentimiento de muchos
científicos, pero tampoco son demostrablemente erradas.
Para De Grey, el asunto de hacerse viejo es una enfermedad que se cura
si se trata como un “problema de ingeniería”. Su plan consiste en identificar
los componentes que hacen que el tejido humano envejezca y diseñar remedios
para cada uno de ellos, previniendo la enfermedad y, finalmente, retrasando la
muerte.
“No concibo nada como inevitable; soy tecnólogo y humanitario, y eso
significa que estoy interesado en desarrollar nuevas tecnologías para resolver
cualquier problema que deba enfrentar la raza humana”, asegura el científico sin
atisbos de duda. Escribió, para su causa, lo que llama “un mapa de ruta biológico”
para derrotar las enfermedades asociadas con la vejez y, por lo tanto, “a la
vejez misma”.
En su diagrama, De Grey pretende frenar la vejez al tiempo que también
explora la terapia celular, que moviliza las células madres que tenemos y que
luchan incansables contra lo inevitable. “La terapia celular no hace más lento el
envejecimiento, no cambia el ritmo del proceso con el que el cuerpo se hace
daño a sí mismo, logra más bien reparar ese daño después de que el cuerpo se lo
ha hecho, y eso constituye rejuvenecimiento fidedigno”, añade.
No se amedrenta ante los detractores, como Tilo Kunath, del Centro para
la Medicina Regenerativa de la Universidad de Edinburgo, en Escocia, que clama
a los cuatro vientos que de Grey está “100% equivocado”; dice que debería
probar su mapa en al menos un animal, y no lo ha conseguido ni siquiera con un
ratón: “es imposible que vivamos por más de 120 años ahora y en el futuro
cercano”.
Jasper de Grey continúa su trabajo sin caer en provocaciones: “No
tendríamos fuego ni rueda ni antibióticos si no fuera por personas que se
dijeron a sí mismos: no, no debemos aceptar que el mundo sea así”. Dice que con
sólo recorrer el primer tramo de su mapa, se rebasaría con creces las siete u
ocho décadas que se tienen como lapso de vida de cualquier individuo.