Es bien sabido que las mujeres suelen asumir la mayor parte de las tareas domésticas, incluso cuando ambos miembros de la pareja tienen trabajos. En Estados Unidos, las mujeres en matrimonios heterosexuales que ganan lo mismo que sus esposos dedican más del doble de tiempo a las labores del hogar (carga familiar) que ellos, según un estudio del Pew Research Center retomado por Newsweek.
En su favor, los hombres asumen cada vez más responsabilidades en el hogar: aproximadamente la mitad de las parejas estadounidenses afirman que comparten las tareas domésticas al 50 por ciento. Sin embargo, si bien la ejecución física de estas tareas puede estar más repartida entre las parejas, la carga mental sigue recayendo principalmente sobre las mujeres y está afectando su salud mental.
En un estudio publicado en la revista Archives of Women’s Mental Health, investigadores de la Universidad del Sur de California analizaron datos de 322 madres en relaciones heterosexuales con niños pequeños para determinar el alcance de estas disparidades de género y cómo podrían afectar la salud de las mujeres.
“Aunque la división del trabajo doméstico no remunerado se ha estudiado como un factor impulsor de la desigualdad de género global, la dimensión cognitiva del trabajo doméstico (planificar, anticipar y delegar tareas domésticas) ha recibido menos investigación empírica”, escribieron los investigadores.
Se pidió a las mujeres que evaluaran la división del trabajo doméstico cognitivo y físico en 30 tareas domésticas comunes, entre ellas cocinar, limpiar, lavar la ropa, hacer las compras, el transporte y la coordinación de citas médicas y actividades extracurriculares.
Si bien la carga física de estas tareas se dividió de manera más o menos uniforme entre hombres y mujeres, las madres asumieron desproporcionadamente la carga cognitiva de recordar, anticipar y delegar estas tareas.
CARGA FAMILIAR: EL TRABAJO COGNITIVO DEL HOGAR
En promedio, las madres declararon asumir aproximadamente 73 por ciento de todo el trabajo cognitivo del hogar (carga familiar), mientras que sus parejas asumieron 27 por ciento. La disparidad fue menor, pero aún significativa, en el caso del trabajo físico, donde las mujeres asumieron alrededor del 64 por ciento de todo el trabajo físico del hogar en comparación con 36 por ciento de sus contrapartes.
Los investigadores también descubrieron que las madres que asumían una mayor parte de estas tareas cognitivas del hogar presentaban niveles más elevados de depresión, estrés, insatisfacción en las relaciones y agotamiento. De hecho, las disparidades cognitivas en el trabajo tenían un efecto más profundo en el bienestar psicológico de las mujeres que las diferencias en su carga de trabajo físico.
“Los efectos particularmente nocivos del trabajo cognitivo pueden deberse, en parte, a su invisibilidad: si bien es fácil ver quién está cortando las verduras para la cena, el trabajo de planificar una rotación semanal de comidas puede pasar desapercibido para otros miembros de la familia, o incluso para uno mismo”, escriben los investigadores.
Sin embargo, había una tarea en la que los padres tenían significativamente más probabilidades de encargarse tanto de la planificación como de la ejecución: sacar la basura.
Por supuesto, este estudio se basó en una muestra relativamente pequeña de datos subjetivos. Aun así, es uno de los primeros estudios que investiga tanto las dimensiones cognitivas como físicas de las tareas domésticas dentro del mismo hogar y marca un paso importante en la cuantificación del trabajo cognitivo “invisible” y sus consecuencias para la salud de las mujeres.
En cuanto a México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que el valor económico del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados representa 24.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, y casi tres cuartas partes de esta contribución provienen de las mujeres. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)