La resistencia a los antimicrobianos (RAM) es uno de los mayores desafíos de salud pública a nivel global. Se refiere a la capacidad de microorganismos (bacterias, virus, hongos y parásitos) para resistir el efecto de los medicamentos diseñados para eliminarlos o detener su crecimiento. En ese tenor, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó este martes 3 de septiembre la primera guía para frenar la contaminación en la fabricación de antibióticos. ¿De qué trata?
“La resistencia a los antimicrobianos (…) se debe en gran medida al mal uso y al uso excesivo de antibióticos, incluso cuando muchas personas en el mundo no tienen acceso a estas medicinas esenciales”, precisó la OMS en un comunicado.
El organismo de las Naciones Unidas alertó que la aparición y difusión de la resistencia a los antimicrobianos, provocada por la contaminación con antibióticos, podría disminuir la eficacia de estos medicamentos, incluso de aquellos fabricados en las instalaciones responsables de la contaminación.
Si bien los altos niveles de contaminación por antibióticos están ampliamente documentados, el problema no está regulado en gran medida y los criterios de garantía de calidad generalmente no abordan las emisiones ambientales. Se han reportado altos niveles de antibióticos en las aguas residuales, según la OMS.
Además, los consumidores no reciben suficiente información sobre cómo desechar los antibióticos no utilizados, por ejemplo, cuando los medicamentos han caducado o cuando se termina un tratamiento, pero les sobra fármaco.
“Los desechos farmacéuticos de la fabricación de antibióticos pueden facilitar la aparición de nuevas bacterias resistentes a los medicamentos, que pueden propagarse globalmente y amenazar nuestra salud”, dilucidó Yukiko Nakatani, subdirectora general de la OMS para la resistencia a los antimicrobianos en funciones.
RIESGOS PARA LA VIDA ACUÁTICA POR LA CONTAMINACIÓN DE ANTIBIÓTICOS
La nueva guía fue elaborada en colaboración con un grupo diverso de expertos internacionales que incluyó representantes del mundo académico, reguladores, inspectores, organizaciones internacionales y otros sectores. Su propósito es prevenir la aparición y propagación de la resistencia a los antibióticos.
De acuerdo con la guía de casi 100 páginas, más de 1 millón de muertes en el mundo podrían haberse atribuido a infecciones resistente a los antibióticos en 2019 y 4.95 millones a la RAM.
En el documento se establecen objetivos basados en la salud humana para reducir el riesgo de aparición y propagación de la resistencia a los antimicrobianos, así como objetivos para abordar los riesgos para la vida acuática causados por todos los antibióticos destinados al uso humano, animal o vegetal.
Además, se cubren todos los pasos desde la fabricación de los ingredientes farmacéuticos activos y la formulación, hasta los productos terminados, incluyendo el envasado primario.
La OMS destacó que existe una falta de información accesible sobre el daño ambiental causado por la fabricación de medicamentos, e indicó que varios organismos internacionales solicitaron la guía, incluidos los ministros de salud de las economías del G7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos), así como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). N