Un dispositivo cerebral permitió que un hombre sin extremidades pudiera jugar videojuegos, lo que demostró el potencial de las interfaces cerebro-computadora (BCI) que actualmente se prueban en China.
En la carrera por desarrollar chips cerebrales, el país asiático está destinando importantes recursos con el objetivo de ofrecer mayor autonomía a personas con parálisis, según un artículo publicado este viernes en Nature.
El sistema BCI, desarrollado por la empresa de tecnología médica StairMed, con sede en Shanghái, guarda similitudes con los implantes creados por Neuralink, la compañía de Elon Musk ubicada en Fremont, California. Sin embargo, a diferencia de estos últimos, el dispositivo chino incorpora menos sondas, presenta un tamaño más reducido y resulta menos invasivo.
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“En comparación con Estados Unidos, China no tiene una larga trayectoria en este campo, y muchos de los dispositivos que se están probando allí son versiones simplificadas de los desarrollados por empresas estadounidenses. Sin embargo, la investigación en BCI en China está avanzando a un ritmo acelerado”, señala Zhengwu Liu, ingeniero eléctrico de la Universidad de Hong Kong.
Los investigadores en China avanzan en este campo desde varios frentes. Según Christian Herff, ingeniero neuronal de la Universidad de Maastricht, en los Países Bajos, trabajan en mejorar tanto los algoritmos que decodifican datos neuronales como los dispositivos de implantación. Incluso Herff coorganizó una reunión sobre interfaces cerebro-computadora en Shanghái el año pasado.
LOS IMPLANTES CEREBRALES DE CHINA Y ESTADOS UNIDOS QUE SORPRENDEN AL GREMIO CIENTÍFICO Y MÉDICO
El gobierno chino ha clasificado a los sistemas cerebro-computadora como una prioridad en materia de innovación. Las agencias de financiación respaldan esta iniciativa con recursos económicos. “Muchos científicos jóvenes forman parte de esta nueva ola de BCI en China y mantienen vínculos con la industria”, apunta Yuanning Li, neurocientífico computacional de la Universidad Tecnológica de Shanghái.
Además, el país dispone de una infraestructura médica sólida y una población adecuada para realizar pruebas y validar nuevas tecnologías, explica Li. “Los avances obtenidos aquí pueden beneficiar tanto a pacientes como a investigadores de todo el mundo”.
Actualmente un dispositivo cerebro-computadora que se está probando en personas es NEO, que puede restaurar el movimiento de la mano en una persona con parálisis mediante un guante neumático. Para ello, se colocan ocho sondas en la duramadre, la membrana externa que rodea el cerebro.
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A tenor de la revista académica Nature, la primera persona que recibió el dispositivo, en octubre de 2023, logró fortalecer y acelerar su agarre. Hoy en día, tras 20 meses con el dispositivo, puede usarlo para comer y beber.
En tanto, otro equipo ha profundizado un poco más en el cerebro. En julio de 2024, neurocirujanos de Shanghái implantaron un dispositivo con 256 sondas en la corteza neuronal de una mujer con epilepsia. Tras dos semanas de práctica, pudo usar el dispositivo, diseñado por NeuroXess, empresa de BCI con sede en China, para usar aplicaciones de redes sociales y controlar una silla de ruedas.
Por otra parte, apenas en junio pasado, un equipo estadounidense utilizó un sistema BCI para permitir que un hombre hablara, e incluso cantara, en tiempo real, con un retraso de 10 milisegundos. El dispositivo capturó la entonación y el tono del hombre. N