A través de una narración profundamente inmersiva y cuidada, Uri Bleier nos invita a adentrarnos en un mundo donde el lenguaje, las elecciones de vida y los lazos afectivos construyen una realidad que, aunque ficcional, resuena con autenticidad y respeto.
“En la primera novela que escribí hace mucho tiempo ya había un personaje trans”, explica Uri. “Entendí que cuando uno se acerca a experiencias muy diferentes a las que vive, terminas romantizando y exotizando un mundo que realmente no atraviesas desde dentro”.
Este descubrimiento fue clave para el desarrollo de su obra, ya que le permitió abordar el tema desde una óptica de investigación profunda y empatía genuina, construyendo una voz que trascendiera las ideas preconcebidas mientras le permitía dialogar con personajes interesantes para el autor, como el cantante Juan Gabriel.
El proceso creativo de la novela revela el nivel de compromiso del autor, que se sumergió en la voz del personaje con una técnica casi actoral. Durante la pandemia, Bleier se sumergió en el universo que buscaba retratar, estableciendo una conexión con C, una mujer trans cuya historia sirvió como hilo conductor de la narración.
“Conforme fuimos hablando y generando una relación, ella me permitió que su historia fuera la columna vertebral de esta voz y de esta novela. A partir de esa serie de entrevistas empecé a ficcionar”, comenta el autor de Esta cuerpa mía (editorial Alfaguara), quien al momento de las entrevistas con C ni siquiera sabía si la novela se publicaría. Esta obra se lee como un testimonio ficcionalizado que evita exotizar y, en cambio, honra la complejidad y dignidad de sus personajes.
Uno de los aspectos más destacados de Esta cuerpa mía es su lenguaje. “Tengo un amor total y absoluto al español mexicano”, afirma el autor, que inicia la obra con: “Buenas, buenas. Ya llegué, ya arribé, ya estoy aquí”. En la novela, este amor se traduce en una exploración lingüística donde el español de las calles y los barrios cobra protagonismo.
Tengo un amor total y absoluto al español mexicano
“Me doy cuenta de que son las mujeres trans, sobre todo trabajadoras sexuales de un contexto marginalizado, barrializado, etcétera, las que han trabajado con el lenguaje como herramienta política y social para existir, nombrarse, habitar el mundo y relacionarse con los demás”. Esta perspectiva no solo otorga a la obra un registro poético y callejero que captura la esencia de sus personajes y escenarios, sino que revela cómo el lenguaje funciona como un acto de resistencia cultural frente a las narrativas hegemónicas.
La primera persona en la narrativa responde también a una decisión consciente de Bleier para “desaparecer” como autor y permitir que la voz del personaje principal, Mónica, brille con fuerza. “Yo necesitaba olvidarme de mí y la única manera de perderte es tomando completamente otra voz”, explica, y agrega que para escribir iba todos los días al mismo café, a sentarse en la misma silla, a escuchar la misma playlist y, así, “entrar en personaje”. Este enfoque desafía a los lectores a cuestionar sus propios prejuicios y percepciones sobre los márgenes de la sociedad. La voz de Mónica es tan auténtica que podemos escucharla hablar mientras la leemos.
ESAS PERSONAS QUE TE “ADOPTAN”
Uno de los temas centrales de la novela es el concepto de la familia elegida, un espacio de apoyo y pertenencia que surge en contraposición a los juicios y rechazos de la sociedad; esas personas que te “adoptan” y te aceptan tal como eres cuando tu familia sanguínea te rechaza por considerar que vives fuera de su normatividad.
Así sucede con Mónica, que al llegar a Tijuana es acogida por Rosy, otra mujer trans, trabajadora sexual que vende drogas, y que logra ver más allá de Leonardo para decirle a la protagonista: “No, tú no eres Leonardo; eres Mónica”.
“Claro que hay familias elegidas, claro que hay una tremenda, total y absoluta ternura en estos espacios que nosotros como sociedad condenamos al ostracismo”, reflexiona Bleier. Este concepto, analizado desde estudios sociológicos, revela cómo estos vínculos ofrecen amor y reconocimiento en un mundo que a menudo niega ambas cosas. Además, muestra cómo las familias elegidas construyen redes de solidaridad que desafían las estructuras tradicionales de exclusión.
La obra también nos enfrenta a la cruda realidad de la vida sin garantías, y nos da momentos de esperanza que a menudo se ven truncados. El primer capítulo del libro se titula La lotería: “La vida es una lotería. Naces y te dan un cartoncito en el que hay una serie de personajes. Con eso es con lo que tienes que trabajar, no hay manera, no puedes cambiar el cartoncito”, dice el autor, refiriéndose a la idea de que las circunstancias iniciales de una persona marcan profundamente su destino.
Sin embargo, Esta cuerpa mía también destaca la capacidad de resistencia y creatividad de quienes habitan los márgenes, mostrando que incluso en los entornos más adversos hay espacio para la belleza y la resiliencia. Este enfoque se alinea con teorías de la marginalidad que enfatizan cómo las comunidades vulnerabilizadas desarrollan estrategias de resiliencia y creación frente a las adversidades.
Finalmente, Uri subraya la importancia de tratar su obra como una ficción, a pesar de su base en experiencias reales. “Todo el libro para mí es un gran homenaje a C, es un homenaje a su vida, pero tiene que ser tratado como una ficción porque eso es”, explica. Este enfoque permite al autor transmitir las emociones y experiencias de sus personajes de manera íntima y significativa, al tiempo que protege las identidades y vivencias reales que inspiraron la historia.
Esta cuerpa mía es una novela que desafía, conmueve y abre ventanas hacia mundos que merecen ser vistos, entendidos y escuchados. Con un lenguaje auténtico y una narrativa cargada de empatía, Uri Bleier nos recuerda el poder de la ficción para conectar, cuestionar y transformar. N