Además de que la iniciativa Mejores Empresas Mexicanas celebró 15 ediciones, en 2024 también se conmemoró el 125° aniversario del nacimiento del artista oaxaqueño Rufino Tamayo, así como el 50° aniversario de la inauguración del Museo de Arte Prehispánico de México, obsequiado por el artista a su natal Oaxaca en 1974.
Para conmemorar estos hitos, MEM y la Oficina de Derechos de Autor Rufino Tamayo (ODART) establecieron una alianza para elaborar un galardón que celebra y destaca el impacto que las compañías medianas tienen en el desarrollo de nuestro país, al mismo tiempo que inmortaliza una pieza inédita del pintor, escultor y grabador mexicano.
De acuerdo con Luis Ferrer Cortés, el concepto de esta pieza nació de un boceto hecho en papel milimétrico, dibujado a mano por el artista, quien tenía como objetivo crear una escultura emblemática de 18 metros para ser colocada en una plaza de Monterrey, Nuevo León.
Tamayo deseaba que esta pieza tuviera únicamente cuatro puntos de apoyo, lo cual en un principio pareció imposible de lograr, por lo que finalmente no se exhibió. Años más tarde este objetivo se cumplió y en 2024 la pieza se convirtió en el emblema de las Mejores Empresas Mexicanas, pues resalta la importancia de la relación entre los empresarios mexicanos y la cultura para apoyar al arte mexicano.
EL GALARDÓN MEM CELEBRA A RUFINO TAMAYO
“Celebramos una colaboración con el sector empresarial a través del programa Mejores Empresas Mexicanas con la finalidad de seguir difundiendo la figura de Rufino Tamayo, quien simboliza y encarna al mexicano universal que, sin renunciar a su origen e inspirado por sus raíces, busca su lugar en el mundo”, explica Marcela Ferrer, representante de la ODART.
Tamayo fue uno los pintores mexicanos más reconocidos a nivel mundial. Su arte se construyó mediante la tradición indígena prehispánica y las plásticas modernas nacidas en Europa y trasladadas a Estados Unidos.
Para el maestro oaxaqueño, el valor del artista nacía en el arte en sí mismo, la plástica, la técnica y la estética. A lo largo de su carrera siempre buscó crear nuevas lecturas del arte y construir lenguajes plásticos para su obra, pues deseaba que su arte lo reconocieran no solo los mexicanos, sino todos los humanos, ya que para él la cultura era universal.
La producción de las réplicas de esta obra se realizó en exclusiva para las compañías galardonadas por Mejores Empresas Mexicanas. Consistió en una edición original de 130 piezas certificadas y seriadas por la ODART.
Además, se produjo una serie limitada de 50 piezas adicionales disponibles para su adquisición por parte de las empresas galardonadas, cuyas ganancias se destinaron a diversos proyectos sociales y culturales de la Fundación Olga y Rufino Tamayo y la ODART. N