Con la llegada de la primavera y el aumento de las temperaturas, mantener el césped verde y saludable se convierte en un verdadero reto. Si no se toman las medidas adecuadas, el jardín puede comenzar a mostrar un aspecto seco y amarillento que arruina su estética y salud. Este deterioro se acentúa aún más con la entrada del verano, cuando el calor extremo y la falta de lluvias provocan un mayor desgaste del terreno.
Para prevenir este problema, expertos en jardinería insisten en la importancia de adoptar rutinas específicas de cuidado durante los meses más cálidos. El riego, la fertilización y el corte regular son esenciales, pero no siempre suficientes cuando el sol aprieta y la humedad escasea.
EVITA ASÍ QUE EL PASTO SE PONGA AMARILLO EN VERANO
Uno de los efectos más comunes del calor excesivo es el cambio de color del césped, que puede pasar del verde al amarillo en pocos días. Esto indica que la hierba se está secando y que el terreno no está recibiendo la hidratación ni los nutrientes necesarios.
Para evitarlo, los especialistas recomiendan reforzar el mantenimiento con acciones adicionales. Una de las más eficaces es la limpieza profunda del césped, eliminando las hojas secas y endurecidas con un rastrillo. Este paso debe realizarse al menos cada dos días para evitar que los residuos se acumulen y dificulten la absorción de agua y oxígeno por parte del suelo.
¿CUÁL ES EL MEJOR MOMENTO PARA REGAR EL CÉSPED?
Tan importante como regar es saber cuándo hacerlo. Regar a pleno sol puede provocar que el agua se evapore antes de ser absorbida por el terreno, reduciendo su eficacia. Por ello, se recomienda regar al final de la tarde o al anochecer, cuando las temperaturas bajan y el agua tiene más tiempo para penetrar en la tierra y alcanzar las raíces.
Además, durante los días de mucho calor, es fundamental que el riego sea abundante y uniforme, cubriendo toda la superficie del jardín para evitar zonas más secas que otras. Si el césped presenta signos de deshidratación, no se debe escatimar en agua.
FERTILIZACIÓN, CORTE Y DRENAJE: ALIADOS INDISPENSABLES
Además del riego adecuado, otros factores influyen en la salud del césped en verano:
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Fertilizar el terreno periódicamente para aportar nutrientes esenciales.
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Cortar el césped con regularidad, pero sin dejarlo demasiado corto, ya que la hierba más alta retiene mejor la humedad.
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Drenar el terreno para evitar encharcamientos o zonas endurecidas que impidan la oxigenación.
Estas prácticas permiten que el césped mantenga su color, textura y resistencia durante los periodos más calurosos del año.
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Cuidar el césped en primavera y verano va más allá del riego ocasional. Requiere constancia, planificación y entender cómo responde la hierba al clima. Con una estrategia adecuada basada en limpieza, riego en el momento correcto y mantenimiento del terreno, es posible mantener un jardín verde, fresco y vibrante incluso en los días más calurosos del año.
Mantén tu césped sano, porque un jardín bien cuidado es mucho más que estética: es calidad de vida al aire libre. N