Retrasos en la entrega de automóviles, complicaciones para el abasto de tubos empleados en oleoductos o gaseoductos, escasez de equipo agrícola y hasta el encarecimiento de hornos de microondas, refrigeradores y lavadoras son algunos de los efectos de los aranceles al acero para la industria y los consumidores estadounidenses.
En su intención por preservar la supremacía comercial de Estados Unidos en el mundo, el presidente Donald Trump, quien ha expresado su plan de hacer “rico de nuevo” a su país, plantea esquemas proteccionistas con efectos perniciosos en la cadena de suministro, como los aranceles.
Esta es una posición evidentemente encaminada a frenar el avance industrial de China, el principal productor de acero y aluminio en el mundo.
Las consecuencias en México —situado en el tercer puesto de exportación de este insumo detrás de Canadá y Brasil— también serán serias y plantearán la necesidad de explorar nuevos mercados o profundizar con aquellos donde ya hay comercio de acero.
Cerca del 80 por ciento de las exportaciones mexicanas de este material tienen como destino el mercado estadounidense, con más de 10,000 millones de dólares anuales, además de 2.3 millones de toneladas en productos ya terminados.
LOS EFECTOS DE LOS ARANCELES SON DEVASTADORES
Hay natural preocupación en el sector, expresada en diferentes instancias por la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero bajo el argumento de la nula contribución de esas medidas frente a problemas como la migración o narcotráfico, así como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), cuyo presidente, Francisco Cervantes, también ha manifestado confianza en las negociaciones instruidas por la presidenta Claudia Sheinbaum y encabezadas por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard.
Para la American Chamber of Commerce of Mexico, el arancel representa un retroceso en la integración económica de la región.
El muro arancelario de Trump parte de su convicción de que gran parte de los excedentes de acero chino llegan a Estados Unidos a través de Canadá y México. Ya en 2018, en su primer mandato, aplicó tarifas temporales y entonces se respondió con aranceles a productos agrícolas estadounidenses, lo cual trajo efectos y llevó a negociaciones un año después.
Las barreras comerciales, aunque suelen beneficiar temporalmente a las industrias protegidas, a largo plazo generan ineficiencias y afectan a la economía en general. Del win-win pasan al lose-lose. N
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Salvador Guerrero Chiprés es doctor en Teoría Política por la Universidad de Essex, Inglaterra, y coordinador general del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) de la Ciudad de México. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.