El tema del calzado infantil a temprana edad se volvió un tema viral las últimas semanas en México. Sin embargo es importante ver los criterios pediátricos del crecimiento de los píes de los más pequeños de casa.
Entre los dos y los cuatro años, el cuerpo infantil atraviesa una de las etapas más intensas de crecimiento, y los pies no son la excepción. En este periodo, los niños pueden aumentar hasta dos tallas de calzado por año, lo que no solo implica un gasto recurrente para las familias, sino también una atención especial a la salud podológica para evitar complicaciones futuras.
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Según la Asociación Española de Podología Infantil (AEPI) y datos recopilados por el American Podiatric Medical Association (APMA), este crecimiento acelerado está vinculado con el desarrollo de los huesos, músculos y ligamentos del pie, que aún no han adquirido su forma definitiva. De hecho, hasta los cuatro o cinco años, el arco plantar no está completamente desarrollado, lo que hace esencial el uso de un calzado adecuado y revisiones periódicas.
¿CUÁNTO CRECEN LOS PIES EN ESTA ETAPA?
De acuerdo con la APMA, entre los 12 y los 30 meses, los pies de un niño pueden crecer en promedio 1.5 cm por año, y entre los 30 meses y los 4 años, el ritmo se mantiene aunque comienza a ralentizarse. En términos prácticos, esto se traduce en un cambio de talla cada 4 a 6 meses.
La AEPI recomienda medir los pies de los niños al menos tres veces al año, ya que el uso de calzado inadecuado —ya sea por talla o por forma— puede ocasionar problemas como juanetes, dedos en garra, pie plano o alteraciones posturales.
MÁS QUE TALLA: SALUD DEL PIE INFANTIL
El crecimiento no solo implica un cambio de talla, sino también una mayor actividad física. Los niños de 2 a 4 años comienzan a correr, saltar y explorar, lo que exige un apoyo adecuado del calzado para evitar lesiones. Los expertos insisten en que los zapatos deben ser flexibles, ligeros, con suela antideslizante y sin costuras internas que puedan rozar la piel o modificar la marcha natural del pequeño.
Además, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) señala que durante esta etapa también se consolidan los patrones motores gruesos, por lo que la observación de la forma de caminar y correr puede ayudar a detectar a tiempo alteraciones ortopédicas.
¿QUÉ DEBEN HACER LOS PADRES?
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Revisar el calzado frecuentemente: Un zapato que quedó justo en abril puede ser demasiado pequeño en julio. La incomodidad al caminar o el rechazo a usar cierto par pueden ser señales de alerta.
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Acudir a revisiones podológicas anuales, especialmente si existen antecedentes familiares de problemas ortopédicos.
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Evitar el calzado heredado, ya que cada pie es único y los zapatos se adaptan a la forma del usuario anterior.
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Permitir que el niño camine descalzo en casa (en superficies seguras), lo que favorece el desarrollo natural del pie y mejora la propiocepción.
UN TEMA DE SALUD PÚBLICA
Aunque el crecimiento del pie puede parecer un asunto menor, los expertos lo consideran un indicador clave del desarrollo físico infantil. Una talla mal atendida no solo causa molestias, sino que puede repercutir en la postura, el equilibrio y el bienestar general del niño.
En resumen, entre los 2 y los 4 años, los pies crecen rápidamente y necesitan una atención especializada. La vigilancia de los padres, sumada a la asesoría médica adecuada, puede marcar la diferencia entre un desarrollo saludable y la aparición de futuros problemas podológicos. Como bien indica la APMA, “unos pies sanos son la base de un cuerpo sano”. N