Se acerca el mes de julio y, con este, los memes sobre el cantante Julio Iglesias; a este personaje las nuevas generaciones lo conocen más por la viralización de chistes que por su voz aterciopelada o su seductora mirada que ha encantado a cientos desde hace años. Su música aparece en las listas de reproducción de nuestras madres, pero su biografía —su vida como mito y como hombre— parece enterrada bajo una gruesa capa de clichés. El español que enamoró al mundo (Libros del Asteroide 2025), el reciente libro del escritor y periodista español Ignacio Peyró, logra abrir una nueva vía de acceso a Julio Iglesias: no desde el espectáculo ni desde la nostalgia, sino desde la literatura.
“Realmente, casi más que preguntarme por qué lo hice, habría que preguntarse por qué no se había hecho antes”, responde Peyró a la pregunta sobre qué lo llevó a escribir una biografía del cantante español más famoso de todos los tiempos. “Solo por su impacto masivo, desde un punto de vista sociológico, ya merecía atención. Y más aún cuando ese éxito global fue tan pionero, viniendo de una España encerrada en sí misma”, agrega.
Lee aquí un fragmento de “El español que enamoró al mundo”
La vida de Julio Iglesias no es sencilla de explicar con los recursos habituales de la crítica musical. No tenía la mejor voz ni la cara más atractiva, tampoco abrazó la revolución ni propuso una lírica innovadora. “Nunca fue moderno: cuando todos se ponían coronas de flores en el pelo, él salía con esmoquin. No iba a tono con su época”, dice Peyró. Y, sin embargo, funcionó. Triunfó a lo grande. “Pertenece a esas cuestiones del genio, del carisma, que se pueden señalar, pero no se pueden explicar”, asegura el autor.
EL PROYECTO LITERARIO DE “JULIO”
El español que enamoró al mundo no es una hagiografía ni un ajuste de cuentas vengativo. Peyró, autor de libros como Pompa y circunstancia y Comimos y bebimos, y actual director del Instituto Cervantes en Roma, ha desarrollado una voz literaria que se mueve entre la investigación periodística seria y el humor, con una lupa fina para las anécdotas que definen a un personaje.
“No es un testimonio de un fan, ni un texto a la contra”, aclara el autor. “He intentado contarlo de la forma más ligera posible, sin psicologismos. Lo mejor era que sus acciones lo definieran. Y además quería llevar a Julio Iglesias a uno de los pocos terrenos donde no había triunfado: el literario”.
La apuesta de Peyró es arriesgada, pero eficaz. Evita el tono sensacionalista, es discreto con lo íntimo —es muy respetuoso, por ejemplo, con los hijos, apenas se menciona a Enrique Iglesias en los últimos capítulos del libro—, y construye un retrato que revela mientras sugiere.

JULIO, ESPEJO DE ESPAÑA
A lo largo del libro, Peyró entrelaza la vida de Iglesias con la historia reciente de España. El cantante no solo fue una estrella global: también fue, de algún modo, un cronista involuntario del cambio social, económico y político de ese país. “Es una figura que aparece en todo: protagoniza el primer divorcio mediático en España, aparece en la España del desarrollismo tardofranquista, en la primera noche electoral de la democracia, cantando en el recuento”, enumera Peyró.
Incluso sufrió en carne propia las tensiones del país: el terrorismo lo tocó directamente a través del secuestro de su padre por parte de ETA. “Julio Iglesias es también alguien que contribuye a dar normalidad y visibilidad a la cultura en lengua no inglesa”, dice el autor. “Mientras Trump borra la web en español de la Casa Blanca, Julio había cantado en español ahí mismo 40 años antes, frente a otro presidente republicano”, dice el autor, y asegura que eso no se puede borrar dando clic a la tecla de eliminar en un ordenador, “aunque sea el ordenador de la Casa Blanca”.
La vida del cantante, leída desde el presente, se vuelve también una metáfora de la cultura pop como mecanismo de ascenso y de encierro. Peyró lo explica con precisión: “Julio Iglesias representa esa idea de felicidad material sin límites: palmeras, playas, coches, vinos, compañías. Pero en el fondo uno ve una vida llena de traumas, de mujeres que lo abandonan, hijos con los que entra en conflicto, y una necesidad constante de no ir más hondo, sino de ir más alto”.
EL REY SOL, EL EGOÍSMO Y LA TERNURA
Una de las escenas más potentes del libro es el momento en que el autor narra la transformación del cantante tras alcanzar la cima a mediados de los años 1980. “Después del 85 es como si sueltas un pájaro en un cuarto. Toca el techo una y otra vez, pero ya no va más allá”, dice Peyró. “No tiene la vocación artística de explorar nuevos ritmos, solo se mantiene”.
Esa permanencia, que podría parecer mediocre, es en realidad una de las claves del mito. “No cambia nada en él salvo las arrugas”, comenta Peyró. Y, aun así, sigue llenando estadios.
En el libro, el autor evita el juicio fácil y prefiere sugerir las sombras a través de las voces de quienes se alejaron. “Me interesaba que fueran otros quienes contaran lo duro, lo conflictivo, lo triste. Yo simplemente narro que lo contaron”, explica. “Julio Iglesias ha sido un gran egoísta, sí, ha puesto el éxito en el centro, por encima incluso de los afectos. Pero también ha sido alguien que ha sabido hacerse perdonar”.
Esa contradicción, entre el narcisismo y la seducción, entre la vanidad y la ternura, es parte del secreto del personaje. “Tiene una falta de recursos espirituales para profundizar, por eso solo busca ir cada vez más alto. Y claro, cuando ya estás arriba, ¿qué más queda?”.
UNA FIGURA ATRAPADA EN SU PROPIO MITO
Peyró reconoce que su objetivo nunca fue demoler ni idealizar a Iglesias, sino ofrecer una visión literaria, compleja y humana. Lo logró, incluso para quienes miran al cantante desde una sensibilidad feminista. “Yo no sé cómo lograste que en algún momento sintiera compasión por él”, le dije durante la entrevista. Y su respuesta fue tajante: “Es que eso también es parte de su don como seductor. Se hace perdonar todo. Es un niño malo, más pícaro que malvado. Y a su alrededor hay una industria que necesita que él no deje de ser él”.
La imagen de Iglesias como capital productivo —como centro de una maquinaria económica y cultural— resuena en el libro sin necesidad de ser subrayada. “Hay un momento en el que ya no puede inventar otra cosa. Y eso, si no es un drama, sí es una contradicción profunda”, reflexiona Peyró.
ENTRE XAVIER CUGAT Y JULIO IGLESIAS
El proyecto de la biografía no fue inmediato. “Al principio quería escribir sobre Xavier Cugat, un español que triunfó en Estados Unidos en los años 1950. Pero luego pensé: ¿voy a dedicarle años de vida a él? Y me dije que no. Que eso era solo un señuelo. Que la verdadera fiesta estaba con Julio Iglesias”.
Así nació este libro, que se lee como una crónica cultural, una meditación sobre la fama y un ensayo sobre los alcances del carisma. Escrito con humor y ágil ritmo narrativo, El español que enamoró al mundo plantea al lector la posibilidad de mirar a Julio Iglesias sin prejuicios, sin ironía, y con una mezcla justa de admiración, desconcierto y afecto.
Peyró, que dice haberse divertido escribiéndolo (“dentro de que escribir es trabajar, escribir sobre Julio es muy divertido”), ha logrado algo insólito: convertir a una figura popular en un personaje literario. Y al hacerlo ha llevado a Julio Iglesias al lugar que nunca hubiera imaginado: las páginas de un gran libro. N